Escribe:
Víctor Alvez

Contrato matrimonial, sociedad conyugal, acuerdo nupcial. Acepciones todas que a un semiólogo lo invitarían a interpretar que se refieren a una sociedad comercial y no a una relación amorosa.
Pero la gente sabe de qué se trata: del matrimonio (una de las principales causas de divorcio, abonarían los más bromistas), una relación de amor o de conveniencia que se certifica ante un Registro Civil, para dejar las cosas en claro.
Pero no tan sólo la realidad sería ésta, la de los que pasan por el Registro Municipal, sino los que deciden “juntarse”, es decir, convivir por años, con hijos incluidos, sin la formalidad de la libreta.
Los testimonios recogidos para este informe cuentan que su separación fue por infidelidad, maltrato físico o psicológico, entre otros aspectos, pero todos llegan al puerto de lo difícil de la convivencia y la imposibilidad de hacer acuerdos. En todos, la falta de tolerancia entre las partes es sumamente visible.
Según datos del Registro Civil, se asentaron en el año 2010, 320 enlaces matrimoniales contra 116 divorcios.
Esto, debe quedar claro, no es indicativo de una cifra o porcentaje real de la cantidad de separados, puesto que, no todos concluyen el trámite que empieza en Tribunales y termina en el Registro con el asentamiento de la baja del matrimonio. Es más, muchos otros ni siquiera empiezan el trámite de divorcio por el costo o desavenencia entre ambos.
En el caso de los concubinatos, sólo queda algún asentamiento formal cuando se requiere por razones económicas (división de bienes, tenencia de los hijos).

s ¿Amor o
mercado?

Lo que pretendía ser una foto es sólo una parte, dado lo intrincado del asunto. Los entrevistados sólo marcan el síntoma (infidelidad, agresión, incomunicación), pero la causalidad tiende a ser principalmente de índole económica.
Bien lo dice la licenciada Mónica Conci en el recuadro de la página 6: “Esta época expone a los sujetos a un goce excesivo del objeto con la consecuente caída de los ideales y desmentida de los ‘universales’ ”.
Así también lo indica el abogado Gabriel Mussati: "Las causas son económicas. La forma de vida actual atenta contra la convivencia de la pareja".
Los vínculos están cruzados por el mercado, cambiando la "valoración simbólica" del individuo y de las instituciones tradicionales como el caso del matrimonio.
Uno ha dejado de ser "ciudadano" para convertirse en "consumidor"; la promoción del goce por el objeto genera frustración a quien no puede alcanzarlo. La búsqueda de la “felicidad total”, también, porque no existe.
El hombre despersonalizado ha dejado de ser él, para cumplir un rol en el sistema productivo: uno es comerciante, empleado y también desocupado.
La virulencia del mercado es tan fuerte, que ha desplazado o relativizado el relato madre de Occidente que no es otro que "los valores cristianos", los que, más allá de las creencias, marcaban un rumbo.
La respuesta de los separados marca palabras como “propiedad”, “independencia económica”, “conveniencia”, “exigencias del mercado”, “mercado laboral” y “negociación”.
Muy pocos hablan de amor. ¿Se habrá ido por la ventana?
@ ¡Tenés que aguantar, hija!

Ana, 42 años, empleada:
"La mentalidad de la mujer ha cambiado y se anima a tomar decisiones, se anima al cambio, el hombre ve que va mal y se queda como está. Antes tu mamá te decía: ‘Tenés que aguantar hija...’ ”. Antes, la observación periodística de la falta de tolerancia de las partes, confesaba: "Estamos en una época en que todo es descartable, cambiamos el celular o el auto por algo nuevo o distinto, no le damos valor a lo que tenemos".
Ante el requerimiento de si los hijos resquebrajan la intimidad de la pareja, decía: "Es que a la mujer se le suman cosas, trabajar, cuidar los hijos y ser ama de casa. El machismo está enraizado, los hombres se ponen celosos de sus hijos, no comparten la tarea de lavar los platos, no ayudan como una forma de hacerte sentir todo la responsabilidad por haber salido a trabajar afuera..."
@ ¡¡¡Durísimas!!!
Alicia, 45 años y Susana, 57 años:
"La mujer con su independencia económica ha logrado mayor libertad, fuimos sometidas por siglos por el hombre que te manipulaba con su salario, la mujer perdía su dignidad, tenía que aguantar las amantes y ser la sirvienta de la casa, el hombre se ha quedado en el papel de macho..."
Continuaron con su catarsis diciendo que a la mujer le cuesta separar su rol de madre y ama de casa. "La sociedad hizo que la mujer saliera a trabajar y ahora busca su espacio, trabaja, quiere estudiar...". Interrumpiendo, Susana dijo: "Ni hablar cuando la mujer gana más que el hombre...".
"Muchas son prostitutas de entrecasa, especialmente en las clases media y media alta, se bancan todo, mientras ellas mantengan su nivel de vida. Para separarse la mujer tiene que tener los ovarios bien puestos...". Como dato, tanto Alicia como Susana, no tienen hechos los trámites de divorcio.
@ Cama afuera
María, 36 años, empleada:
La mujer resaltó que lo más difícil es la convivencia. "Está demasiado fácil relacionarse con otro, volvería a relacionarme, pero cada cual en su casa."
@ Encuestados SA

Rafael, 46 años, comerciante:
El dato que dio el entrevistado es apabullante: "En mi curso éramos 43 y hay 42 separados...", acotando que el problema es que no se sabe manejar la rutina, que es inevitable.
"Crecés, te ponés intolerante y más exigente...", agregando que se confunde amor con propiedad y que todavía la gente le tiene miedo al costo social, al estigma del separado.
@ Una mirada legal: “Solucionando lo económico, los separados se tranquilizan”

GabrielMussati, abogado civil:
¿Son muchas las consultas sobre divorcios y separaciones de parejas?
- Son frecuentes, muchos divorcios de presentación conjunta o causal objetiva (separación de hecho con más de tres años de convivencia); menos frecuentes son los divorcios con causa.
¿La presentaciones son conflictivas?
- En mi caso, como la mayoría son de común acuerdo, no son conflictivas, no se expresa la causa de la separación.
Generalmente las parejas adoptan el acuerdo mutuo, porque les sale más barato, pagan a un solo abogado.
Dejando de lado lo legal, ¿cual es su opinión personal?
- Las causas tienen un basamento económico y se da en todos los sectores sociales. La forma de vida actual atenta contra la convivencia en la pareja. Las parejas ya no son las mismas de antes. Cada vez se trabaja más, la mujer incorporada al mercado laboral, tiene menos tiempo para contener a la familia y el hombre trabaja más de las ocho horas establecidas, no tienen contacto con los hijos, lo que atenta contra la cohesión familiar.
¿Cuáles son los puntos negociables?
- Siempre hay discusiones, que se clasifican en: división de bienes, cuota alimentaria, tenencia de los hijos (que generalmente se decide por la madre excepto alguna causa grave), y régimen de visitas.
¿Esta jerarquización certificaría lo que usted decía con respecto a lo económico?
- Claramente es así, solucionado lo económico se tranquilizan las partes.
@ Una mirada psicológica: “Para amar hay que confesar la falta”
Licenciada Mónica Conci, psicóloga y fonoaudióloga:
¿Hay crisis en la familia hoy?
-Sí, en tanto que esta época expone a los sujetos a un goce excesivo del consumo, al objeto, con la consecuente caída de ideales y desmentida de los “universales”.
Estas circunstancias abren un abanico de respuestas respecto a lo real del sexo, que puede conducir a los sujetos a un goce que los pone a distancia del otro.
Lo paradójico de la época es que proponiendo mayor liberación respecto de los prejuicios, represiones e inhibiciones, se asume el amor como contingente, los lazos amorosos se caracterizan por su liquidez. Esta nueva estética del amor da muestras de una resistida aceptación de la castración, de la falta consustancial a lo subjetivo. Así se dificulta la relación del sujeto con su falta y con el otro en su singularidad.
¿ Qué pasa con los hijos?
-Importa señalar que no hay un principio general de los afectos. No existe un modelo de pareja ni de funciones parentales porque no hay programa o saber que diga cómo ser hombre, cómo ser mujer o cómo relacionarse con los demás. Lo que vale es clarificar en lo subjetivo de qué se separa cada uno al efectuarse la separación. De modo que el trabajo de duelo que implica la disolución de la pareja no recaiga sobre los hijos y se vivencie como ausencia de las funciones materna y paterna, dejándolos rehenes de situaciones poco claras e irresueltas.
¿Cómo abordar los problemas de pareja desde el psicoanálisis?
-El psicoanálisis, descifrando el síntoma, apuesta a través del amor a un saber hacer con la falta subjetiva. Para amar hay que confesar la falta y reconocer que se necesita a otro que hace falta. El psicoanálisis aloja a aquellos sujetos que quieren vivir mejor y pueden preguntarse por qué no dejar de sufrir en el cuerpo, en sus pensamientos y en sus relaciones con los otros, para eso descifrar el síntoma en el análisis es sustancial y permite usar herramientas singulares para vivir en forma digna y satisfactoria.