Los chicos de la calle

Ellos nacieron dentro de un contexto donde el frío, el hambre, la desorganización, la falta de una cultura del trabajo y de un proyecto de vida van a ser su cuna y su modo de vivir. En tanto y en cuanto no conozca otro, él creerá que ése es su destino. Se criará dentro de ese mundo, empezará a ver que “el pedir”, es cosa de todos los días, tomará leche mientras la consiga, mientras algún “bondadoso” funcionario la envíe.
Será libre mientras pueda, libre de un colegio porque no irá nunca, “libre” porque se levantará a cualquier hora, se irá a recorrer el lugar y se hará amigo de otros chicos que están en “la misma” que él. En sus salidas por la villa se encontrará con otros chicos, algunos más experimentados, que le contarán que ellos se van de la casa, que viajan en tren y se divierten, que piden en las boleterías y que es fácil conseguir guita, y que hay tíos que “los protegen", y el pibe se irá copando ante la posibilidad de tanta aventura.
Luego, el pibe llega a la calle y se encuentra con la verdad, todo lo que le habían contado es cierto, lo que no le habían dicho era el precio que había que pagar por esa nueva manera de estar. Difícilmente ande solo, estará el grupo de pibes donde la jugará primero el grupo de los más rudos, y otro lo protegerá, quien pasará a ser su jefe y el pago por esa supuesta protección será a veces que empiece a robar con ellos. Ese cuidador es tan bueno que cuando lo ve llorar le dará un calmante, porro, pegamento y ¿por qué no? paco. (¿En qué submundo te metiste, pibe…? ).
Chicos y chicas, todos juntos, armarán una misma familia. ¿Y con la otra qué pasó? La irá perdiendo paulatinamente. En este nuevo mundo no están solos, alrededor de este niño y su bandita empieza a rodearlos otro grupo, vendedores ambulantes, asistentes sociales, policías, la gente que los mira con lástima, la gente que pasa y no los ve, por último el juez, que dispondrá, muchas veces sin verlo, de su vida.
Estos chicos están cerca de la muerte pero ellos no eligieron eso, ellos pueden elegir la vida si nosotros le ofrecemos la vida, en nuestra comunidad para chicos de la calle, “El Bancapibes”, podemos demostrar que hay técnicas comunitarias que los reintegran a esta sociedad que los expulsó a través de la violencia de la pobreza extrema. Cuando esa violencia retorna desde el chico los encerramos en “reformatorios”, que bajo condiciones de humillación y crueldad lo hacen más violento. Todo sería distinto si utilizáramos técnicas de rehabilitación humanizadoras.
Nos entristece cuando los vemos con juegos infantiles dentro de esa miseria de la sobrevivencia desesperada. ¿Qué quedó de ese ser? se convirtió en una mezcla de niño-hombre donde ninguna de las dos cosas sabe hacer, está fuera de toda etapa evolutiva, no se percibe qué edad realmente tiene.
¿Cómo se supera todo esto? ¿El amor es la receta? ¿Los límites?, dos cosas que desconocen.
No se los quiere ver, no existen para una sociedad que los creó a través de la desocupación que destruyó la familia de sus padres.
Pero, en el medio de la tormenta, hay que poder imaginar el sol, y estamos esperanzados que vamos a salir de esta crisis social y entre todos vamos a lograr una Argentina más justa y más creativa.
Teresa Rodas
Alfredo Moffatt

¿Y las casas?

Señor director:
Quisiera saber qué pasó con el plan de las 250 Viviendas que se construirán en el barrio Industrial, ya que desde el día del sorteo no tenemos ninguna novedad. Con mi marido salimos adjudicatarios de una vivienda con el número 171. Quedaron que nos convocarían para firmar el contrato y hasta el momento (ocho meses después) no tenemos ninguna novedad...
Muchas gracias y saludos.
María Eugenia Benítez
DNI 30267787