Desde el año 1952, la organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce al alcoholismo, o “Síndrome de dependencia del alcohol”, como una enfermedad. Lisa y llanamente. Sin asteriscos ni aclaraciones. Lo define de la siguiente manera: “(…) un estado de cambio en el comportamiento de un individuo, que incluye, además de una alteración que se manifiesta por el consumo franco de bebidas alcohólicas, una continuidad de este consumo de manera no aprobada en su ambiente socio-cultural, a pesar de las dolorosas consecuencias directas que puede sufrir, como enfermedades físicas, rechazo por parte de la familia, perjuicios económicos, y sanciones penales (…)”.
Profundamente conscientes de la veracidad de estos conceptos, los miembros de Alcohólicos Anónimos de Villa María luchan día a día contra un flagelo que los ha colocado en situaciones complejas. Aferrados a los ideales del grupo, pudieron cambiar sus vidas, y la de muchos de sus conciudadanos. Hoy, como ayer, siguen involucrados con esas mismas convicciones.

@ Su historia

Alcohólicos Anónimos de Villa María nació el 18 de junio de 1975, siguiendo el ejemplo de otras decenas de miles de comunidades en el mundo, que actualmente nuclean a más de dos millones de personas de 150 países. Su fundador fue Benjamín F, un adicto venido de Buenos Aires, que de inmediato encontró colaboración en diferentes profesionales de nuestra ciudad: el doctor Miguel Angel Zandrino, la asistente social María Inés Costa, y las trabajadoras de Centro de Salud Mental Mirta Lemos y Silvia del Prete. Desde entonces, la entidad lleva adelante su noble tarea: crear un ambiente de contención mutua entre los mismos alcohólicos, con el fin de mantenerse sobrios y mejorar así su calidad de vida.
“Somos una comunidad de hombres y mujeres alcohólicos, que compartimos experiencias, fortaleza y esperanza para resolver nuestros problemas comunes y ayudarnos a recuperarnos entre todos. No somos una colectividad religiosa, ni una secta ni tenemos ningún interés más allá del de resolver nuestras dificultades con el alcohol, siempre en el anonimato, a puertas cerradas y con espíritu totalmente democrático”, explica Juan, miembro de AAVM. Con seis años en el grupo, asegura que el único requisito para participar es el deseo de dejar la bebida. Asimismo, aclara que ningún integrante paga honorarios ni cuotas, y que no reciben colaboración económica ni le rinden cuentas a religión, partido político, o institución alguna. De cualquier manera, distintos organismos colaboran cediendo los espacios para realizar las reuniones, sin pedir por ello algo a cambio.
Durante las reuniones de AAVM, que funcionan en diferentes centros de acogida de Villa María y Villa Nueva (ver “Dónde funciona…”), las personas que buscan recuperarse de su adicción realizan charlas en donde cada uno cuenta sus problemas y su situación. El resto escucha, y luego entre todos buscan articular canales de diálogo para apoyarse en la lucha por abandonar la bebida. Para ello, resulta fundamental la utilización de literatura sobre el tema, y del llamado “libro guía de recuperación” que incluye 12 “Pasos” y 12 “Tradiciones”. En nuestra zona, alrededor de 50 individuos participan asiduamente de los encuentros. Los distintos grupos están integrados por personas de todas las edades, géneros, clases sociales, creencias religiosas, condiciones económicas y convicciones políticas imaginables.
Al respecto, David, otro miembro de AAVM, comenta: “En nuestra región, como en gran parte del mundo, mucha gente se piensa que el alcohólico es una persona pobre, de humilde condición, sin educación, y que anda abandonado, sucio y desarreglado. Ese es el estereotipo que se han formado, cuando en realidad, el alcoholismo no hace distinción de ningún tipo. Le puede pasar a un abogado o a un médico como a un obrero o empleado, no importa. Los ejemplos sobran. De una vez por todas tiene que quedar claro que nadie está exento de caer en este padecimiento”.
Seguidamente, Juan realiza una aclaración que considera cardinal para comprender la situación por la que debe atravesar un alcohólico: “Nosotros muchas veces somos discriminados, hechos a un lado, por gente que no comprende que el alcoholismo es una enfermedad como cualquier otra. Y de la que nadie está a salvo de caer”.
“Le pedimos a la población que por favor comprenda esto, y que no abandone a las personas que atraviesan por este tipo de situaciones”, enfatiza.
Por último, ambos integrantes ponen sobre la mesa una de las frases que identifican al grupo, y con la que invitan a participar a todos aquellos que así lo deseen: “Si querés seguir bebiendo es problema tuyo. Si querés dejar de beber, el problema es nuestro. En Alcohólicos Anónimos estamos para ayudarte”.

@ Contacto

Para mayor información sobre como participar en las reuniones, comunicarse al teléfono (0353)154136709 (Guardia las 24 horas). En Internet: www.aadistritovm.com.ar

@ Dónde funciona AAVM

Alcohólicos Anónimos de Villa María realiza reuniones con cinco grupos distintos, distribuidos en diferentes sedes (uno dentro de la cárcel local). A continuación, se detalla el lugar y los días en que funciona cada una (en todos los casos, salvo en la penitenciaría, el horario es de 20 a 22 horas):
- Grupo “Villa María”: Templo Evangélico (General Paz 262). Lunes, miércoles y viernes.
- Grupo “Jóvenes Pertenecer”: Parroquia del Luján (Malvinas Argentinas 1450, barrio Rivadavia). Martes, jueves, sábados y domingos.
- Grupo “Espíritu Santo”: Subsuelo de la Asistencia Pública (Lisandro de la Torre y Catamarca). Martes, jueves y sábados.
- Grupo “Villa Nueva”: capilla del Padre Hugo, (barrio San Antonio, Villa Nueva). Lunes, miércoles y viernes.
- Grupo “Buscando un Camino”: Establecimiento Penitenciario Nº 5 (General Deheza 1100, Barrio Belgrano). Segundo y cuarto jueves de cada mes, de 10 a 12.

@ Para familiares y amigos

Por otra parte, la entidad denominada “Al-Anon” organiza encuentros dirigidos a familiares y amigos de personas alcohólicas exclusivamente.
Los mismos se llevan a cabo los días lunes y viernes de 20 a 22 horas, también en el Templo Evangélico de calle General Paz (aunque en un recinto distinto al del grupo de AA).