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La pareja contrajo matrimonio el mes pasado en Villa María. Mañana se van a vivir a Berlín |
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Ella se llama Natalia Latino y es villamariense. El, Corrado Latino y es italiano.
Mañana se van a Berlín, Alemania, donde residirán por el momento. No van solos sino embarazados de cuatro meses.
Son los protagonistas de una historia de amor singular, nacida en la popular red social Facebook, en Internet.
Ella decidió, junto a sus hermanos, crear un grupo a través del cual buscaban a personas con su mismo apellido, para encontrar a parientes de su padre.
El, desde Alemania y por esas bondades de la web, se chocó con ese grupo navegando y aceptó la invitación a sumarse.
Comenzaban así, impensadamente, a tejer un romance con ribetes únicos.
El chat se convirtió en el puente para unir a esos dos corazones que comenzaban a latir al encontrarse y se pusieron de novios. Novios a la distancia, pero novios al fin.
A tres meses de comenzar el diálogo cibernético, Corrado decidió poner punto final a tanta distancia física y voló a la Argentina, para conocer a su amada en tierras villamarienses.
El flechazo se acrecentó y se fueron a Alemania, regresando el mes pasado para casarse en la Villa María de Natalia. Ahora se van a vivir a Berlín donde poseen un restaurante (propiedad de la madre de él) y donde ambos trabajarán.
Su historia fue conocida por EL DIARIO a través de la página de “Ojo de pez”, del productor local Fernando Cattáneo. Si bien los protagonistas de esta ‘novela’ aceptaron que se revele este romance en este matutino, la nota no pudo realizarse por una cuestión de tiempos, por lo que la citada firma de producciones audiovisuales cedió gentilmente a este diario fotografías que tomó Ariel Aballay para Cattáneo.
Horas chateando
La página que los encontró se creó en abril del año pasado. Al cruzarse sus destinos iniciaron interminables jornadas de chateo de hasta diez horas diarias. “El comía y hablaba conmigo, llegó a dormir hasta dos horas para poder estar conectado”, reveló ella en un vídeo.
Con temores fueron al encuentro cara a cara. “Era la misma chica con la que yo hablaba todo el día. El color es otro, pero es la misma”, reflejó él.
“Fui con miedo de que no fuera la misma persona con la que estaba acostumbrada a hablar”, admitió Natalia.
“Lo vi mucho más lindo. De pronto, (a pesar de) tener tanta confianza con alguien, es empezar de cero teniéndolo enfrente... es otra cosa”, añadió la joven, que dejó el trabajo para estar con su chico.
Hoy esperan al hijo, fruto de este amor singular. Se llamará Santino o Salvador (como se llama el papá de Corrado) o Bianca si es una nena.
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