Muchos villamarienses todavía estaban desperezándose o tomando unos matecitos, y otros ya se encontraban en plena función cuando una potente explosión cortó la respiración de varios por unos segundos. La miradas se cruzaron, con signos de admiración y pregunta a la vez en las pupilas. “Y eso, ¿qué fue?” “¡Ay, qué susto!”.
Incluso, en la Redacción de este matutino, se recibieron llamadas preocupadas, no sólo de las dos Villas, sino también de Tío Pujio y James Craik, pues hasta allá llegó la onda sonora.
Pero los villamarienses más veterenos, no tardaron más que unos segundos en encontrar la respuesta.
“Debe ser la Fábrica de Pólvoras”.
Y era no más.
Todavía no habían dado las 9 de la mañana.
A partir de ahí, las hipótesis y conjeturas comenzaron a correr de boca en boca como reguero de pólvora (si se permite la expresión).
Según pudo conocer EL DIARIO, se trató de un procedimiento rutinario al que se le sumaron algunos factores externos que dieron como resultado la tremenda explosión que, como dijo una vecina “casi nos mata del susto”.
Lo que ocurrió, concretamente, fue que, como todos los viernes, en el interior de la Fábrica se queman los restos de la producción. Un camión recoge en la zona industrial los sobrantes defectuosos del material elaborado durante la semana (pólvoras, dinamita...) y ese material se quema. Así, como en la víspera, cada viernes.
Un especialista explicó que, a veces, el material se quema simplemente y otras veces, detona. Eso fue lo que ocurrió ayer. Y a esta reacción hay que sumarle que el día era diáfano, lo cual favoreció la expansión sonora. Y además, soplaba un poco de viento sur, lo que colaboró en la propagación de la deflagración.
Pero aseguraron que no hay de qué preocuparse. Todo estaba bajo control.