El conflicto por las tierras sigue vigente en la ciudad. Primero, fueron los terrenos usurpados y hoy en camino de legalización en el barrio Roca; después, la altísima demanda de viviendas de Cáritas que no tenía lotes en Villa María porque la Municipalidad no los cede y el programa financiado por la Nación requiere que el beneficiario sea titular de los terrenos, luego el debate por el predio del ex Aeroclub y en el medio, los lotes cada vez más inaccesibles.
En esta oportunidad, se plantea una disputa en terrenos alejados de la ciudad, al frente de la estancia La Negrita.
Allí, desde hace años desarrollan su actividad un grupo de ladrilleros de origen boliviano, quienes pagaban alquiler a un propietario que luego vendió las tierras con ellos ocupándolas.
El sábado, las familias manifestaron su preocupación porque el nuevo dueño de esos lotes, les pidió que se fueran del lugar.
Ese mismo día, había un grupo de vecinos conversando con un agente inmobiliario, lo que demostraba que se viene un loteo en la zona que años atrás no tenía valor urbano pero hoy, con el barrio cerrado de La Negrita y la extensión de la ciudad, ha quedado prácticamente incorporado.
El conflicto motivó que, tras el pedido de ayuda de las familias bolivianas, la Municipalidad los convocara a una reunión que se rrealizó ayer en la sede del centro vecinal del Bello Horizonte.
Allí estuvieron el secretario de Gobierno, Rafael Sachetto; la secretaria de Descentralización Territorial, Virginia Martí y la subsecretaria de Desarrollo Humano, Mariela Pajón, junto a una decena de personas integrantes de las familias bolivianas que ocupan el lugar.
“Los funcionarios dialogaron con los vecinos sobre las características y alcances legales del pedido de desalojo del lugar que habitan, realizado por la empresa propietaria de los terrenos, al tiempo que avanzaron en la búsqueda de soluciones conjuntas para su problemática”, indicaron desde la comuna.
“Es una situación compleja que requiere de la colaboración de los mismos vecinos, de los titulares de los dominios, así como del municipio”, expresó Rafael Sachetto al término del encuentro.
Asimismo añadió que “el encuentro fue positivo, las familias mostraron tranquilidad y predisposición al trabajo conjunto” y destacó “que la idea es que puedan seguir trabajando en el mismo sentido y gestionar otro terreno para reubicarse”.
Informaron además que la semana próxima tendrán una segunda reunión para avanzar en soluciones alternativas, previa conversación con los propietarios del terreno (ver recuadro “Andrada...”)
Por otra parte, Sandro Mamani, uno de los ladrilleros a quienes les pidieron que abandonara el lugar, dijo a EL DIARIO que quieren una solución.
“Nosotros vivimos de esto. Desde aquí, mandamos a la familia a las escuelas de la zona y tendríamos que pensar bien qué hacer, según la propuesta que nos hagan”, dijo.
Agregó que en contacto con Sachetto, el funcionario les recriminó que hayan recurrido a la prensa tras el pedido de abandonar el lugar.
“Nos dijo que la prensa no nos va ayudar, sino por el contrario, que hizo enojar al propietario y en consecuencia, por eso no había venido a la reunión. Nosotros pensamos que si decimos las cosas como son, nadie se puede enojar”, dijo.
Mamani es el jefe de una de las cuatro familias del lugar y tiene a su cargo los hermanos, de los cuales una empieza a cursar el último año del secundario.
“Nosotros trabajamos para salir adelante, para mejorar. No queremos vivir gratis, pero como lo que producimos es muy poco, dado que los únicos brazos son los de la familia, no podemos irnos a otro lado sin la posibilidad de tener seguridad de que todo va a salir bien”, concluyó Mamani.
La próxima reunión se fijó para el jueves o viernes de la semana próxima.


Una mirada más
Otro ladrillo en la pared

La situación en los cortaderos de ladrillos tiene otra historia desde quienes dicen ser perjudicados por la "competencia desleal" que ejercen los trabajadores bolivianos.
Así lo contó ayer Pedro Calderón (foto), quien comenzó dentro del rubro en el '97 y hoy se muestra "molesto" por "cómo esta gente viene a llorar" a la Redacción de EL DIARIO.
"El tema no es tan así como dicen", expresó en principio Calderón, un hombre reconocido en la ciudad porque fue director técnico de Argentino en el recordado equipo campeón de la Liga Villamariense de fútbol en 1990.
Precisamente, el ex DT contó: "Yo empecé a trabajar en el cortadero de ladrillos cuando dejé el fútbol y estuve en los campos de La Negrita hasta que me fui por pedido del dueño, hace aproximadamente cinco años".
"Allí los bolivianos se quedaron -amplió Calderón- sin pagar un peso, mientras uno debió arrendar un campo cerca de Las Playas, pagando 1.200 pesos por mes, a lo que ahora debo pagar 600 pesos más".
"Pero el tema es que yo para vender ladrillos tuve que inscribirme al monotributo, es decir, pago todo como corresponde", agregó.
De esta manera, Calderón se quejó porque "esta gente que ahora sale a llorar es la misma que no paga nada y vende el ladrillo a un precio más barato, perjudicando a todos los que estamos en regla porque la competencia es desleal".
En ese sentido, luego de mostrar los recibos por el pago de alquiler y el facturero de monotributista, el trabajador villamariense contó que "esta forma de operar de los bolivianos que se quejan y no pagan nada, hizo que muchos cortaderos que había en la ciudad comenzaran a cerrarse porque sus dueños vieron que la diferencia en el precio se hizo muy grande".
"Fuimos muy pocos los que quedamos porque ya tenemos un convenio con alguna empresa para vender ladrillos, aunque yo la vengo remando desde el '96 y nunca salí a quejarme cuando me sacaron del campo donde trabajaba", afirmó.
Es por este motivo que Calderón planteó: "No es justo que ahora salgan a pedir un campo gratis ante la Municipalidad".
"Yo no estoy en contra de que ellos progresen, pero lo que pido es que seamos justos", finalizó el villamariense, antes de comentar que pidió también plantear este tema ante el secretario de Gobierno, Rafael Sachetto, quien prometió recibirlo luego de dialogar con los trabajadores que se encuentran en los terrenos ubicados al frente de La Negrita.


Andrada y los terrenos de la polémica

El concejal Carlos Andrada admitió ayer que proyectan realizar una compra comunitaria de los terrenos ubicados frente a la estancia La Negrita y que hoy están en la escena porque allí viven ladrilleros bolivianos.
Si bien no dio mayores precisiones, dado que hoy ofrecerá una conferencia de prensa para dar a conocer la propuesta, dijo que la iniciativa tiene el objetivo de fomentar el acceso al suelo de los trabajadores.
Consciente del conflicto que genera el desalojo de las familias bolivianas, Andrada dijo que “se va a encontrar una solución con Accastello” y aclaró que los interesados en acceder a los lotes “son trabajadores igual que ellos”.
Andrada, sin mencionar cuál era el terreno en cuestión, había enviado días atrás una carta de lectores a este medio en la que mencionaba que la asociación civil “Encuentro Comunitario” había obtenido su Personería Jurídica.
Aseguraba en esa nota que esperaba que la experiencia del Programa de Acceso al Suelo Urbano (PASU) que permitió lotear los terrenos del ex Aeroclub, se replique para otras familias.
De todas maneras, en este caso no sería una réplica dado que, al menos por lo que se conoce, esos terrenos no son fiscales. Tienen un propietario y están siendo loteados por una inmobiliaria, dado que el representante de esa empresa fue quien le pidió que se fueran del lugar a los ladrilleros bolivianos.

Valores

EL DIARIO pudo conocer que la oferta que están haciendo para los que quieran comprar terrenos en ese lugar, estaría en un costo total de 27 mil pesos, de los cuales, 15 mil serían para el lote en sí y el resto para servicios de infraestructura que el lugar no tiene.
En la convocatoria para la conferencia de prensa de hoy, Andrada, quien es concejal del bloque Villa María Proyecto Nacional, dice que la operatoria “le permitirá producir lotes con servicios, entre un 25% y un 30% menor al costo del mercado local actual, contribuyendo así a resolver parte de una necesidad social muy sentida”.
No hay precisiones acerca de la propiedad de los terrenos en conflicto, dado que Andrada se limitó a referirse a una compra “comunitaria”.