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El cráneo mostraba ayer una imagen macabra. Hoy van a trabajar allí especialistas del EAAF |
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A poco más de cinco años y cuatro meses de la desaparición de Mariela Alejandra Bessonart, un macabro hallazgo reactivó ayer la investigación del misterioso caso y motivó que el fiscal Gustavo Atienza requiriera la presencia en el lugar de personal especializado del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).
Es por eso que hoy, a media mañana, los peritos concurrirán al sitio donde un vecino de Tío Pujio encontró los restos óseos que serán minuciosamente removidos para luego ser trasladados al Instituto de Medicina Forense, en la ciudad de Córdoba, a los efectos de analizarse su patrón genético y las piezas dentarias para determinar si pertenecen a la mujer desaparecida el 28 de setiembre de 2005 en Villa María.
El hallazgo se produjo alrededor de las 10 de la mañana, cuando Raúl Fernández, empleado de la Cooperativa de Energía Eléctrica y Agua de la vecina localidad realizaba unas tareas sobre la red de media tensión que pasa por el lugar.
Parecía un bidón
En momentos en que andaba por el camino de ripio, Fernández observó que en una de las paredes de un zanjón paralelo a la vía de circulación asomaba un elemento similar a un bidón plástico, pero cuando se acercó pudo advertir que se trataba de un cráneo humano.
De inmediato, el operario regresó a Tío Pujio y dio aviso a las autoridades policiales, que a su vez pusieron en conocimiento del hecho al fiscal Atienza. Fernández fue citado por el investigador judicial, quien le tomó declaración en horas del mediodía, en su despacho de los Tribunales villamarienses.
Poco después de las 14, el fiscal Atienza se entrevistó con el jefe de la Unidad Departamental General San Martín, comisario Mayor Daniel Ferreyra, y unos 30 minutos más tarde ambos funcionarios salieron de la sede policial rumbo al sitio donde se encontraron los restos.
En un vehículo particular, y acompañados por el flamante médico forense de la Justicia local, Gustavo Rodríguez; el oficial principal Maximiliano Funes, de la División Investigaciones, y una mujer policía, que realizó tareas como escopometra (sacó fotografías y confeccionó un croquis en el que consignó distancias y otros detalles), la comitiva llegó al lugar del hallazgo exactamente a las 15.15.
Allí estuvimos...
La confirmación horaria obedece a que un periodista de EL DIARIO llegó apenas 30 segundos después del vehículo oficial, por lo que este matutino pudo relevar datos y tomar fotografías en forma simultánea con las tareas desplegadas por las autoridades intervinientes.
En el trayecto desde Villa María hacia la zona del descubrimiento, la comitiva hizo un breve alto en la sede policial tiopujiense. Allí se sumó el testigo Fernández, quien junto a un hijo, ambos en su vehículo particular, encabezaron el recorrido de poco más de 16 kilómetros para indicar el lugar exacto.
Ocurre que para arribar al sitio donde se encontraron los restos óseos hay que transitar casi 13 mil metros por caminos de ripio, a lo largo de cuatro tramos de distintas extensiones.
En principio, la comitiva dejó la ruta nacional 9 a unos tres kilómetros de la fábrica Saputo (ex La Paulina), y tras cruzar las vías del ferrocarril, tomaron por una calle ancha de poco más de cinco kilómetros.
Luego giraron a la derecha y recorrieron otros 850 metros, y desde allí 2.600 metros más para la izquierda, siempre hacia el oeste. El trayecto continuó después de una curva a la derecha, y allí empieza una recta de algo más de cuatro kilómetros que desemboca en el lugar del hallazgo.
Previamente hay que pasar por la escuela rural “John Kennedy”, y desde dicho establecimiento hay exactamente 3.300 metros hasta el punto de búsqueda.
Campo Bertotto
Los restos se encuentran incrustados sobre una de las paredes laterales de un zanjón de aproximadamente un metro y medio de ancho y 80 centímetros de profundidad que fue construido hace un par de años por el Consorcio Caminero de esa zona, que inicialmente ensanchó un poco la calle de ripio y luego construyó la zanja en cuestión para permitir un mejor escurrimiento de las aguas cuando llueve copiosamente.
Las precipitaciones de las últimas semanas dejaron parcialmente al descubierto los restos humanos (principalmente la parte frontal derecha de la víctima), aunque también sobresale otro hueso, que parece ser de una de las extremidades inferiores.
Alambrado de por medio, en ese sector está ubicado un predio rural conocido como “campo Bertotto”, actualmente sembrado con soja, propiedad de un productor agropecuario llamado Carlos Bertotto, que tiene su vivienda a unos 500 metros del sitio del hallazgo.
Ya en el lugar, el médico forense y el jefe de la Departamental bajaron al zanjón y examinaron de cerca el cráneo, aunque sólo el doctor Rodríguez tocó los restos, luego de colocarse guantes de látex. Simultáneamente, la mujer policía que intervino en el acto tomó fotografías y relevó datos propios de la investigación que le permitieron realizar un croquis con medidas y distancias.
Sin embargo, la tarea desplegada por las autoridades duró apenas 30 minutos. A las 15.45 arribaron al lugar dos camionetas del Comando de Acción Preventiva, cuyos ocupantes quedaron encargados de cercar el área para preservarla y custodiarla durante las próximas horas, a la espera de los especialistas que llegarán hoy a media mañana.
Habla Atienza
En diálogo con EL DIARIO, el fiscal Atienza informó sobre la presencia de los peritos del EAAF y señaló que ellos serán los responsables de remover todos los restos que se puedan encontrar bajo la tierra, para luego trasladarlos al Instituto de Medicina Forense de la capital provincial.
“A futuro, ellos van a producir un informe que nos permitirá profundizar las investigaciones que se han realizado sobre personas desaparecidas en los últimos años”, añadió el funcionario judicial.
Al ser consultado sobre si esos restos podrían ser los de Mariela Bessonart, el fiscal de Instrucción del Segundo Turno respondió: “Soy cauto... tenemos que ir paso a paso. Hay que estudiarlos minuciosamente, determinar si pertenecen a una mujer, el tiempo que llevan enterrados y la posible causa de la muerte de esta persona”.
“Por eso es fundamental que no se destruya lo que se ha encontrado, y por eso instruí a la Policía para que preserve el área a la espera de la llegada de los especialistas del Equipo Argentino de Antropología Forense”, enfatizó Atienza.
El instructor de la “causa Bessonart” recordó que desde que desapareció Mariela, se llevaron a cabo numerosos rastrillajes y unas cuantas excavaciones en zonas próximas a Tío Pujio, sobre todo en el área comprendida entre la vecina población y la Estancia Yucat.
Bajo sospecha
Es que allí, más precisamente a unos 10 kilómetros al suroeste de la vecina población, la bella mujer de 38 años explotaba un campo junto a su ex esposo, Rodolfo Ceferino Delpino, quien luego quedó como el principal sospechoso por la desaparición de Mariela.
Cabe recordar que Bessonart habría sido dejada en el centro de Villa María la mañana del 28 de setiembre de 2005 (hace hoy cinco años, cuatro meses y 12 días), supuestamente para realizar unos trámites en el Banco Nación.
Sin embargo jamás llegó a la entidad crediticia y tres días después se inició una intensa búsqueda, hasta ahora sin resultados.
A fines de abril de 2006, el entonces gobernador cordobés José Manuel de la Sota ofreció una recompensa de 100 mil pesos para quien aportara datos fehacientes que permitieran localizar a la mujer.
El 30 de agosto de ese mismo año, Delpino fue detenido por el fiscal Atienza, quien lo acusó como presunto autor del delito de “sustracción y ocultamiento de persona con fines coactivos” y un par de semanas después le dictó la prisión preventiva.
Al cabo de varias apelaciones de la Defensa, el instructor de la causa cambió la calificación legal y acusó de “privación ilegítima de libertad, calificada por el tiempo”.
En libertad
Finalmente, el 11 de setiembre de 2007, cuando faltaban 17 días para que se cumplieran dos años de la desaparición, el Tribunal Superior de Justicia de la provincia dispuso la libertad del ex esposo de Mariela por entender que el tiempo que llevaba en prisión equivalía al que le hubiese correspondido en caso de ser declarado culpable en un proceso oral.
A fines de febrero del año pasado, el fiscal Atienza elevó la “causa Bessonart” a juicio, acusando a Delpino por el delito últimamente descripto. Y si bien los defensores se opusieron y hasta apelaron la medida, la misma fue confirmada en otras instancias procesales.
En los primeros días de abril de 2010, la Cámara del Crimen de Río Tercero ratificó la acusación y decidió que el caso sea ventilado en juicio oral
Foto 2: De izquierda a derecha, el oficial Funes, el fiscal Atienza, el médico forense (detrás de él), el comisario Mayor Ferreyra (en la zanja), el testigo Fernández junto a su hijo y una mujer policía
Foto 2: En primer plano, el cráneo incrustado en uno de los laterales del zanjón. Detrás, el campo Bertotto sembrado de soja
Foto 3: Raúl Fernández, el operario de la Cooperativa de Energía Eléctrica de Tío Pujio que encontró los restos humanos mientras realizaba tareas de mantenimiento en la línea de media tensión
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