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Charly hizo de las suyas en la noche sabatina |
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Más de 35 mil personas se llegaron el sábado al Aeródromo de Santa María Punilla para ver a los dioses del rock argentino.
A las 17.40 Ciro Pertusi se subió al escenario principal y dejó bien en claro que su Jauría no se achica, siendo de los primeros lugares donde tocan desde que se formaron. Sonaron los temas de su nuevo CD, como Habla Tosco, Tosco (dedicó el show a Agustín Tosco y a la militante anarquista Soledad Rosas), El tren, Indios Kilme, Adiós a Dios entre otros.
Luego le siguieron los Virus. La banda encabezada por Marcelo Moura hizo bailar y recordar viejas épocas del rock. También hubo actividad en el escenario temático, la Bizarren Music Party y el escenario Julio Anastasia.
En el escenario temático tocaron las mejores bandas del género reggae. Comenzando con Dancing Mood, lo que vino fue Dread Mar-I, la banda que desde que apareció el tema Tú sin mí, se hizo conocida y logró que varios conocedores precoces hablen de reggae.
Le siguieron Los Pericos que llegaban luego de cumplir 25 años y estar todo 2010 presentando su disco aniversario, Pericos and Friends. Los cafres, Fidel y Nonpalidece cerraron el escenario temático.
Luego de ellos el escenario se apagó, no así el Hangar que contó con la Bizarren Music Party como atracción. La fiesta bizarra que cada mes se lleva los elogios en Córdoba duró hasta las 5 de la mañana, con cumbia, lambadas, Machito Ponce y Pocho la Pantera para darle un condimento especial a la noche.
A las 19.30 Luis Alberto Spinetta subió al escenario central, hizo reverencia y se sentó, en una posición de antihéroe, escondido entre los instrumentos.
Hora y media después lo siguió un León Gieco que cantó su primer tema con el otro León Gieco (un vídeo de él cantando de joven lo acompaño en su primera canción Hombres de Hierro). El hombre que se jactaba de ser el único que canta en los dos Cosquín, hizo entrar a “Pancho”, del Mundo Alas para “homenajear a una gran cantante que se fue de gira y que ahora esta sentada con María Elena Walsh”. Así, la “Negra” Sosa fue ovacionada y honrada con Solo le pido a Dios.
El que lo sucedió fue el ex Redonditos, Skay. Con Lluvia sobre Bagdad hizo delirar a todos los ricoteros que habían llegado con remeras, banderas y toda cosa que hiciera alusión a la banda que formara con el Indio Solari.
Pasada la medianoche subió al escenario Charly García. Con un saco azul y un pantalón que luego se iría bajando para la risa de los fans, se sentó en su piano de cola negro y comenzó lo mágico. Luego de decir “Ok. Obediencia y amor. Disfruten” comenzó con Cerca de la revolución. Más tarde habló de sus vicios y dijo: “Escribí esta canción para comparar el amor de una mujer con el que se tiene por una línea de merca. No me pregunten qué es más saludable”, para cantar Tu vicio.
Luego de decir que el publico era de aguante volvió con León Gieco para cantar El Fantasma de Canterville. Nos siguen pegando abajo, Me siento mucho mejor, Influencia, Mi amor, le siguieron. Ya a esta altura estaban las 19 canciones que iban en el repertorio. Pero volvió a las 2.06 para tocar una de Pink Floyd, Comfortably Nump, Canción para mi muerte.
En su nueva vuelta para hablar del “Apocalipsis de ayer, hoy y mañana”, tocó el Himno Nacional para irse, volver y preguntar si no había más nadie en la grilla. Ante la negativa se despachó con Seminare, Mr. Jones. Al subir otra vez comenzó con la Marcha de San Lorenzo, Popotitos y anunció que si sigue así “el año que viene empezamos a tocar a la cuatro de la tarde”. El amor espera fue el final de todo. Lo repitió pero fue otra versión.
Se despidió con un “váyanse que si no me siento mal”, demostrando que estaba feliz como hacía tiempo que no pasaba y que si hubiese sido por él amanecía junto a sus fans.
Rompiendo los protocolos, y quedándose más tarde de lo estipulado, él es el Maradona del rock. Por su mensaje, porque fue amo y señor del escenario, bajándose los pantalones, tirando micrófonos, rebelándose como siempre. Porque cuando todos cantaban en el Himno Nacional "Oh juremos con gloria morir", él los convenció para que lo cambiaran por "vivir". Es por eso que este humilde cronista se hace cargo de lo que escribe y cree profundamente que quien lo ha visto, quien lo escucha, y quien lo reconoce como lo que es, lo más grande, puede vivir con gloria. Unas 34.999 personas me acompañaron en ese grito de lucha y sostuvieron conmigo el "gloria vivir". Yo lo siento porque lo vi a Charly. Porque lo escuché. Porque sé quién es y lo que es. Porque como dijo él "sigan a la magia si pueden". Es simplemente Charly García. Say no more.
Juan José Coronell
Foto: Manuel Arias
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