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Andrés Ciro Martínez con su nueva banda Los Persas |
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La gente llegaba más tranquila que los otros días. El cansancio acumulado se veía en el campo, donde muchos dormían con las primeras bandas hasta que llegó Kapanga, que despertó a Santa María de Punilla y los pueblos aledaños.
El puesto oficial de ventas estaba repleto, de la misma manera que el río del lugar donde muchos se pudieron dar el último chapuzón antes de entrar al predio. En las ventas de remeras los que no se habían gastado toda la plata se compraban la remera del Cosquín para demostrar que habían estado, que habían viajado mucho para llegar acá.
En el escenario principal actuó en segundo lugar Eruca Sativa, power trío cordobés considerada como una de las bandas más escuchadas de 2010. En un festival donde la inclusión de estilos fue una de las características, el nuevo folclore se hizo presente. Arbolito, revelación del festival coscoíno subió a escena cerca de las 18 para mostrar sus fusiones de rock y la música tradicional en temas como “Sobran”, “La costumbre” y “Chacarera de las cloacas”. A las 18.30 Los Gardelitos, exponentes del rock barrial empezaron a generar los primeros pogos del día. Vestidos de tangueros, dedicaron el show a Tavo Kupinski, el ex Piojos que falleciera en enero y arengaron con “Nadie cree en mi canción”, “Amor de contramano” y “Llámame” entre otros.
A las 19.20 subió Kapanga. La banda liderada por el “Mono”, fue sin duda una de las mejores de la última noche. Interactuando con el público, riéndose de cualquier cosa después de las canciones, cantando cuarteto, dedicándole a Cerati canciones, bajando a saludar al público cuando cantaba y hasta imitando bandas como Guns and Roses, el Mono -quien estuvo acompañado de Panchito Chévez de Mundo Alas- se llevó la ovación.
A las 20.30 hizo lo propio No Te Va Gustar. La banda uruguaya tocó varios temas de su nuevo CD y de los más viejos. Entre ellos: “Con el viento”, “Fuera de control”, “Al vacío”, “Cero a la izquierda”, “Pensar” y “Más mejor”. Los charrúas no hablaron mucho en el escenario pero sí lo hicieron con su música y por eso la fidelidad del público se hizo notar. Las Pastillas del Abuelo era el conjunto que precedía a la gran atracción del domingo. A pesar de ofrecer un show relativamente corto, se permitió dar el lujo de cantar de noche, con más audiencia que el año pasado demostrando que su crecimiento no son sólo palabras. El cierre de oro estuvo a cargo de Ciro y los Persas (vestidos con turbantes alusivos). El ex Piojos comenzó con un éxito suyo, “Antes y después”, para luego interpretar “El viejo” de Pappo y comenzar bien arriba el show. “Desde lejos no se ve” fue el himno piojero que siguió y antecedió entre otros temas al homenaje a Tavo (“Todo pasa”). Luego se pidió por la unión latinoamericana gracias a “Paso a paso”, se generó el pogo con “Ximenita” y recordaron a un grande en “Malambo para Luca”. Al final, el guitarrista Juan Abalos y el tecladista Chucky de Ipola intervinieron en un ínterin antes de “Muévelo”. Así terminó el Cosquín Rock, con 75 mil almas en tres noches y con el rock más hermoso a nivel nacional en el escenario.
Heavy nacional
El domingo fue el día de las camperas de cuero, pelos largos, ojos pintados de negros, botas negras, y música pesada. El heavy en el último día del rock tuvo su lugar, con Horcas (“Esperanza”, “Vencer”), Logos (“No te rindas”) y el siempre aplaudido y esperado Almafuerte con Ricardo Iorio a la cabeza (“Se vos”, “Toro y pampa”).
En el escenario alternativo Julio Anastasía pasaron la banda de barrio Juniors en Córdoba La Traktora y el grupo Sikarios de Rosario. En carpa de prensa, los santafesinos contaron que a pesar de hacer “power rock” reciben influencias de folclore, tango y hasta de Silvio Rodríguez además que sus letras se comprometen con la historia y la realidad argentina.
Juan José Coronell
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