A la seguidilla de denuncias que vienen formulando los vecinos de Villa María por los casos de abuso policial, se sumó ayer una nueva y preocupante acción intimidatoria por parte de algunos efectivos de la Unidad Departamental General San Martín.
Lo grave del asunto es que quien sufrió estas maniobras de amedrentamiento es justamente quien promovió las reuniones públicas con ciudadanos que fueron víctimas de diferentes excesos y que derivó en la creación -el jueves por la noche- de la comisión de Vecinos Autoconvocados Contra los Abusos Policiales (VACAP).
Sobre el filo del mediodía, el pastor evangélico Ricardo Osvaldo Rivarola vivió una desagradable experiencia que le hizo temer por su integridad física, ante lo cual se presentó nuevamente en los Tribunales para resguardarse legalmente.
Así, primero solicitó un hábeas corpus en el Juzgado de Control y posteriormente radicó una denuncia penal en la Fiscalía de Instrucción del Primer Turno.
En la dependencia a cargo del fiscal Félix Martínez, la secretaria Susana Puente receptó la exposición judicial a través de la cual Rivarola relató el incidente padecido momentos antes.
En la parte final del escrito, el religioso responsabilizó al jefe de la Unidad Departamental, comisario mayor Daniel Ferreyra, “de toda esta situación que viene sucediéndose”, según señaló puntualmente.
Con respecto al hábeas corpus, el denunciante fundamentó la razón del pedido señalando que teme por su vida, a ser torturado o involucrado en algún ilícito ajeno a su persona, con motivo de haber denunciado a personal policial por abuso de autoridad.

@ En pleno centro

El episodio intimidatorio se registró poco después que Rivarola se retirara del Palacio de Justicia, al que había concurrido por la mañana para acompañar a otros vecinos que decidieron denunciar hechos de abuso policial, tal como viene ocurriendo en las últimas semanas.
Luego de caminar por calle General Paz hacia el centro y cruzar Santa Fe, el sacerdote se percató que un policía uniformado lo seguía. Frente a una disquería ubicada metros más adelante se encontró con el movilero de LV 28, Marcelo Caro, con quien entabló un diálogo por espacio de unos cinco minutos.
El policía pasó detrás de ellos y se detuvo en la esquina del Café Argentino. Casi sin quitar la vista de encima de Rivarola, el efectivo utilizó su handy para comunicarse con “alguien”, y en no más de dos minutos arribó al lugar un móvil de Comando de Acción Preventiva (CAP). A la distancia, el pastor observó que el policía que lo había seguido señalaba hacia donde se encontraban él y Caro.
Momentos después Rivarola siguió su marcha hacia calle Buenos Aires, por lo que el uniformado cruzó hacia la vereda del café Las Lilas y siguió observándolo fijamente desde allí, al tiempo que el patrullero del CAP se retiraba del lugar.

@ Seguimiento

El religioso dobló hacia las vías y a la altura de Radio Centro se detuvo frente a una vidriera, desde donde observó (a través del reflejo) que el policía continuó siguiéndolo por la vereda opuesta, siempre observándolo sin ningún disimulo, y se detuvo en la entrada al paseo de la Villa.
Rivarola continuó caminando y pocos metros más adelante escuchó un silbido, y cuando se dio vuelta vio que el efectivo le hacía gestos a una mujer policía que se aproximaba en una moto de la Departamental, señalando hacia donde el pastor se encontraba.
La marcha prosiguió y en el semáforo ubicado en la esquina de Buenos Aires y Alem la motociclista debió frenar. También sin disimular en lo más mínimo, o mejor dicho haciéndose notar con su actitud, la mujer miró detenidamente a Rivarola y tras avanzar unos pocos metros detuvo su marcha, con la evidente intención de descender.
En esas circunstancias llegó otra policía motorizada, quien le indicó a su compañera que no se bajara y que siguiera su marcha, tras lo cual ambas continuaron por Alem y doblaron en Santa Fe.
Rivarola cruzó rápidamente hacia el Centro de Transferencia de Pasajeros (ubicado a un par de cuadras), desde donde atemorizado por lo sucedido llamó a un abogado, quien le aconsejó que fuera a Tribunales y radicara la denuncia penal.

@ Antes de eso...

Por la mañana, el sacerdote estuvo en la Fiscalía de turno junto al matrimonio compuesto por Ana María Arce y Enrique Hugo Nebbia, padres de un chico de 15 años con capacidades diferentes, que también fue víctima de un exceso por parte de algunos uniformados.
Para más datos, el hecho de referencia se produjo el 24 de junio, cuando Leandro salía del Colegio Belgrano, sito en Manuel Ocampo y Lamadrid. En la vereda, el menor fue maltratado por el personal policial y bajo amenazas lo trasladaron hasta la Comisaría de Distrito sin motivos ni razón.


LO QUE DICE LA LEY

Hábeas corpus. Garantía típica de la libertad. Institución dada en amparo de todos los derechos que constituyen el elemento dinámico de la libertad (facultad de hacer) y todas las inviolabilidades que constituyen su elemento estático.
El hábeas corpus es una institución que garantiza la libertad personal, poniendo al alcance de los individuos un medio expeditivo de obtener de inmediato el amparo de los magistrados.
Es, también, una acción que termina con el objeto propuesto, una vez obtenido el amparo de la libertad o derecho individual restringido. Es una acción institucional sui generis de derecho público. Es una acción sumaria, de una sumariedad llevada al extremo, hasta convertirla en una garantía inmediata.
El objeto de la demanda consiste en el amparo de la libertad afectada, y la acción, que no es nunca juicio contradictorio, termina con la resolución, sea ella favorable o contraria.
El hábeas corpus es hoy única garantía de los derechos individuales, ya que todos ellos reunidos integran el concepto moderno de la libertad.

@ Acción de amparo

Para que el hábeas corpus logre su propósito, requiere de un procedimiento sumarísimo, que no se contradice con otros principios procesales påuesto que la sentencia que se dicte se refiere solamente a la legalidad o ilegalidad de la detención (procedencia o no de la privación de libertad), sin juzgar sobre el fondo del conflicto en juego.