El del enganche es un tema que da lugar a la discusión. Pero ahora es más difícil porque se fue descartando el jugador inteligente, el que lleva el juego, el que le otorga claridad a la ofensiva.
Y cuando se dispone de ese tipo de jugador, se lo coloca en posiciones de acuerdo al sistema de moda, deteriorando el funcionamiento que mejor se adapte a las condiciones de cada uno.
La posición del enganche da posibilidad de que busque la pelota y la jugada con libertad, siendo el jugador más adelantado en el medio juego, siendo salida y guía para ser receptor de los defensas y del volante central. Todo esto se fundamenta y mecaniza con entrenamientos específicos.
Por eso molesta escuchar a técnicos mediáticos y de bares, sobre por qué esto o aquello, cuando la realidad está en la cancha y el futuro mejorarlo de acuerdo a lo que realicemos allí.
Y también nos vamos enterando de que el entrenamiento físico específico perdió importancia en el fútbol actual y debe integrarse en el trabajo global.
Es importante la actualización, tratar permanentemente de armar situaciones de juego para dotar al plantel de alternativas para solucionar lo imprevisto cuando recuperamos el balón.
Reiteramos, mecanizar no quiere decir hacer la misma jugada, sino que otorga diez alternativas para que el que lleva la pelota elija lo que más conviene en ese momento.
Al jugar con enganche, el medio juego se transforma en un rombo y a nuestro entender dividiremos la favorable y lo desfavorable.

@ Lo que potencia

Mayor presencia en ataque, favorece la movilidad con la pelota, mejor distribución de juego, mejor acople entre líneas, más circulación buscando mayor profundidad y más llegada a la zona de gol.

@ Lo que debilita

Más debilidad a la zona del mediocampo, mayor exigencia física, más actividad de los laterales, más trabajo defensivo de los puntas y hace al equipo menos compacto.
Por eso todo sistema tiene cosas a favor y en contra. Es allí donde el entrenador debe elegir de acuerdo al plantel que tiene para ello.