“(…) Te dispara los sentidos a todos lados (…) todos esos personajes que uno mira y se imagina mil historias para cada uno. Ese humo enrareciendo el aire… los colores.”
Cuando Pablo Costantino Felipe (foto) leyó estas palabras, sintió que la imagen que él había orquestado y luego seleccionado para participar de un concurso, había provocado en un tercero precisamente lo que él pretendía causar. Y se encontró satisfecho.
Tanto, como cuando se enteró que esa fotografía que reflejó a aquellos personajes que él puso a jugar sobre las vías del ferrocarril para representar hipotéticamente a los comediantes de un circo de las primeras décadas del siglo pasado que descendían de los vagones, había sido uno de las dos de Sudámerica que el jurado del concurso eligió.
El joven artista cita, en el inicio de su diálogo con EL DIARIO, palabras de Darío Falconi, precisamente quien lo estimuló a participar del concurso fotográfico “Caminos de hierro”, organizado por la Fundación de los Ferrocarriles Españoles en Madrid, cuando lo entrevistaba para este matutino en agosto de 2010.
El mismo tiene 25 años de vigencia y es uno de los más prestigiosos de su modalidad, recibiendo más de dos mil fotografías cada año.
Las imágenes seleccionadas forman parte de la exposición itinerante Caminos de hierro, que se exhibe en las principales estaciones ferroviarias de aquel país europeo durante todo el año.
La convocatoria se produjo en mayo y el plazo de presentación de fotografías estuvo abierto hasta el 12 de noviembre de 2010. El la envió una semana antes de expirar ese lapso. Para tener una cabal idea de la importancia del mismo, cabe señalar que participaron 1.136 autores procedentes de 31 países con 2.214 obras.
Un comité de selección, integrado por profesionales prestigiosos, eligió en diciembre las fotografías finalistas que formarán parte de la exposición y del catálogo: 71 obras de 64 autores.
Pablo Felipe fue uno de los dos de Sudámerica que resultaron reconocidos, el otro es Germán Sánchez Granel, de Rosario, Santa Fe.
Detrás de la obra
La imagen se registró en agosto del año pasado en vagones abandonados situados en Villa María, con los actores Juan Pablo Amante, Rocío Orozco, Pía Bernabé y Romina Miranda. El autor intentó transmitir un clima de tensión generado ante la llegada de los personajes creados por los cuatro artistas a un territorio desconocido. “En otras épocas, los circos se instalaban donde presuponían que el lugar reunía las condiciones para desarrollar su espectáculo”, evocó el entrevistado, para profundizar en su idea. La puesta en escena demandó un gran esfuerzo de parte de todos los que posibilitaron este proyecto. Felipe agradece, en ese sentido, a quienes colaboraron cediendo el generador de energía, la máquina de humo y varios elementos, así como al personal del ferrocaril y esencialmente a los actores “con toda su magia”.
Pese a no haber llegado a la instancia final, su intención es ir detrás de aquella imagen que llevó no con muchas expectativas al correo en noviembre, la que pensó, incluso, que no llegaría a destino. Arribaría así a España, para explorar nuevos caminos, como los que hoy recorre su obra.
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