Hay crímenes que suelen explicarse por los billetes.
No solamente por el valor material de los mismos, sino también por sus imágenes.
En la Argentina del tercer milenio, el general Julio Argentino Roca sigue estando en el billete de mayor valor económico que circula en la vida cotidiana del pueblo.
Roca no solamente fue dos veces presidente del país, sino también la síntesis de la llamada Conquista del Desierto. De hecho, el billete muestra la avanzada de su ejército iniciando aquella etapa histórica que determinó la persecución y el casi exterminio de varios pueblos originarios, y también la apropiación de tierras y recursos naturales de parte de un Estado que jugaba a favor de las minorías del privilegio.
Esa imagen del billete de cien pesos, entonces, apunta a los últimos veinte años del siglo diecinueve, donde los gobiernos nacionales iniciaron la ofensiva final contra los antiguos pobladores de estos arrabales del mundo.
Aquella cacería tuvo desarrollo informativo en los diarios de la época. Y también otros espacios como, por ejemplo, avisos clasificados donde se ofrecían “chinitas” a buen precio para cumplir “cualquier tipo de servicios”.
Niñas y adolescentes de pueblos originarios que iban a poblar los distintos prostíbulos del nuevo país. Arrancadas de sus familias y muy lejos del lugar donde nacieron, estas chicas eran explotadas sexualmente en otros puntos de la geografía argentina.
En el tercer milenio, la cuestión parece no haber cambiado demasiado. Para la Unidad Fiscal de Asistencia en Secuestros Extorsivos y Trata de Personas, las provincias de Salta y Misiones ocupan los primeros lugares como proveedores de mujeres para la prostitución.
Y el mismo informe señala a la provincia de Santa Cruz como el casi exclusivo destino de las chicas.
Apunta la investigación que “el traslado de las víctimas se realizó hacia el sur, advirtiendo el mayor número de casos en la provincia de Santa Cruz, seguido por la provincia de Buenos Aires y la Capital Federal. Sobre las particularidades observadas en las etapas de reclutamiento, resulta notorio el porcentaje que da cuenta de que el mismo se realizó mediante el ofrecimiento de trabajo y en la mayoría de los casos efectuados por personas conocidas en ocasión de realizar la promesa laboral. Todos esos casos suman el 67% de los engaños. Y con un 15% son los amigos que mediaron o sirvieron para que las víctimas finalmente aceptaran el ofrecimiento de viajar a lejanas provincias del sur del país”, sostiene la noticia.
Agrega que “las modalidades de captación verificadas suelen responder principalmente al engaño y el abuso de una situación de vulnerabilidad, ya que las promesas laborales en el destino sólo en un 6% de los casos consistieron en el ejercicio de la prostitución, cuestión que tampoco determina la exclusión del engaño, puesto que en muchos casos se verifica que luego del acogimiento se realizan cambios en la situación pactada previamente entre la víctima y el reclutador, encontrándose la primera en una situación de abuso y explotación por parte de los segundos. Idéntica situación puede ocurrir con los ofrecimientos de trabajo rural y whiskerías”, remarca el informe.
Como a fines del siglo diecinueve las chicas terminan siendo las más explotadas de un saqueo que continúa.
Carlos Del Frade
Agencia Pelota de Trapo
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