La tercera noche del Festival fue la de más largo aliento, aunque no la más masiva en público.
Terminó a las 5.25 con el show de Cacho Buenaventura, luego de casi nueve horas de espectáculo, el más afín con el folclore de las cinco veladas programadas.
La retirada del público comenzó, como se esperaba, cuando terminó de actuar Oscar “El Chaqueño” Palavecino, quien dio la entrega más extensa: 75 minutos.
El salteño, la figura más convocante de la música nativa, no sólo desgranó una nutrida serie de sus éxitos, sino que convocó a dos artistas regionales al escenario, y les dio una participación que de por sí implica un fuerte espaldarazo para las carreras de Gonzalo Martín y Sebastián Tellería, voz y violín de Pasco y Río Cuarto.

Los de acá

Otros locales que estuvieron en el Figueroa Reyes fueron Manuela Mercaú, El Angel Nicolás y Fabricio Rodríguez (éste acompañando a Abel Pintos en un par de temas). Sin contar claro, al villanovense Pucho Ponce, que integra Los Tekis.

Mercaú con superposición

Manuela sufrió la superposición del sonido de quienes preparaban el próximo número, detrás del telón.

Recordando a Nery

El Angel, en tanto, actuó ataviado con el chaleco de su extinto guitarrista Nery Aguilar, fallecido hace un par de meses.

Dos de la región

El cantor y guitarrista Gonzalo Martín (de Pasco, ex Los Yara y radicado en la ciudad) y el violinista Sebastián Tellería, se sumaron en el final de la actuación del Chaqueño e hicieron con él, “Zamba para olvidar”, de Daniel Toro, “Desde el puente carretero”, de Peteco (instrumental), y “Aunque me duela el alma”, de Ternán y Cuti Carabajal.
La invitación a los jóvenes valores de la zona fue en agradecimiento a la nominación de tributo y reconocimiento que horas antes le brindó la comuna local en la medioteca.

Chaqueño huésped

“Soy Huésped de Honor de esta ciudad, así que puedo dormir en el garaje de cualquiera de ustedes -bromeó Palavecino dirigiéndose al público- me puede ir mal de plata y puedo caer en la casa de alguno de ustedes”. El consagrado artista felicitó vivamente a Martín y Tellería por su talento y su “estilo único”, y les recomendó que “se busquen un representante”.'

El Gringo, con todo

Otro villamariense que fatigó bastante las tablas el domingo fue el animador Miguel Borsatto, quien además de abrir con su habitual solvencia el espectáculo central, presentó varios números y saludó al final. Zuliani y Monteagudo se habían despedido al presentar a Palavecino.

León, de tributo

Uno de los números más destacados de la noche fue el de León Gieco, quien cada año sorprende con nuevas propuestas artísticas. En este caso, separó claramente la primera parte, exclusivamente folclórica, de la segunda, en que desplegó su repertorio rockero, en una versión marcadamente heavy.
En la primera parte estuvo apoyado por “Las guitarras del amor” y en la segunda por la banda D-Mente. El Gieco folclorista homenajeó sucesivamente a Mercedes Sosa, Antonio Tormo, Jorge Cafrune, los chilenos Víctor Jara y Violeta Parra y a Atahualpa Yupanqui.
También con Andrés Giménez, la voz de D-Mente y ex Animal homenajeó a Evo Morales, presidente de Bolivia, a quien le dedicó “Cinco siglos igual”.

Cacho dice no a los premios

El cierre estuvo a cargo de nuestro comprovinciano Cacho Buenaventura, quien mantuvo en vilo a los espectadores con sus interminables anécdotas de Cruz del Eje, y de sus padres, tíos y amigos de aquel pago. También interpretó algunos temas musicales de otras épocas, en compañía de cuatro músicos.
Asimismo, contó que si bien agradeció los premios “Carlos” que le concedieron en Carlos Paz, no asistió a la ceremonia de entrega porque “no comparto esas premiaciones; el mejor premio es el afecto del público”, concluyó.