Escribe: Jesús Chirino Si bien el concepto de fascismo posee limitante a la hora de ser utilizado como categoría de análisis, resulta útil cuando se trata de describir una realidad histórica de nuestro país en general y de nuestra región en particular. En Villa María el fascismo fue una doctrina que contó con cultores de importante actividad en el medio, pero la ciudad también desarrolló movimientos contrarios al fascismo que ejercía el poder en los años posteriores al golpe de Estado del 6 de setiembre de 1930. Sello nacional El fascismo apareció en Argentina casi al mismo tiempo que en la lejana Europa, pero aquí contó con el sustrato de ideologías que lo antecedieron como, por ejemplo, el liberalismo autoritario responsable, entre otras cosas, de las masacres a los aborígenes que vivían en estos suelos. Federico Finchelstein en su libro "La Argentina fascista" dice "La Argentina crea una ideología fascista a su medida y semejanza: el fascismo vernáculo, eje de la Cruz y la Espada, no puede ser otra cosa que industria nacional… Los nacionalistas de las décadas del ‘20 y ‘30 del Siglo XX fueron la variante local del fascismo transnacional". Es decir que en la historia de nuestra región no sólo encontramos simpatizantes de Benito Mussolini venidos del viejo continente, sino que también se dio una reconfiguración nacional de la doctrina europea. Debe puntualizarse que el término fascismo no sólo describe una posición intolerante y autoritaria con una fuerte tendencia a la represión, también suma otras características. En Argentina las diferentes corrientes del fascismo a pesar de repudiar el liberalismo en general, retomaron algunas de sus cuestiones más autoritarias. En la época que nos ocupa se generaron grupos parapoliciales que proclamaron sus ideas por medio de una prensa escrita con circulación nacional como las publicaciones "La Nueva República" y "Criterio", esta última de carácter religioso. El nacionalismo de derecha argentino planteó la centralidad del Ejército en el quehacer político, cuestión que marcaría la historia posterior del país. Las "minorías fuertes" Si Leopoldo Lugones fue el padre intelectual del fascismo nacionalista argentino, el Ejército y la Iglesia Católica serían los padres adoptivos del movimiento antidemocrático cuyos cultores admiraban el fascismo transnacional pero, a la vez, se consideraban mejores que los europeos. Para los nacionalistas argentinos los fascistas "reales" eran ellos y nuestro país era la Nación que recuperaba el espíritu de la vieja Europa. El nacionalismo local era antisemita, como sería el nazismo, corporativista, imperialista "proletario", amante de la violencia tal cual el fascismo de Mussolini y ultracatólicos a la vez que militaristas como lo serían los fascistas españoles. Desde este nacionalismo se planteaba la defensa del ser argentino que, claro está, ellos previamente habían definido a su imagen y semejanza. Al sostener que existía una manera "natural" de ser argentino, todo proyecto alternativo de país era algo a rechazar. De allí que declaraban enemigo al comunismo, la democracia y todo lo extranjero que pudiera importar posiciones contrarias a las suyas que defendían los derechos de las minorías por encima de las mayorías. Nimio de Anquín, líder del fascismo cordobés, con miles de seguidores en toda la provincia, en el año 1939 definió al nacionalismo como un pensamiento político que "es un ideal cristiano neto" formulado "para el orden temporal en perfecta coincidencia con la ciudad celeste". Este representante de las coincidencias de los nacionalistas con el fascismo de Mussolini en 1936 proclamaba que el derecho de las minorías fuertes estaba por encima de las mayorías débiles. La Villa contra el fascismo En el mes de julio de 1935, en el Senado de la Nación cuando se daba el debate por la corrupción en la exportación de carnes, asesinan a Enzo Bordabhere, senador por Santa Fe. El hecho tuvo repercusiones en Villa María. Amadeo Sabattini hizo declaraciones relacionando este asesinato con el de Regino Lescano en Curuzú Cuatiá y la muerte, en manos de los fascistas cordobeses, del diputado socialista José Guevara. El líder radical villamariense decía: "…Todos estos hechos han sido cometidos por los mismos hombres y el mismo régimen imperante…" Por esos días los estudiantes del Colegio Nacional, luego "Bernardino Rivadavia", crearon el Frente Estudiantil Anti-Fascista. Eloy R. Baigorrí, hijo, ejercía como secretario General. Desde hacía tiempo en Villa María tenían lugar actos antifascistas y contra la violencia de la guerra. Los socialistas habían realizado el funeral cívico del diputado José Guevara y los radicales en más de una oportunidad desarrollaron actos en la plaza Centenario. Los estudiantes formaban parte activa del movimiento antifascista local. Claro que existían otros sectores, relacionados al poder, que se declaraban simpatizantes del fascismo o como el doctor Ceballos, cuando la prensa le preguntó si simpatizaba con el movimiento fascista respondió indefinidamente pero se cuidó de criticarlo. El domingo 11 de agosto de 1935, el Frente Estudiantil Anti-Fascista desarrolló un acto en el Cine-Teatro Capitol. La convocatoria se hizo para las 17 horas y la ciudad respondió, más de un millar de personas asistieron a escuchar a los oradores. Entre otros hablaron los jóvenes Luganda Lara, Rosa Gladstein, Onfalia Casas, Enrique Baigorrí, Ricardo Podio, Enrique Paris, Rosario Amatto, José María Lara, Basilio Ruffinengo y Alberto A. Sabattini, hijo de Amadeo. En el marco del acto se acusó al presidente del Centro de Estudiantes "Bernardino Rivadavia", José M. Maciel, de tener una política fascista. A partir de eso y en el mismo acto renuncian a pertenecer a ese centro los estudiantes B. Ruffinengo, Luis E. Calceta y Francisco Sessarego. Antes de terminar el acto, un militante de la derecha realiza una provocación, pero las cosas no pasan a mayores. Usando la Policía Meses después, el 10 de octubre, la Policía local, al servicio del fascismo, lleva preso a un grupo de obreros que estaba repartiendo volantes contrarios a ese movimiento político. Era la misma Policía que meses después, en los últimos días del año, dispararía contra los cuerpos de los huelguistas municipales que pedían un salario digno. Cabe señalar que desde el sector obrero se ejerció una gran resistencia a las fuerzas del fascismo. Los trabajadores sabían de su rigor y de las "macanas" que, en ese clima político, la "minorías fuertes" inventaban para justificar las violaciones de los derechos de las denominadas "minorías débiles". A principio de mayo de 1934, el Joven Centro Comercial e Industrial, pidió que se estableciera el "lunes criollo". En realidad se pretendía continuar violando la Ley del Sábado Inglés. Norma por la que tanto había peleado el diputado José Guevara que fuera asesinado por los fascistas en Córdoba en setiembre de 1933. En Villa María también se veían actuar a las fuerzas que se oponían a la conquista de derechos para los sectores populares. Pero también hubo anticuerpos que supieron actuar.
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