“Se trajeron 50 camiones con vestuarios y demás, se le pidieron grúas a la provincia y por eso es algo que nunca se vivió en Córdoba, y miren que yo traje a Metallica, Aerosmith ente otros y nunca hubo una movida así”, había declarado José Palazzo, uno de los organizadores del Personal Pop Festival, sobre el espectáculo que Shakira traía entre manos.
Desde el vamos ya se veía que el título de artista latina mundial no era exagerado para la colombiana que no se cansa de hacer giras y romper con todas las marcas donde quiera que vaya.

En Barra

Las puertas del ex Chateau se abrieron a las 17 y en el estadio la gente parecía ir a ver un partido de fútbol, pero no. El merchandising de sombreros, binchas y fotos de la cantante recibían a una cola de gente a la que interminable le queda corto. Ocupaban sus plateas o se sentaban en el campo porque sabían que de un momento a otro comenzarían a bailar.
Y así se cumplió cuando La Barra llegó puntual las 18.20 y comenzó con un repertorio de unos 45 minutos donde se despacharon con Gotas de pena, Evidencias, Cachetada, Si tu amor no vuelve, Un millón de rosas, Se nos fue el amor, Salvaje, Amor infiel, para terminar con La carta y decir que Córdoba estaba presente. Para despertar al público y hacer bailar a las familias y sobre todo a las mujeres que colmaban la escena.
A las 19.25 subió el hijo del rey Bob Marley. Ziggy Marley hizo vibrar a los amantes del reggae, por el parecido a su padre y no sólo en la voz. Sabiendo que fue uno de los primeros elegidos para acompañar a la diosa colombiana en este festival en todo el mundo, hizo del escenario algo familiar. Así fue que temas como Tomorrow people, Justice, True to myself, y los éxitos como Jammin, y I want love you de su padre para terminar y traer a la memoria el león del reggae que sigue tan intacto como siempre. Se bajó luego de un “Muchas gracias Argentina” un tanto confuso.

Ven y critícame

A las 20.40 Calle 13 subió para el delirio del público que, si escucha las letras al igual que las baila se puede confiar en el cambio actual de América. Pero en lo meramente artístico ofrecieron un show de lo mejor, con una calidad altísima. La dinamita que se preparaba en el vídeo de las pantallas y la cuenta regresiva testimoniaban que el estadio iba a explotar. Y así fue nomás.
Comenzaron con Baile de los pobres, No hay nadie como tú, y Vamo’ a portarnos mal, “para que el mundo sea mejor” (en palabras de Residente). Ven y critícame fue el cuarto tema y le siguió a la siguiente explicación: “Hay gente que critica para joder. No toda crítica es constructiva, por eso ustedes deben saber ver y escuchar todas las voces, todas las posiciones y sobretodo no se dejen llevar por los programas de farándula que aportan poco o nada a la comunidad”, robando una ovación.
Hablando constantemente con el público y preguntando si estaba vivo y arengando a Córdoba, siguió su show con Atrévete y Latinoamérica: “Este tema es uno de los que más me gustan y lo hice después de conocer el continente. Porque todos crecemos con la historia que nos cuenta Estados Unidos y no es así, yo cuento la otra historia por más que me falta conocer mucho y es necesario que los niños que estén aquí la escuchen”. Cerró Fiesta de locos en una noche donde la locura se iba ganando su lugar.

Plato caliente

A la hora prevista que empezara el show, Residente se bajaba del escenario. Eran las 21.30 y la audiencia comenzaba a estirar cerca de 45 minutos para verla a “ella”. En esos minutos los gritos y la ola de las plateas fueron el atractivo desde el campo.
Vestida de rosa, casi como una virgen, y en un pasillo que le permitió mezclarse entre los fanáticos que la tocaban y la besaban, Shakira hizo su celebrado ingreso y les devolvió el gesto. Mientras cantaba Pienso en ti se acercó al escenario en donde cantó Años luz. Para el tercer tema se sacó ese atuendo y quedó de negro y dorado. Con Te dejo Madrid empezaron los primeros saltos, los gritos y aplausos.
“Buenas noches Córdoba ¿cómo está mi gente? Mi único deseo es que lo pasen bien, estoy aquí para complacerlos. Recuerden Córdoba, esta noche soy toda suya”, lanzó desde el escenario.
Energía y dar todo de sí es lo que se podía percibir a medida que pasaba el recital que comprendería 22 temas y variados cambios de vestuario. Para Suerte, sus dotes de baile no se hicieron esperar y menos en el público femenino que disfrutó la noche como si fuese la última. En medio de ese tema hizo subir a cuatro mujeres para que bailaran con ella y cumplieran su sueño.
Inevitable sonó y dejó a la cantante sola en el escenario con su guitarra. Luego se colocó una pollera roja y una especie de musculosa plateada, munida de flores en sus manos para cantar Nothing else matters de Metallica.
En el tramo final interpretó: la despedida, tema de la película “El amor en los tiempos del cólera” de su autor favorito Gabriel García Márquez, Gitana (luego de bailar flamenco), La tortura, Ciega sordomuda, Your clothes, Gordita (con René de Calle 13 mostrando su lado más hot), Sale el sol y Las de la intuición. Los temas más festejados, Loca y Loba, fueron la antesala para Ojos así.
Tras una falsa despedida, volvió con un vestido de quinceañera azul y el tema Antes de las seis para bajar un poco los decibeles y cantar Hips don’t lie (Las caderas no mienten). Al final, el estadio explotó con el Waka Waka acoplado con un vídeo de niños sudafricanos que contaban qué deseaban ser en su adultez, una suelta de papeles de colores y todo el mundo -literalmente- bailando la coreografía tan famosa.

Juan José Coronell
Fotos: Manuel Arias
Especial para EL DIARIO