|
|
|
|
|
|
|
Durante su estancia en Medio Oriente, Jorge pudo visitar distintos lugares. En este caso, el muro que el Gobierno israelí estableció |
|
|
|
|
|
Jorge Chanquía, un joven maestro primario del Instituto del Rosario vive por estos días los momentos más riesgosos de su vida.
Sumado, desde hace varios meses, como voluntario a la congregación religiosa “Familia religiosa del Verbo Encarnado” con sede en Egipto, presenció la revuelta popular que terminó forzando la salida del presidente Hosni Mubarak.
Jorge, fue a brindar su humilde contribución por la paz pero terminó atrapado en una guerra civil que ni en sus peores pesadillas podía imaginar.
A continuación, el relato de un villamariense en el territorio más candente del Medio Oriente.
Estado de guerra
Cuando todavía los estertores de la levantada popular laten en las calles egipcias, dejando su aroma a pólvora y sangre, Jorge comentó su situación a través de un correo electrónico.
"Por fin tenemos Internet de nuevo, aunque no sabemos hasta cuando. Lo importante es que los que quedamos estamos bien", comenzó manifestando el docente a través de la misiva virtual.
"Todo pasó muy rápido. Cuando menos lo pensamos ya estaban las calles repletas de gente que empezó a saquear y destruir negocios y a enfrentarse violentamente con la Policía", rememoró Chanquía al referirse al movimiento que estremeció al mundo árabe.
"Aunque las manifestaciones siguen, están un poco más controladas por los militares. Hay tanques y soldados por todas partes. El toque de queda empieza a las 16 y termina a las 8 de la mañana, luego de ese horario se puede andar con tranquilidad en la calle", agregó.
"Otra de las preocupaciones es que cientos de presos fueron liberados y muchos escaparon de las cárceles, debido a esto los vecinos de cada barrio forman grupos de cinco o seis hombres y se turnan para cuidar las casas (todos están armados con palos y cuchillos y muchos de ellos tienen armas de fuego)", ilustró el educador.
"Ahora hemos quedado casi 30 personas entre sacerdotes, hermanas, voluntarios y algunos chicos que no tienen a nadie más que a esta congregación y estamos viviendo todos juntos en la casa donde también funciona la escuela de árabe, en la ciudad de Alejandría" advirtió, a la vez que informó que muchos pudieron huir del país accediendo a Jordania.
"Hubo que dejar todas las casas que la congregación tiene por la inseguridad y solamente trajimos la comida. En esas casas quedaron muchas cosas de valor. Esperamos que si las saquean, por lo menos no las destruyan", reflexionó Chanquía.
Según cifras que maneja Naciones Unidas, el levantamiento popular contra el Gobierno de Mubarak dejó más de 500 muertos y centenares de heridos en los 18 días de movilizaciones en las principales ciudades de ese país del norte de Africa.
Pura voluntad
Vale recordar que Jorge y compañeros de diversos lugares de Argentina y el mundo, llegaron a territorio egipcio para desarrollar un programa de ayuda a necesitados.
Concretamente, el grupo de voluntarios trabaja en casas de la caridad realizando trabajos de albañilería, computación y hasta manejando vehículos que trasladan a personas que, por las distancias u otros impedimentos, no pueden llegar por sus medios a las sedes de la congregación.
Vale destacar que la orden religiosa cuenta con un número importante de "Casas" en distintos puntos del mundo (Kenia, Jordania, China, Túnez).
Allí, sacerdotes, religiosas y voluntarios atienden a niños discapacitados y menores en extrema pobreza y diversas situaciones de riesgo.
La mayoría de los que integran la "Familia religiosa del Verbo Encarnado" son argentinos y desde hace algunos años se desarrolla la formación de curas oriundos de los lugares en donde se erigen las misiones.
"La pobreza, en muchos casos, es extrema. Yo ayudé dando clases, dando de comer a los niños, cuidándolos y acompañando a algunos a las escuelas", había indicado Chanquía en una nota concedida a EL DIARIO en 2008.
En aquella oportunidad, cuando este matutino lo entrevistó por su primer viaje al país de las pirámides y el místico río Nilo, el maestro había subrayado que "el trabajo que hacen en Egipto curas y monjas es alucinante. El altruismo lo demuestran con acciones concretas. Quedé sorprendido".
Casi tres años después, Chanquía afirma: "Acá hace falta mucha ayuda, es muy dura la vida y son pocos los que vienen", agrega el joven villamariense.
"Ojalá esto se termine pronto", dice para terminar Jorge, el maestro de las Rosarinas que a pesar del caótico e impredecible escenario en el que se mueve, no pone fecha de retorno y sigue apostando por la paz y la solidaridad.
Otras notas de la seccion Locales
Olaviaga y Bedano en el racimo de opciones
Los comicios marcados por la presencia de Zannini y Cavagnero en las boletas
"Ya no es factible sostener la imagen de familia dominante"
Entusiasmo y aprendizaje: lo que dejó la Feria de Ciencias
"Cada vez más niños se involucran en la ciencia"
|