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Todos los caminos (al Sillón de Viñas) conducen a Eduardo. Este podría ser el lema del peronismo local a la hora de debatir quién será el candidato a intendente.
“Siempre, desde donde la vida me lleve, Villa María será mi lugar en el mundo.” La frase utilizada por Eduardo Accastello en el discurso inaugural del período legislativo tiene, para algunos, la profundidad de una lectura que va más allá de la unión de las palabras.
Tiene esa especie de línea excesivamente delgada, invisible que agita la idea de la reelección.

Es que el titular del Ejecutivo local es prácticamente el único que le garantizaría al oficialismo la continuidad en el Sillón de Viñas.
La mayoría de su equipo lo sabe. Más allá de los deseos personales, de las aspiraciones, está la necesidad de seguir el proyecto, iniciado hace veinte años desde una banca de concejal, en el territorio.
El poder territorial, es el bastón de mariscal que el oficialismo posee hoy en su mochila y no puede darse el lujo de extraviarlo si persiste en los sueños de llegar, en algún momento, a gobernar la provincia de Córdoba.

Por eso, todos los caminos conducen a Eduardo.
En los últimos días, se agigantó esta versión: “Accastello será el candidato a intendente, no hay duda”, repitieron en voz baja varios de sus seguidores.
Para algunos, la reelección es un hecho cerrado. Otros, prefieren dejar la puerta abierta, por cualquier imprevisto.
El proyecto de disputar la Gobernación quedó postergado. “Hoy, lo importante es unirnos y actuar con vocación de servicio”, fue una de las frases más escuchadas mientras se tejía la lista que reunió a los principales dirigentes de José Manuel de la Sota, Juan Schiaretti y Eduardo Accastello.
Mientras el Gallego y Schiaretti estén al frente del PJ, el avance de Accastello estará lleno de obstáculos.
A pesar de su incondicional apoyo al modelo nacional, el dirigente local tuvo que resignar sus aspiraciones provinciales y abrochar de la manera más conveniente el control del Departamento San Martín.

Accastello es el rival más temido para una oposición que todavía debe definir si hará un frente para emparejar la lucha o irá dividido, aún sabiendo que la dispersión de votos favorece plenamente al oficialismo local.

La fecha misteriosa

La carta clave que tiene el intendente en sus manos, es la elección de la fecha para concurrir a las urnas en Villa María.
Hoy, instaló el diálogo con los otros partidos políticos en torno a la unificación con los comicios nacionales de octubre.
Conversaciones que por el momento no han pasado la barrera de la palabra “amenas”, pero sin acuerdos que permitan imaginar que la fecha (rodeada de misterio) surgirá del consenso con la oposición.
Accastello, almanaque en mano, decidirá el momento más conveniente para la contienda.
¿Instaló la unificación para dar un mensaje al Gobierno nacional y al provincial? Incógnita.
¿Le favorecería ir a las urnas después de las provinciales?
Esta es una pregunta fundamental en materia de estrategias, más teniendo en cuenta que en la carrera a la Gobernación el peronismo no tiene, por ahora, ventajas sustanciales según las encuestas.
El titular del Sillón de Viñas tendrá pocas horas de descanso en los próximos meses. En estos tiempos hay escaso margen para los errores y para lo oculto.