“Mujer, arte y sociedad”, fue el título de la convocatoria realizada por distintas organizaciones sociales como Kairos, Vínculos y la Mutual Oñativia, entre otras, que propusieron debatir sobre la cuestión de género desde el concepto de ciudadanía, la participación política y la comunicación.
Comenzó la dirigente mutualista y titular del “Seminario de Género” en el Inescer, Nora Landart, quien reseñó las luchas por la igualdad, desde las mujeres griegas que hicieron una huelga sexual para evitar la guerra, hasta la actualidad, donde todavía no hay plena conciencia y ejercicio de los derechos ciudadanos.
Landart reseñó que en la actualidad las luchas de género se desenvuelven en un contexto “capitalista y patriarcal, que tienen en común que ambos se sostienen en la sumisión y el sometimiento. En el primer caso, del más pobre para con el más rico; y en el segundo, de la mujer para con el hombre”.
Habló de la violencia de género y de las inequidades laborales, por lo que coincidió en que la comisión de mujeres de la ONU, presidida este año por Michelle Bachelet, pusiera en el orden de prioridades para trabajar en 2011 a la lucha contra la violencia física y sexual, la lucha contra la pobreza que las mujeres más padecen y la lucha contra la discriminación laboral.
Entiende que debemos afrontar acciones participando, generando un espacio para contener a las víctimas de la violencia y aportando para globalizar la solidaridad.
A su turno, la joven militante y trabajadora social, Magalí Castro, habló de la participación política de las mujeres, absolutamente vedada en tiempos de los griegos, que creían, como afirmó Aristóteles, que la mujer es un ser “incompleto, defectuoso e irracional”, por lo que le correspondía actuar sólo en el ámbito doméstico.
Mil años después, Jean Jacques Rousseau, seguía sosteniendo lo mismo, con la salvedad de que si las mujeres eran madres, las favorecía el hecho de parir ciudadanos.
Apoyada en la tira de Mafalda, fue reseñando la evolución de la participación hasta la actualidad. “No tenemos que quedarnos en el lamento de que por siglos nos encerraron en la cocina, sino que tenemos que salir, ser incorrectas y animarnos a sembrar felicidad”, dijo.
A su turno, la comunicadora Rosana Calneggia, habló del pecado original, negando la manzana y el pacto con la serpiente. “Esa fue la versión que Adán le dio a la prensa”, dijo con ironía.
Al abordar la forma en que los medios masivos tratan la temática de género, citó algunas crónicas policiales en las que ponen a la infidelidad como motivo de un asesinato. “En definitiva, culpan a las víctimas de que estén muertas”, dijo.
Los estereotipos de las mujeres en los medios, fueron clasificados en los siguientes ítems:
4 Uso y abuso del cuerpo de la mujer para vender.
4 Exposición de la mujer como objeto sexual, algo que la nueva Ley de Medios impide. “Si se cumpliera, Tinelli debería ser sancionado”, dijo.
4 Reforzar las funciones tradicionales.“Si bien ahora aparecen hombres en la cocina, el lavadero, sigue siendo un espacio en el que sólo está la mujer esperando a Dady Brieva o Mister Músculo para que la salve”.
4 En las ficciones, las buenas, son tontas.
“Y ni hablar de la radio de la mujer que pone sólo música romántica o el canal de la mujer que sólo te enseña a combinar colores con el feng shui”, remató.
Al finalizar la disertación de los panelistas, una mujer que se presentó como “Esmeralda”, se preguntó si existían derechos para ellas. “Díganme qué derechos tenemos las putas”, se preguntó, con un monólogo que emocionó a los asistentes por lo desgarrador del relato. Se trataba en realidad de la actriz Sandra Gazzano, quien interpretó un monólogo escrito por Alicia Peresutti.
El cierre, estuvo a cargo de las chicas de La Cantarola.
Queda en la medioteca por unos días más la exposición de cuadros de la multipremiada artista Liliana Rena, la serie de mujeres flamencas de María Laura Bertuzzi y las fotos de Betsabé Vella.