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Herrera encabeza el ataque. El delantero fue decisivo en el ataque de Alumni y se convirtió en la pesadilla del fondo visitante |
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Escribe: JUAN MANUEL GORNO
Cuando aceleró los latidos del corazón y el sudor se hizo moneda corriente, Alumni logró imponer algo más que sacrificio para sortear adversidades. Por eso volvió a cantar victoria en Plaza Ocampo, luego de vencer 2 a 1 a Desamparados de San Juan, en una verdadera batalla decisiva donde los tres puntos cotizaban en alza.
Después de dos derrotas consecutivas y con un gol en contra tempranero, el equipo villamariense plasmó sobre la cancha lo que su gente estaba esperando: actitud para salir de “la mala”, agresividad para buscar el arco del frente y concentración para no sufrir demasiado bajo los tres palos propios. Por eso el triunfo vale mucho en estos tiempos difíciles.
Ganar significaba no sólo escapar de la soledad en el fondo (donde Maipú de Mendoza había logrado los tres puntos en la jornada), sino también recuperar la confianza perdida.
Encima, en menos de diez minutos de juego y cuando nada sucedía en el partido, Desamparados le aplicó un cachetazo tremendo en la mejilla al local, con un zapatazo de Hernán Lamberti, casi desde 36 metros, que terminó con la pelota clavándose en un ángulo.
Parecía entonces que otra vez los astros o vaya a saber qué magia negra, volvían a poner de rodillas a Alumni, que venía de sufrir dos goles “de espaldas” en Córdoba y otros tantos en contra difíciles de explicar en las fechas anteriores.
Pero está escrito que el fútbol “da revanchas” en cualquier momento. Y lo importante que la formación dirigida por Víctor Riggio supo buscar la salida a los problemas.
Cuando el rival ganaba por aquel sablazo y trataba de acomodarse en el terreno con dos líneas de cuatro, Alumni achicó espacios y copó la parada.
Los más grandes (Luciano De Bruno, Renato Riggio y Sergio Zanabria) empezaron a pedir el esférico para darle buen destino y el empate llegó finalmente por la vía que tanto veces era esquiva: la pelota detenida, donde hacía falta aprovechar lo que se denomina “la segunda jugada”.
A los 19 minutos, un tiro libre de Diego Manicero cayó en la puerta del área chica, el arquero Diego Aguiar salió a cortar con el puño, pero dejó la pelota frente a las narices de De Bruno, quien tranquilamente la colocó al palo más lejano para gritar su primer gol con la camiseta de Alumni.
De ahí en más, el equipo de Riggio supo que estaba por buen camino y el visitante empezó a descontrolarse, sobre todo en la mitad de la cancha, donde Lamberti y Campos retrocedían para tomar a Manicero y dejaban el espacio para la maniobra de los volantes centrales fortineros.
El protagonismo que tomó el local se trasladó a las situaciones de gol, a medida que crecía en grandes pasos la actuación de Carlos Herrera, quien se tornó indescifrable con su movilidad por la derecha.
Dos veces luego de tiros de esquina llegaron a inquietar la labor del arquero Aguiar, primero con un olímpico que buscó Manicero y fue desviado por Guerrero, y después con un cabezazo de Nahuel Caler que se perdió por encima del travesaño.
También Román Strada, luego de una diagonal de izquierda a derecha, hizo revolcar al uno visitante y, por último, Herrera sacó un disparo desviado, en momentos que mejor jugaba el equipo villamariense.
Pero esa supremacía recién se verificó en la red cuando comenzó el segundo tiempo, etapa en la que Alberto Naveda (DT del visitante) cambió el marcador de punta que debía tomar a Herrera.
Justo por ese sector, a los 5 minutos, un pase de Renato Riggio provocó la corrida de “Falucho”, quien quebró cintura y llegó hasta el fondo para enviar el centro al ras del piso. El destino tuvo la humanidad de Leonardo Abálsamo, quien guapeó la pelota con un defensor y terminó picándola frente al arquero para rubricar el 2 a 1.
A partir de allí, Alumni sufrió, peleó, intentó jugar y se defendió como pudo, al punto tal que Jonathan Scalzo, con una volada fenomenal, alcanzó a sacar un tiro libre de Matías Garrido con olor a gol.
Dentro de un partido áspero, el “Tanito” Riggio y Lamberti se fueron expulsados a los 23’ por agresión mutua. Entonces Herrera debió bajar a la posición de volante por derecha y fue tan importante su actuación que hasta terminó sacando una pelota en la línea de su arco, después que Scalzo falló cuando salió a cortar un centro.
Desamparados demostró sobre el final que no iba a vender fácil la derrota, pero Alumni tuvo personalidad para sostener la ventaja y al final, pese a sufrir (un cabezazo de Pérez salió apenas desviado), terminó ganando con justicia y se quedó con un festejo necesario, de esos que todavía dan crédito.
• El gran momento de Herrera y la concentración que tuvo el equipo villamariense para defender fueron claves en la victoria.
• Se evidenció una mejoría en las jugadas con pelota detenida.
• Ganar después de dos derrotas consecutivas era fundamental, sobre todo porque también triunfó Maipú, un rival directo en la lucha por salir del descenso.
ALUMNI 2
Scalzo 5
Caler 6
Molina 7
A. Díaz 6
Riggio 6
Zanabria 6
De Bruno 6
Strada 5
Manicero 5
Herrera 8
Abálsamo 7
DT: Víctor Riggio
DESAMPARADOS 1
Aguiar 5
Del Cero 5
Barth 6
Guerrero 5
O. Díaz 4
Salinas 4
Lamberti 6
Campo 5
Garrido 6
Ceballos 4
Reinoso 6
DT: Alberto Naveda
Goles: 6’ Lamberti (D), 19’ De Bruno (A) y 5’ ST Abálsamo (A).
Cambios: Inicio ST: Alvarez (5) x O. Díaz (D), 16’ ST Corvalán (5) x Ceballos (D), 25’ ST Villagra x Strada (A), 31’ ST C. Pérez x Salinas (D), 34’ ST López x Manicero (A) y 45’ ST Salort x De Bruno (A).
Amonestados: Molina, A. Díaz, Zanabria, Riggio, De Bruno y Strada (A); Guerrero, O. Díaz y Garrido (D).
Expulsados: 23’ ST Riggio (A) y Lamberti (D).
Jugado en: Plaza Ocampo.
Arbitro: Alejandro Arco (Mendoza).
Público: 1.600 personas, aproximadamente.
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