El viernes por la noche se llevó a cabo la segunda velada de festejos por el 152º aniversario de James Craik, con una más que interesante programación musical.
El amplio escenario, ubicado a la par de las vías férreas y a pocos metros de la ruta 9, comprendió la actuación de Abel Pintos, Marcela Morelo y el espectáculo integral denominado “Los nombradores del alba”, con Facundo Toro, Daniel Campos y Nacho Prado.
Con un poco más de asistencia en las plateas pagas que la noche anterior (aunque idéntico marco de público en las gradas gratuitas, laterales y traseras), se desarrolló la jornada conducida por el animador villamariense Miguel Borsatto.
En primer lugar hizo su aparición el torbellino de Ingeniero White, Abel Pintos, quien se encargó de despachar las obras de su última placa “Reevolución” junto a clásicos como “Alelí”. El momento cumbre de su actuación se registró en los bises cuando interpretara el hit radial, “Aventura” junto a Marcela Morelo, quien en conferencia indicara que se trató de la segunda oportunidad que la cantaban en vivo.
Momentos después la cantante bonaerense realizó un delicado repaso por su discografía, desde su fusión con el carnavalito en “Corazón salvaje” hasta su versión más pop/melódica como “Tormento de amor” y sus reversiones al español de clásicos de Cher (“Creer”) o de Shania Twain (“Desde ahora”).
Acostumbrada a brindar baños de optimismo, Morelo -quien saludó por segundo año consecutivo a un tren que pasara justo en plena actuación- incluyó antes de los bises el tema “Argentina te quiero”, coronado con el flamear de una bandera celeste y blanca.
El cierre de la jornada, que también contó con la actuación de las academias Flor de Ceibo y Chañares más las palabras del intendente Hugo Graieb, fue colmado por un extendido cancionero del recuerdo. Hasta pasadas las 4 de la mañana, los hijos de Daniel Toro y “Tutú” Campos, de Los cantores del alba, recrearon joyas de la memoria popular folclórica como “Mantelito blanco”, “Zamba para olvidar” (de Julio Fontana), “Tocámelo una chacarera”, el retumbo “Lamento mataco” (con un increíble falsate a cargo de Campos) y “La cerrillana”, entre otros.
Junto a sus destrezas vocales, el trío -acompañado de un ajustado y amplio conjunto- practicó su humor de cofradía, haciendo gala de la “chispa” de Daniel en su faceta etílica. Para él, Facundo le dedicó “Borrachito de amor” luego de “La diablera”. Parte del público, a pesar del descenso de temperatura, se quedó para una larga sucesión de bises.