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Con una muy buena actuación, especialmente en el primer tiempo, Hipólito Yrigoyen goleó de local por 4-0 a River y encabeza su grupo |
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Escribe: Alexis Zegatti
H
ipólito Yrigoyen ganó, gustó y goleó. Tres premisas que le permiten empezar a catalogarse como firmes candidatos porque, más allá del valor de sus individualidades, asienta sus bases a través del juego colectivo.
Los “diablos rojos”, con un primer tiempo voraz, rápidamente selló la victoria frente a un River que fue pura voluntad y se resignó ante la superioridad del rival.
Igualmente, en el comienzo se visualizó un “millonario” prolijo y que manejaba la pelota, y enfrente, el equipo local no podía hacer pie. Pero con el correr de los minutos fue acomodándose y con mucha gente del medio hacia adelante comenzó a inclinar la cancha.
Y fue así que a los 13’ Marín abrió para Rodríguez, éste envió un centro para el ingreso solitario de Navarro, quien sólo tuvo que empujar el balón para marcar el 1 a 0.
Un minuto después, tras otro desborde de Rodríguez apareció Giménez, quien ganó en lo alto pero Bachanini y el palo salvaron a River. El local siguió buscando y a los 16’ apareció el gran goleador, Diego Marín, para poner la cabeza y gritar el segundo gol tras una mala salida de Bachanini.
De esta manera, en tres minutos cambió la historia y fue todo del local, sin dejar reaccionar al equipo del barrio Almirante Brown.
Con la ventaja impuesta, el local manejó los tiempos, supo hacer correr la pelota y jugar el partido. Pasada la media hora, Marín, transformándose en enganche, habilitó a Nievas quien cara a cara con Bachanini no supo definir.
A los 37’, esta vez por izquierda, Giménez jugó rápido un córner para un Morre (algo preparado) que sacó un preciso centro para el cabezazo certero de Grosso y decretar el 3 a 0. Todos pidieron posición adelantada, pero el volante arrancó habilitado.
En los últimos minutos de la primera parte, el local podría haber ampliado la ventaja, pero no estuvo fino para definir.
La segunda parte siguió de la misma manera, con un tibio River que no tenía ideas para revertir la situación, mientras que el anfitrión manejó los tiempos e intentó ampliar la diferencia; no obstante, Nievas no estuvo certero para definir, y se perdió sus posibilidades.
Recién en el complemento, más precisamente a los 17’, la visita por intermedio de Olmedo intentó una diagonal y sacó un remate que fue tapado por Fernández.
El técnico local, pese a que sus dirigidos iban goleando, mantuvo un equipo ambicioso en el campo de juego y mandó a la cancha a Gabetta y Carlos Fernández para ampliar la diferencia, y entre ambos crearon una gran jugada, pero el remate de Diego pegó en el palo.
Para el cierre del partido lo único que quedó fue el gol de Demichelis tras una nueva asistencia de Marín.
De esta manera, en la cancha fue todo del local pese a las intentonas de un River que nunca le encontró la vuelta al cotejo ante la superioridad de los “diablos”, que con dicha performance alimenta su ilusión.
La figura
Varios puntos altos en el diablo, pero el que se destacó fue Diego Marín. El eterno goleador sobresalió participando en tres de los cuatro tantos, dejando en posición de gol a sus compañeros en distintas ocasiones. También se destacaron Morre y Grosso.
El árbitro
Gabriel Demarchi tuvo un buen arbitraje. Nunca se le complicó el partido porque el desarrollo fue limpio. Las tarjetas que mostró fueron correctas y sus asistentes lo acompañaron bien.
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