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Aimar encara por derecha. El “Zapallito” tuvo un buen juego en el segundo tiempo |
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Escribe: JUAN MANUEL GORNO
Para ser un equipo de abajo de tabla, Alumni supo hacer “méritos” que anoche reaparecieron en Plaza Ocampo, donde la última bola del partido volvió a caer en favor del visitante y una victoria fortinera que parecía sellada finalmente se frustró ante Maipú de Mendoza.
El 2 a 2 final aplastó las ilusiones del equipo villamariense por sumar tres puntos fundamentales. Fue un resultado lamentado por cómo se desarrolló el encuentro y, además, reflejó la mala noche que se apoderó de Alumni, por las suspensiones que padecían tres jugadores importantes del mediocampo (Renato Riggio, Román Strada y Sergio Zanabria) y las lesiones tempraneras de dos figuras, una previo al pitazo inicial (el defensor Gastón Molina) y otra en los primeros minutos (el delantero Diego Manicero).
Ante la desgracia y el mal de ausencias, bien valía una ayudita del rival, un desacierto entre el defensor y el arquero mendocino que posibilitara un golcito esperanzador. Esto llegó a los 9 minutos nomás, cuando Diego Dalpoggetto no confió en su portero Cristian Aracena después de un pelotazo frontal; ambos se derrumbaron ante la duda y el esférico quedó a merced del goleador Carlos Herrera para el 1 a 0.
Hasta el momento, nada sucedía en el partido, pero estaba claro que los dos equipos estaban decididos a no dar espacios, que el nerviosismo provocaba imprecisiones y que la salida expeditiva desde el fondo, con bombazos sin sentido, empobrecían el juego.
Ni las ganas que mostraron para pedir la pelota Luciano De Bruno y Sebastián Coria sobresalían entre tanta escasez de pases bien otorgados en Alumni y Maipú, respectivamente.
Encima, tras la lesión de Manicero, pocos compañeros se apiadaron del ingresado Juan Aimar, a quien obligaban a luchar cuerpo a cuerpo para tener la pelota, en lugar de hacerlo jugar con el toque al pie.
Sólo la movilidad de Herrera podían provocar entonces -por su brillo propio- alguna situación en el equipo fortinero, aunque hubo una chance mediante un tiro de esquina de De Bruno que terminó con Leonardo Abálsamo definiendo cerca del primer palo.
Maipú tuvo mayores problemas para arrimarse al arco de Jonathan Scalzo, pero en un momento de inspiración, a los 37’, Lucas Parisi tiró una pared con Coria, se escapó por la izquierda y envió un centro bajo que Héctor Arrigo transformó en gol, entrando sólo por el medio.
El empate estuvo bien en ese primer período chato y gris, motivo por el cual alguien debía despertarse de arranque, en el complemento.
Fue Alumni quien salió mejor de los vestuarios, ocupado en generar situaciones con la claridad que necesitaba.
Una pelota que bajó Abálsamo, al minuto de juego, llevó a “Falucho” hasta el fondo, vino el centro y Aimar, por detrás de todos, ajustició al arquero con un soberbio remate para rubricar el 2-1.
Maipú tardó en reaccionar y Alumni tuvo otra gran chance para aumentar con un tiro de Abálsamo que rozó el travesaño y se perdió.
Sin embargo, el equipo villamariense mantuvo durante poco tiempo su protagonismo con la pelota en los pies, salvo cuando Aimar, López y Herrera se juntaron en una gran maniobra colectiva que “Falucho” finalizó con un toque fallido.
Después hubo un largo parate, por las expulsiones de Abálsamo (supuesto codazo sobre Dalpoggetto) y Víctor Benítez (trompada sobre Caler) y una serie de disturbios fuera de la cancha (ver página 19).
Maipú, mientras, tomó riesgos, apretó con fuerza en la mitad de la cancha y mejoró con los cambios, aunque también falló en los últimos metros y, cuando pudo embocar, el árbitro le anuló un gol polémico, por supuesta posición adelantada de Lucas Gamba.
La salida de Herrera (lesionado) y el ingreso de Juan Salort llevaban a Alumni cada vez más a la trinchera, tratando de armar el escudo anti empates que a veces suele tener sus huecos.
Aimar y su soledad en el ataque se las rebuscaron, pero el tema era saber defender. Y allí justo se equivocaron los últimos hombres, entre ellos, el arquero Scalzo, por salir en falso y no alcanzar a tapar el cabezazo de Dalpoggetto, quien se había ubicado como centrodelantero para hacer lo que terminó haciendo, el gol.
Un remate de Aimar, en la situación final sobre el arco de Aracena, terminó desviado y no pudo tapar ese karma que padece Alumni en los últimos minutos. Otra vez había que seguir sufriendo.
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