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Esquema del trasplante (gentileza ADAM) |
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Cuando se ha llegado a un trasplante de córnea es por que el paciente ha tenido alguna enfermedad o accidente que ha opacificado la córnea y, por lo tanto, con ese ojo ve todo turbio. Y como último recurso se debe colocar otra córnea, para que los medios vuelvan a ser transparentes y se recupere la visión.
La córnea no tiene vascularización, es decir en ella no hay sangre, y es por eso que las personas que reciben un trasplante por primera vez pueden esperar una tasa de éxito del 90% sin la ayuda de una triplicación tisular ni una inmunosupresión sistémica.
En un proceso de rechazo, la reacción inflamatoria puede afectar el epitelio corneal, el estroma o el endotelio, por separado o todos a la vez.
El especialista Federico Cremona manifiesta que algunos autores diferencian el rechazo que es reversible con el uso de medicamentos del que no lo es y en el cual el estado final inmunológico se ha alcanzado. No es posible saber con certeza cuándo un proceso inmune es reversible. Sí se puede hablar de una falla primaria y una falla tardía. En la falla primaria el injerto falla desde el momento mismo de la cirugía. Este rechazo es poco frecuente. En la falla tardía el rechazo del injerto corneal puede desarrollarse después de tres semanas, o en cualquier momento durante el primer año posterior a la intervención quirúrgica. A partir de ese momento disminuye la incidencia, aunque la reacción inmune puede aparecer incluso 20 años después. El doctor Cremona manifiesta que en su experiencia se percibe que una córnea es viable si existe ganancia de transparencia durante la cirugía, se encuentra transparente al primer día del pos operatorio, y sigue aclarándose durante la primera semana.
Con referencia a los cuidados pos operatorios, se deben controlar las suturas, la no filtración, la epitelización y algunos cuidados o prevención del rechazo.
El diagnóstico de rechazo se hace en córneas que han permanecido claras por lo menos durante dos semanas después de la operación. Se producen así los cuatro signos clásicos: inflamación, dilatación vascular, infiltración celular y edema del tejido corneal. Los pacientes pueden permanecer asintomáticos o manifestar que han perdido visión, ojo congestivo, dolor, irritación y sensibilidad a la luz.
En una próxima entrega, para agotar el tema, trataré la clasificación de los rechazos, el tratamiento, las medidas de prevención y las complicaciones.
Dr. Raúl Eloy Baigorrí
Centro Privado de Oftalmología
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