Por primera vez, el dirigente social y político Miguel Olaviaga contó pasajes de su cautiverio en épocas de la dictadura.
El ex secretario General del gremio mercantil y actual precandidato a intendente por el radicalismo, lo hizo durante un panel conmemorativo del Día de la Memoria, la Verdad y la Justicia, organizado por la escuela El Caminante.
El panel estuvo conformado también por el justicialista Gerardo Russo y el asesor de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos, Juan Manuel Tovo.
"Había preparado un escrito para leerles -dijo Olaviaga, dirigiéndose a los alumnos del nivel medio de El Caminante- pero se los dejaré para que lo lean luego. Ahora quiero aprovechar este momento para hacerme una terapia".
El veterano dirigente sindical y mutualista, visiblemente conmovido, confesó luego a EL DIARIO que "esto no se lo he contado ni siquiera a mi familia".
Relató que tres días antes del golpe de Estado de 1976, le avisaron que "de Córdoba venía un Falcon verde a "chuparme" (detenerme ilegalmente)". Junto con el extinto docente y periodista Bernardino Calvo se escondió en la casa de un amigo, en un pueblo cercano, pero a los pocos días se presentaron a la Jefatura de Policía, acatando lo resuelto en un debate de la comisión Directiva del gremio, cuya posición mayoritaria sostenía que "si no usamos armas, si no cometimos ningún delito, no tenemos por qué escondernos".
Olaviaga contó que en la misma jefatura local comenzaron a torturarlos y, luego de una semana, los trasladaron a la cárcel de barrio Belgrano, donde "estuvimos incomunicados durante siete meses en celdas de cemento donde no había nada. No podíamos hablar ni entre nosotros y no sabíamos nada de nuestras familias ni de lo que pasaba en el país".
"Una situación así era para quebrar al más pintado", reflexionó, tras aclarar que no daría precisiones de su tortura, para evitar detalles truculentos.
Refirió que después fue trasladado al "UP1", un Centro Clandestino de Detención de la ciudad de Córdoba, en donde durante una semana fue torturado permanentemente. "Era un procedimiento totalmente irracional, desde el comienzo al fin. No sólo nos interrogaban sobre nuestra actuación política o sindical, sino sobre nuestras vidas privadas", comentó.
Desde Córdoba, junto a otras personas, entre ellos el docente y titular de APDH local, Elvio Toscano, fue enviado al penal bonaerense de Sierra Chica, "un lugar siniestro en donde ni siquiera es posible ver el sol".
"Fui liberado en 1977, pero apenas llegué a mi casa me citó el director de la Fábrica Militar para advertirme que si volvía a la actividad sindical yo sería el único responsable de mi desaparición", añadió el panelista.
Olaviaga, quien encuadró su padecimiento personal en una conjura contra el pueblo argentino de parte de los sectores de poder más concentrados, pidió a los escolares que "lo que les contamos le sirva a ustedes para tener siempre en la memoria estos hechos aberrantes, más allá de que la actual democracia esté en deuda con el pueblo, por ejemplo con todos los que sufren el trabajo no registrado o con los jóvenes que son perseguidos injustificadamente por la Policía".
En medio del acto llevado a cabo en la medioteca, dos asistentes se retiraron manifestando su molestia por no poder expresarse extensamente como pretendían: en primer lugar lo hizo el militante del Movimiento Evita, Jorge Bonanno, quien acusó al PJ y a la UCR de haber sido colaboradores de la dictadura de 1976. Minutos después, Gabriel Correa, del Movimiento Ciudadano, se ausentó del recinto tras afirmar que "no toda la sociedad apoyó el golpe de Estado".
Ingrid Becco, la directora de El Caminante, quien moderaba el debate, les había pedido a ambos que dejaran preguntar primero a los escolares, y que luego les daría un momento para expresarse.
Curiosamente, los panelistas, tras escuchar a Bonanno y Correa, les dieron la razón.
"Es verdad, hubo connivencia de políticos, sindicalistas y empresarios, si no, no hubiera sido posible que el golpe tomara la dimensión que tomó", dijo Olaviaga. En tanto, Russo, actual titular de la Universidad Popular, afirmó que "debemos estar dispuestos a asumir la responsabilidad en el golpe de nuestras fuerzas políticas: hubo 350 radicales, 169 justicialistas y 109 demócratas que ejercieron intendencias durante la dictadura".
En cuanto a los argentinos que lucharon contra la dictadura, Russo destacó a las Madres de Plaza de Mayo y a ex militantes de Montoneros, como Raúl Yager, Osvaldo Cambiaso y Eduardo Pereyra Rossi, abatidos en los estertores de la dictadura.