Escribe:

Jesús Chirino


Como toda ciudad, Villa María en sus espacios públicos posee un interesante patrimonio artístico cultural al que muchas veces observamos sin conocer demasiado de los creadores de esas obras. Así vemos que en el inicio de la avenida General Savio, camino que conduce a la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos, se encuentra un busto del militar e ingeniero argentino. La firma de esa obra escultórica corresponde a un escultor de reconocida trayectoria.

Lobos de Mar
del Plata

Al pie del busto de Manuel Savio se nota con claridad la firma de José Fioravanti, escultor argentino nacido en la ciudad de Buenos Aires en el año 1896, fallecido en esa misma urbe en los años setenta del Siglo XX.
Recordemos que Manuel Nicolás Savio, entonces director de Fábricas Militares, el 30 de enero de 1938, junto al gobernador provincial Amadeo Sabattini, el ministro de Guerra Basilio Pertiné y el intendente municipal Emilio Seydell, colocaron la piedra fundamental de lo que sería la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María.
El 14 de julio de 1969 el municipio local a cargo de Julio Nóbrega Lascano, dictó la Ordenanza 1.332 que se hacía eco de la autorización acordada por el Gobierno provincial, que estaba a cargo del interventor federal Roberto Huerta. Recordemos que entonces ejercía la Presidencia, de facto, de la Nación el militar Juan Carlos Onganía. Mediante la mencionada ordenanza, Nóbrega Lascano impuso el nombre de “General Savio” a la avenida que inicia en bulevar Sarmiento, lugar donde se encuentra el busto de Manuel Savio, obra firmada por Fioravanti.
Si bien la vida del artista que nos ocupa ha sido muy fructífera, sin lugar a dudas que entre las obras con mayor reconocimiento a nivel popular están los lobos marinos ubicados en la rambla de Mar del Plata. Esculturas que se transformaron en íconos de la llamada “ciudad feliz”. Esas obras fueron instaladas a partir del proyecto de Alejandro Bustillo, aprobado en 1938, para la remodelación de la playa Bristol y la construcción del Casino y el Hotel Provincial. Como todos conocemos, los lobos de Fioravanti se encuentran a los flancos de la escalinata que baja hacia el mar desde la plaza Almirante Brown, ubicada entre los dos edificios del conjunto Casino y Hotel Provincial.

Monumento
a la Bandera

Otra gran obra en la que mucho tuvo que ver Fioravanti es el Monumento a la Bandera ubicado en la ciudad de Rosario. El artista en cuestión fue uno de los escultores firmantes del proyecto presentado junto a los arquitectos Alejandro Bustillo y Angel Francisco Guido. El otro escultor que integró el grupo, beneficiado con el primer premio entregado por el jurado para la construcción del monumento en 1940, fue Alfredo Bigatti.
En esa gran construcción alegórica que es el Monumento a la Bandera, que simboliza la nave de la Patria navegando en los mares de la eternidad en busca de su gran destino victorioso, se encuentran varias obras de Fioravanti. Una de ellas es la escultura de Manuel Belgrano, realizada en bronce, que representa al prócer creador de la bandera en sus dos facetas, como hombre de leyes y como militar. Otro bronce del mismo artista es el denominado “Madre Patria”, también conocido como “Patria del Amor y de la Fraternidad ”, el que está ubicada en el atrio, en la parte posterior de la torre frente al patio cívico del Monumento a la Bandera.
Por el lateral derecho del Monumento, el que da a calle Córdoba, se puede ver otra escultura de Fioravanti, que en este caso está confeccionada en piedra y representa al Río Paraná. En el otro flanco del Monumento, por calle Santa Fe, se encuentra la obra denominada “Los Andes”, que muestra la recia y severa estampa del hombre de montaña, de pie junto a su poderoso caballo. También podemos observar bellos relieves realizados en mármol travertino y esculturas hechas en el mismo material.

Recorrido

Fioravanti comenzó a forjarse su renombre artístico ganando el Primer Premio en el Salón Nacional con su obra “Mi hermana María” (1919). Diez años después, en 1929, el artista viajó a París, donde vivió seis años y realizó los monumentos a Nicolás Avellaneda y Luis Sáenz Peña. Regresó a Buenos Aires en el año 1935 reencontrándose con sus antiguos amigos, entre ellos Alfredo Bigatti, con el que realizó importantes y significativas esculturas como la Bandera. De esta época son también las obras “Vieja vasca” y el grupo escultórico de mármol “El tributo”. De su visión romántica y profunda de la vida merecen destacarse “Resurrexit” y “Ariel caído”. En 1936 obtuvo el Gran Premio del Salón Nacional con la obra “Mujer con libro”, retrato de quien fuera su esposa, la pintora Ludvilla Feodorounam. Años más tarde, en 1958, le tocó el honor de recibir una medalla de oro que concedía el Consejo Internacional de Buenos Aires a la labor de un artista plástico. Las obras de José Fioravanti pueden disfrutarse en diferentes lugares públicos, algunos nombrados aquí, y en un gran número de museos de España, Francia, Luxemburgo, Italia y Estados Unidos. Y, como señalamos en esta nota, también en Villa María.
De este artista se ha dicho que fue uno de los pioneros del arte moderno en Argentina y ha sido definido como modelador seguro y ágil que jugaba con la materia inerte para darle contenido espiritual.
Félix M. Pelayo, en su libro “Fioravanti escultor”, editado en 1944, rescata el inicio del artista en el modelado de la arcilla y la etapa posterior, talla directa en piedra. Pelayo en aquella época decía “el artista ha llegado ya a una síntesis de plenitud en la que logra dominar acabadamente su maravilloso instrumento expresivo, para volcar en la forma el contenido intrínseco de materia plástica en una indivisible unión con el símbolo expresado”.
Para cuidar el patrimonio artístico de la ciudad, nada mejor que conocerlo. Esperamos haber aportado un granito de arena al difundir las dotes del artista responsable de una obra ubicada en un espacio público local.