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“Tenía amigos escritores homosexuales, pero nadie se animaba a escribir”, señaló Pellegrini |
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"El escritor debe escribir lo que siente, lo que puede, sin temer a nada y lo que crea mejor para él, sino no es escritor." Las lapidarias palabras brotan de la boca de Renato Pellegrini, el artista villamariense que en 1964, en pleno gobierno de facto de Onganía se animó a editar la primera novela abiertamente homosexual de toda Latinoamérica y la primera, además, en ser condenada en nuestro país por razones no políticas, con prisión en suspenso para el autor.
"Fue considerada obscena (según el artículo 128 del Código Penal vigente en aquel entonces), pero en realidad tiene mucho de poético", añade ahora el avejentado y simpático autor, apaciblemente sentado en el lobby de un hotel céntrico de la ciudad que lo vio nacer, crecer y escaparse a los tempranos 17 años de un acechante sentimiento de "ahogo".
"Quería irme, como muchos otros jóvenes que tenían intenciones de trascender", acota Renato a EL DIARIO, en lo que se convertiría en una de las primeras entrevistas cara a cara realizadas en Villa María. Esa anécdota juvenil se transpola a la propia polémica novela "Asfalto", que entrevera hechos autobiográficos dentro del relato ficcional. La cuestión es que Renato, hijo del Emilio, fundador del periódico El Heraldo, decide irse de la ciudad y aterrizar en la gran urbe de Buenos Aires. De todos modos precisa: "A diferencia del personaje de la novela yo no me escapé de mi familia, ni nada. Ellos sabían por qué me iba".
Ya en Capital, deambuló por pensiones y bajofondos donde le otorgaban trabajo y cama, hasta que sufriera una seria infección de piojos, por lo cual estuvo hospitalizado durante dos meses. La experiencia luego se tradujo a su primera, destructurada y promocionada novela "Siranger", editada por Tirso, sello donde también consiguiera un puesto y que coordinaba su amigo Abelardo Arias, quien luego se encargaría de publicar "Asfalto".
"En 'Siranger', por consejo de (Manuel) Mugica Láinez, saqué varios pasajes, pero en 'Asfalto' no toqué una coma, estaba perfecto. Varios escritores me dijeron que con esa obra iba va a ganar mucho dinero. A mí no me importaba, yo quería que la gente la tomara bien", indica Pellegrini.
“Nadie se animaba a escribir”
Vale aclarar que, el autor que con su prosa explícita y sin sesgo moralizante se adelanta 12 años a "El beso de la mujer araña" de Manuel Puig y 20 años a los textos de Oscar Villordo, es bastante reticente a explayarse sobre la condición homosexual. "He tenido esta postura durante 40 años. Hay otros escritores y periodistas, como Osvaldo Bazán, que les encanta contar por todos lados que es homosexual. A mí me gusta hablar de la novela", enfatiza. Sin embargo, del tema aporta: "Antes a la homosexualidad la gente la tomaba en broma, ahora ha cambiado en ciertos matices. Lo que sí veo como diferente es que los jóvenes se animan a contarles a los padres, eso era impensado en mi época".
La obra, que le llevó tres años de trabajo, fue rescatada como objeto de estudio por catedráticos de universidades norteamericanas hasta que el sello decidió volver a editarla en 2004, en consonancia con el 40º aniversario de la primera publicación. Ahora, el renovado interés provoca de invitaciones a conferencias (la reedición fue presentada en junio pasado con pompas en la Facultad de Ciencias Sociales) hasta traducciones al inglés. Hasta no le extrañaría que en cualquier momento se plasme en una película, ya que "el libro es casi un guión cinematográfico (frases cortas, descriptivas), no tendrían que trabajar demasiado".
¿Cuando usted publicó "Asfalto" sabía que iba a ser censurada?
- No, para nada. Tenía amigos escritores que eran todos homosexuales, pero nadie quería escribir porque temían terminar preso. Entonces yo me decidí a escribir sin pensar demasiado en eso. Mugica Láinez, por ejemplo, me dijo: “Yo te hago el prólogo, pero no te la firmo porque no quiero meterse en un lío”.
¿Cómo era Villa María antes de irse?
- Yo me fui con una idea de cómo era Buenos Aires. Y acá había gente muy conocida que era homosexual, pero se cuidaba muchísimo.
¿Y cómo reaccionó la comunidad literaria de aquel entonces?
- Se hizo a un lado tranquilamente. (Vale señalar que años antes la Sociedad Argentina de Escritores le había negado la faja de honor). Hablaban conmigo, pero después nadie se metió en el asunto. Sólo la revista Gente y Petit de Durat por tele se animaron a decir algo del libro. Me acuerdo que muchos editores decían que no habían recibido la novela y que por eso no escribían nada, pero era mentira porque un amigo mío se las llevó en mano. Todos la tenían, pero nadie se animó a escribir.
Ahora, aquello de que esté prohibido a veces es mejor para la venta.
- Es cierto. El mismo Mugica Láinez decía siempre que bregaba que le prohibieran un libro, porque eso trae mucha venta, aunque no lo consiguió. Para “Asfalto” no había una venta masiva como con “Siranger”, se tuvo que hacer más clandestinamente pero se vendió bien y aunque Abelardo Arias me la había publicado yo me encargué de repartirlo en las librerías. De paso debo decir que Abelardo (Premio Municipal de Buenos Aires), podría haber escrito una novela mucho mejor que yo, porque tenía más conocimiento, pero no se animó. Le faltó audacia.
J.R.S.
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