Lluvia de papelitos y emociones desde la tribuna. La hinchada alentó como nunca, hubo camisetas, banderas, papelitos. También globos blancos y negros. Una verdadera fiesta dentro y fuera de la cancha, y un final con ojos húmedos que esperaban otro cierre, porque en la forma que esa hinchada alentó al equipo merecía tener otro epílogo. No se pudo dar. Los ojos llorosos de decenas de hinchas lo decían todo, las gargantas rojas de tanto gritar, los corazones acelerados al máximo de las pulsaciones de tanta emoción, dejaron en claro el agradecimiento a un equipo que dejó sangre, sudor y lágrimas en este partido.
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