Escribe: Gabriel Correa (*)
El debate sobre el que se pretendió generar una nueva polémica en torno al desdoblamiento, o no, de las elecciones pone nuevamente en evidencia la falta de propuestas concretas y el arte de oponerse conforme se acerca el momento de afrontar una campaña electoral. Resulta más simple oponerse a las ideas de quien las tiene, que proponer nuevas.
Tras entretener a los desorientados con la fecha de la convocatoria a los comicios municipales, finalmente el oficialismo, que cumplirá ininterrumpidamente 12 años al mando de la gestión municipal, resolvió que los ciudadanos votaremos el próximo 26 de junio, para renovar o no el apellido del jefe comunal.
Conocida la fecha, se aceleran los tiempos. Resta apenas un mes para formalizar alianzas electorales, si hubiera voluntad entre partidos y legitimidad entre el ganador de cualquier interna para llevarla a la práctica.
Recordando que, por ahora, sólo existe una: la de la UCR, del venidero 10 abril. Con los apellidos de Veglia, Olaviaga y Caronni como principales adversarios, junto a algunos "delfines" que ofician de precandidatos que van en la búsqueda de la oportunidad mayor, tal vez única, para un par de ellos.
Los votantes dispuestos a concurrir a cumplir con su obligación cívica, saben que éste será un año electoral. Y por lo tanto tendrán que prestar atención, escuchar las propuestas y decidir por el mejor candidato.
Si esto lo multiplicáramos por cinco veces en el año (deberemos elegir intendente; gobernador y legisladores provinciales; internas presidenciales abiertas y obligatorias; presidente y diputados nacionales, a lo que se debería considerar una eventual segunda vuelta en la elección nacional para renovar presidente y vice) ese valioso derecho que sostiene a la democracia comienza a ser agitado por algunos ¿autoritarios? como una carga (en tiempo y plata) que conspira contra la participación electoral, concepto que tanto defienden y pregonan sectores que se hacen llamar “progresistas”.
Cobraría mayor valor que, en vez de obstaculizar y entretener con "caramelos de madera", se impulsaran nuevos proyectos como el de boleta única o voto electrónico, que también tendría como resultado una disminución en los costos económicos (del fisco) que implica el proceso electoral, ya que disminuiría el costo de impresión de boletas partidarias y de todo el sistema de fiscalización de los comicios que vienen. Ideas, tan sólo eso, para un debate que se viene.
(*) Periodista local, integrante del Movimiento Ciudadano de Villa María y escritor. Autor de los libros "La caja negra" - Historia de un desfalco (Edición de autor - 1997) y "Todo Vale" - El despilfarro de los dineros públicos y la política como mercado persa (Edición de autor - 2004).
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