“Queremos recordar un nuevo aniversario de la marcha por paz, pan y trabajo que tuvo lugar el 30 de marzo de 1982, jornada gloriosa para el movimiento obrero argentino.”
Así comienza un comunicado de la Agrupación Juan Domingo Perón, firmado por Eduardo Vicondo, Fernando Mosquera, Eduardo Vassallo, Roberto Abburrá, Rogelio Negrini, Edgardo Echenique (h), Miguel Quinteros, Enrique Gómez, Gonzalo Salera.
El documento expresó, luego, lo siguiente:
“Rendimos merecido homenaje a quienes con valentía y decisión enfrentaron a la dictadura militar. En aquel momento la CGT Brasil, conducida por el compañero Saúl Ubaldini declaró un paro general, hubo una importante movilización nacional, miles de trabajadores sufrieron feroz represión, fueron detenidos, golpeados, hospitalizados y, lamentablemente, hubo dos muertos, los compañeros trabajadores José Benedicto Ortiz y Dalmiro Flores, en manos de las fuerzas represivas.

“Luchadores villamarienses”

También, ofrendamos un sentido homenaje a los compañeros dirigentes, que por omisión, olvido o desconocimiento nadie recuerda su larga y honesta lucha gremial, hoy la mayoría fallecidos, que en marzo de 1980, época muy difícil, integraron la CGT Brasil de Villa María, como José Vázquez (Obras Sanitarias), Diego Squizzato (AOITA), Odil Giannoni (ATILRA), José Mosquera (Unión Ferroviaria), Héctor Ahumada (Comercio), Luis Molina (Telegrafistas), Pedro Sciretta (Camioneros),y Antonio López (FAUPPA) y don Rivera (Panaderos).
Todos ellos lucharon acompañados por agrupaciones peronistas de estatales, bancarios, municipales y comenzaron a recuperar la dignidad popular para luchar como trabajadores organizados al servicio del pueblo y por una Argentina libre, justa, soberana.
Finalmente, los integrantes de la Agrupación Juan Domingo Perón destacaron la importancia de esa movilización que forma parte de nuestra historia.
“Reivindicamos aquella histórica movilización popular de trabajadores, obligando a la dictadura a convocar a elecciones en 1983, y, como decía nuestro querido Saúl Ubaldini, muchos de los que hoy todavía hablan de democracia, en aquel tiempo tenían los flejes de la cama marcada en la espalda.