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En el aire. Biasussi trata de cuidar la pelota ante el salto de Barengo. Rivadavia sigue a pasos firmes y se encamina al título |
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Escribe: Fabio Morisetti
Dicen en Arroyo Cabral que el doctor Gonzalo Valle es el nuevo titular de la cátedra de fútbol de alto vuelo. Y algo de eso debe haber, porque con una actuación para el recuerdo del volante, Rivadavia goleó a Central Argentino por seis a cero mostrando por momentos un nivel superlativo en todas sus líneas.
El líder del campeonato no fue sólo Valle (autor de dos goles), sino una formación compacta de once jugadores que supieron qué querían desde un primer momento y fueron capaces de encontrar las herramientas para lograrlo.
El partido tuvo un gran dinamismo a lo largo de los 90 minutos, con muy buen juego por abajo y mucha velocidad. A los dos minutos, Valle sacó un pase de excepción para dejarlo solito al “Gato” Biasuzzi, que definió muy mal. Dos minutos después, Russo ganó en una mala salida del fondo rojo y sacó un potente remate desviado.
Rivadavia era más, pese al buen juego de Delfino y el peligro constante de Diego Gobatto en el área.
A los 19’, un jugadón de Valle terminó con un centro que Biasuzzi no llegó a conectar y, en definitiva, Damiano tiró afuera.
De los 20 a los 25’ fue el momento de Central. Primero, con un fuerte tiro libre de Gobatto que Berterame sacó en la línea, y luego con Márquez ejecutando una falta y Novaretti dando un rebote que nadie capitalizó.
Exactamente a la media hora de juego, Russo metió un centro para el cabezazo goleador de Valle y el partido empezó a simplificarse para el local.
Fabricio Garetto le ganó dos veces a Russo (tiro libre de mitad de cancha a los 35’; remate de derecha a los 40’), pero el volante tuvo revancha mandando un centro a los 44’ que Damiano conectó con mucha potencia. El arquero dio rebote, Valle tiró centro e Ignacio Serda facturó.
Y si los de rojo habían quedado groggy, Villagra -con un tiro libre- los noqueó a los 46’.
El segundo tiempo sólo sirvió para que Rivadavia fuese aún más superior y terminara jugando en un nivel altísimo. Lástima que “Marota” Danna sacó a Gonzalo Valle a los 20’ y privó a la gente de algo más de magia….
A todo tren empezó el complemento. A los 4’ un gran pase de Damiano permitió que Berterame tuviese su chance, pero el zurdazo salió desviado. En la contra, Gobatto fusiló a Novaretti, que respondió de gran forma.
A los siete, otro pase mágico de Valle para que Gudiño estrellara la pelota en el palo y en el rebote Maxi Damiano demostrara que anda torcido para el arco, ya que se la sacaron en la línea.
Seis minutos después, Gonzalo Valle agarró la pelota en tres cuartos de cancha y encaró en velocidad gambeteando rivales. Cuando entró al área metió un derechazo tres dedos al mejor estilo “Chelo” Delgado para ponerle un final adecuado a semejante jugada.
Todavía hubo algo más del volante: a los 15’ metió un centro para que Damiano fusilara a Garetto, quien respondió bien.
El ingreso de Franco Miranda le dio algo más de peso en ofensiva a Central Argentino, y a los 27’, tras una buena personal, el reaparecido delantero estuvo cerca, al igual que dos minutos después, cuando tras un amague terminó siendo tapado cuando pateaba.
Pero si alguien pensaba en una reacción, a los 30 un centro de Damiano terminó con Orellana llevándose la pelota por delante y batiendo su valla.
Tres minutos después, un descuido defensivo terminó con Echegaray definiendo de alto ante el arco en soledad para meter el sexto.
Rivadavia siguió ganando en todos los sectores y, pese a alguna llegada de peligro bien controlada por Novaretti, Central no fue capaz de conseguir el descuento. Así terminó un muy buen partido, con un ganador holgado que -sin su goleador Martín Erregarena- demostró claramente por qué es líder del torneo.
La figura
Gonzalo Valle fue mucho más que dos goles. Fue la cuota de calidad que su equipo necesitaba y, en un día inspirado, las hizo todas. El segundo gol fue una verdadera joyita, definiendo con tres dedos tras una gran maniobra personal.
El árbitro
Discreto arbitraje de Fabián Galleguillo, quien alternó buenas y malas. Le perdonó la vida a Mellano en el primer tiempo y luego tuvo algunas decisiones muy polémicas, aunque no tuvo incidencia en ninguno de los goles.
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