Rod Stewart nació predestinado a convertirse en una brillante estrella de rock. En su personalidad se conjugan una serie de elementos básicos para erigir a un músico y cantante, en esa categoría tan anhelada y envidiada por tantos artistas que persiguen con ahínco tamaño objetivo. Estos "condimentos" son, a grandes rasgos, el ser procedente de una familia de obreros, ser carente de ciertas sutilezas, fervor por las lentejuelas, verdadera ambición por los lujos, imagen de triunfador, bicéfala proyección sexual y una talento intrínseco.
A todo esto, sumarle por si fuera poco, su voz intransferible, una marca registrada inconfundible e identificable aún para aquellos no apasionados al arte de la música y menos del rock.
Roderick David Stewart (tal sus datos filiatorios reales), es uno de esos pocos personajes del pop, que suelen suscitar pasiones encontradas. De pequeño sólo quería jugar fútbol, inclusive llegó a formalizar un fichaje en tal sentido. Debutó en 1964 grabando un blues, muy célebre por aquellos años, titulado "Good morning, little schoolgirl" ( en español, "Buenos días, pequeña colegiala" ), una composición del famoso Sony Boy Williamson. Sin embargo, a pesar de su marcada y ferviente tendencia a ocuparse de lo musical, debió sortear varios obstáculos hasta que conoció a Long John Baldry.
Posteriormente se vincula a diferentes grupos de música negra hasta que finalmente decide viajar a Estados Unidos (Stewart había nacido en Highgate, Londres, en 1945). En el norte de América se encarama al papel de vocalista en la estruendosa banda de Jeff Beck Group.
En 1969 lo contrata la compañía discográfica Mercury. De allí en adelante, comienza una ascendente, fulgurante y podría decirse "vitalicia" carrera como una singular figura de la canción popular en todo el mundo. Paralelamente, acepta formar parte del conjunto "Small faces" que luego pasó a ser simplemente "The faces", cuando transcurría el año 1975. Era esta una alocada banda de boogie-rock grosero y stoniano, bañada en cerveza (una de sus muchas debilidades mundanas), que obtuvo una serie de producciones relativamente exitosas. La interpretación magistral del grupo con la voz del místico vocalista fue "Memphis" y más adelante en su calidad de cantante solista, su emblema de presentación lo ha constituido desde siempre la movediza e inquietante "Maggie may".
Fue el gran hacedor de innumerables producciones en LP, pero uno de sus mejores trabajos de "long play" ha sido el que tituló "Foot loose and fancy free", de 1977. Quizás el secreto de su éxito tenga que ver con lo que el mismo Rod Stewart manifestó: "Técnicamente soy pésimo, pero tengo algo superior para ofrecer, el feeling". La expresión se refería al sentimiento que le pone a cada una de sus grabaciones de estudio y a sus presentaciones en público, una modalidad que siempre le sedujo.

Juntarse en la pizzería Antón

Los años en cuestión dejaron muchos recuerdos bonitos al responsable de esta columna.
Multitud de sentimientos y experiencias vivenciadas con los jóvenes amigos de aquellos años, que ahora me son útiles para compartirlos en esta ocasión. La parte más amena del relato y vinculada a nuestros años setentistas en la Villa. Por ejemplo, la experiencia de juntarnos en la pizzería Antón, la tradicional de calle San Martín, a cargo de sus propietarios, los hermanos Berardo, y sus esposas apuntalando el éxito del emprendimiento.
Hasta la próxima...

Atilio Ghezzi
Especial para EL DIARIO