Parecía una peregrinación. Miles de chicos y chicas con las remeras de La Renga, donde predominaban el negro y el rojo al igual que sus banderas. Las frases demostraban fidelidad absoluta: “Hice a mi cuerpo amigo del viento, la distancia… y La Renga” o “En donde estés en cualquier lugar”, firmadas por seguidores de Santiago del Estero, Jujuy o Entre Ríos.
Al entrar, el escenario -temático con relación al disco, munido de telones y pantallas cósmicas- se apreciaba el fondo de la ciudad de Carlos Paz con sus luces y la noche que caía, permitiendo a los fans que comenzaran a delirar. También les daba la oportunidad a las bandas teloneras de Córdoba de mostrar lo suyo, como La Maza y Santa Esquina.
El show del grupo de Mataderos arrancó con un vídeo que exhibía la imagen de un meteorito a punto de colisionar con la Tierra. La explosión, en realidad, sería del público que exclamó un grito que parecía guardado por mucho tiempo, ante los primeros acordes de “Canibalismo galáctico”.
Fue un recital donde el pasado y el presente se cruzaron constantemente ya que además de presentar los doce temas del CD nuevo, otros 15 llevaron a los más de 18 mil fanáticos a recordar y cantar los grandes éxitos.
En más de dos horas, el espectáculo comprendió obras como El rey de la triste felicidad, Destino ciudad futura, El twist del pibe, La furia de la bestia rock (dedicado a “los fans de todas las épocas”), Poder (con Nacho Smilari, ex guitarrista de Vox Dei), El hombre de la estrella, Al que he sangrado y En el baldío, entre otros.
Uno de los puntos más altos de la noche se vivenció con Panic show, y La razón que te demora en una especie de anticipo de cierre. Al regresar, cuatro temas inmejorables terminaron con el show: Oscuro diamante, Lo frágil de la locura, El final es en donde partí y Hablando de la libertad, entonado como un himno. Desde el micrófono, Chizzo Nápoli fue escueto en su diálogo con el público durante la velada pero directo: “Buenas noches. ¿Cómo andan, amigos que han venido de todos lados? Gracias”. En realidad, no hacía falta hablar demasiado.
Cuando todo ya había pasado, los fanáticos “rengos” volvieron hacia sus respectivos colectivos y autos para organizar la próxima parada de su pasión. Seguir a su banda por donde vaya.
J.J.C.
Especial