Faltaban apenas unos minutos para que el timbre del IPEM 218 Juan Bautista Bosio de Pasco llamara a la comunidad educativa a concentrarse en el patio de la escuela para saludar a la Bandera y dar comienzo a una nueva jornada.
Una jornada diáfana. Otro día otoñal y apacible.
Sin embargo, antes del ring habitual, la voz de un vecino cortó el aire matinal, todavía fresco: “¡Sale mucho humo del dormitorio de los chicos!”, advirtió.
El hombre se refería al lugar en donde residen los 47 alumnos de la institución que no son de esa localidad y se hospedan allí de lunes a viernes.
Después, todo se sacudió vertiginosamente, como en una película, sólo que no se trataba de efectos especiales. La realidad, en forma de incendio, volvía a castigar a los vecinos de Pasco.
Hacía minutos que los estudiantes, afortunadamente, habían desayunado y abandonado la estancia, donde sólo quedaban sus pertenencias, que fueron completamente destruidas.
El fuego no tardó en abrazar la construcción y expandirse a otros sectores del establecimiento, envolviendo muebles, útiles, pisos, techos y mampostería.
Las llamas alcanzaron en el pico del incendio alrededor de seis metros de altura, manteniendo en vilo no sólo a alumnos y docentes, sino a la mayoría de los vecinos del pueblo, que miraban entre azorados, consternados y espantados el dantesco espectáculo que ofrecía el fuego.
Nunca antes el IPEM 218 Juan Bautista Bosio había siso escenario de algún siniestro semejante, aunque no pocos señalaron que, en las condiciones en que estaba el edificio, no era de extrañar que algo así ocurriera.
No tardaron en organizarse los Bomberos y la Policía para hacerse presentes y comenzar a lidiar con las llamas.
La furia del fuego
La furia del fuego se abatió entonces contra las instalaciones de la escuela, una antigua casona, construida alrededor de 1920, pisos y techos de madera y escasa seguridad, que no resistió demasiado el embate de las llamas que, por momentos, emanaban mucho calor, gases y humo tóxico.
Mientras Bomberos Voluntarios de Pasco, Ticino y La Laguna, con el apoyo del personal policial de esas tres comisarías presentaban batalla, las llamas avanzaban amenazantes ante la mirada absorta de varios centenares de vecinos que se fueron congregando en las inmediaciones de la institución educativa con orientación agropecuaria fundada en 1974 y orgullo local y regional. Tanto es así, valga la digresión, que de la población estudiantil, compuesta de 248 alumnos, 47 provienen de distintos pueblos de la zona, incluida la ciudad de Villa María.
Pero volviendo al foco ígneo, mucho tuvieron que trajinar los servidores públicos para combatir el fuego que al principio fue ganando terreno con voracidad y mucha rapidez. Así fue como no tardó en arrasar con la biblioteca, en la que había alrededor de 1.300 volúmenes y la sala de computación, en la que había doce computadoras.
El incendio, aparentemente provocado por un cortocircuito (los peritos tendrán ahora que determinar con exactitud las causas del siniestro) se inició en la estancia que colinda con la sala de profesores, donde los docentes aún se encontraban reunidos a esa hora, a poco de iniciar cada uno sus tareas habituales.
Por suerte, consiguieron huir antes que el calor y los gases produjeran daño en las vías respiratorias, y que la mampostería comenzara a caer a pedazos sobre ellos.
“Fue horrible”
“Eran las ocho menos cinco y estábamos todos en la sala de profesores, esperando que tocara el timbre”, dijo Rosana Roganti, directora del establecimiento siniestrado.
“Fue horrible, espantoso, ver cómo se quemaba todo eso, el material... aunque dentro de todo puede considerarse una desgracia con suerte, ya que a nadie le pasó nada y nadie salió herido.”
“Inmediatamente, recibimos la solidaridad de funcionarios provinciales y municipales que se pusieron a disposición y comenzaron a brindar soluciones. La provincia otorgó un subsidio de alrededor de 70 mil y tantos pesos, para que los chicos del internado puedan paliar sus pérdidas, además de donar cuchetas, colchones y almohadas para que podamos, cuanto antes, poder volver a funcionar”, explicó Roganti.
Solidaridad y estado de emergencia
“Todo pasó tan rápido que aún estoy conmocionada. El incendio y la solidaridad”, reflexionó la docente.
“Como hemos quedado sin servicios, no tenemos luz ni agua, recién el jueves trataremos de reanudar las clases, pero los chicos del internado retornarán a la escuela recién el próximo lunes, ya que hay que acondicionar el predio donde podrá alojarse parte de ellos”, expresó Roganti, quien explicó que el lugar elegido para tal fin es el quincho perteneciente al club 9 de Julio.
“Ahora no queda otra que esperar que la obra del nuevo colegio avance rápido y se concluya cuanto antes. Es algo que hace mucho que estamos esperando, pero estaba medio demorado. Ahora parece que los funcionarios provinciales han redoblado el compromiso, pero seguramente no va a ser pronto”, explicó la titular de la escuela.
Un momento
Cuando los Bomberos Voluntarios llevaban dos horas luchando contra las llamas, daba la impresión de que tenían la situación controlada. En ese momento, el intendente Daniel Del Bono se hallaba en comunicación con una radio villamariense. El jefe comunal trataba de llevar tranquilidad a partir del dato que indicaba que "todos los chicos están a salvo", pero el fuego se reavivó en el momento en que Del Bono estaba al aire y las llamas avanzaron hacia la zona del laboratorio escolar. Resultó conmovedor el tono con el cual el titular del Ejecutivo relató esa instancia. Se pudo escuchar inclusive cuando balbuceaba: "No puede ser: ahí había tantas cosas de valor...".
La última frase de Del Bono, apresurada, fue: “Por favor, por favor, disculpe, le tengo que cortar porque me están llamando del Gobierno de Córdoba”. El contacto con la emisora se cortó. La angustia, continuó.
Transporte
Por su parte, el intendente pondrá a disposición un transporte para que todos los días, al menos los alumnos que son oriundos de Ticino y La Laguna puedan ser transportados a sus hogares hasta que solucionemos el problema, ya que el quincho del club, que cuenta con baños y otras comodidades, no puede albergar a todos los alumnos que habitualmente residen en el internado.
Del Bono anunció también que el ministro de Gobierno Carlos Caserio le había depositado en la cuenta bancaria de la Municipalidad un subsidio de 50 mil pesos.
Asimismo, pudo saberse que ayer, cuando las sombras de la noche caían sobre Pasco y todo lo ocurrido parecía parte de un mal sueño, llegaba al pueblo, desde la capital provincial, un camión con 25 cuchetas de dos camas, sus respectivos colchones, almohadas, frazadas y dos juegos de sábanas para cada alumno.
Por la nueva escuela
En tanto, cabe señalar que visitaron ayer la localidad donde tuvo lugar el siniestro el vicegobernador, Héctor Campana; el ministro de Acción Social, Juan Carlos Massei; el ministro de Educación, Walter Grahovac; el subsecretario de Obras Públicas, Andrés Caparrós; el subsecretario de Emergencias, Darío Ranco, y el subsecretario de Edificios Escolares, Carlos Pedetta.
En el marco del programa denominado “Mil Escuelas” del Gobierno nacional, la provincia de Córdoba establece como prioridad la ejecución de las obras para la construcción de un nuevo edificio para el establecimiento educativo de Pasco, el que estará ubicado en un predio de tres hectáreas adyacente al pueblo, donde los estudiantes realizaban los trabajos prácticos (crianza de pollos, apicultura...).
Ranco y Caparrós llegaron en horas de la mañana al lugar del hecho, reportaron la situación y los demás funcionarios arribaron a Pasco en horas de la tarde y realizaron los anuncios antes mencionados al intendente, rodeados de vecinos.
Un amargo recuerdo
Cabe consignar que los vecinos de Pasco aún no han podido borrar el amargo recuerdo que dejó el incendio de las flamantes instalaciones del club 9 de Julio cuando 2010 llegaba a su fin.
Fue el 18 de diciembre, un día antes de la fecha prevista para la inauguración oficial, en la que se presentó Fabio “La Mole” Moli, quien, a pesar de lo ocurrido en la víspera, estrenó la pileta olímpica, arrojando a un policía al agua, poniéndole una nota de humor al siniestro que acababa de ocurrir.
Fotos: Apolinario Daniel Balcaza
LAS IMAGENES:
1- Bomberos, policías y vecinos en el escenario del tremendo incendio ocurrido en la centenaria casona donde funcionaba el internado de la Escuela Juan Bautista Bosio, de Pasco
2- Panorama desolador en la vereda del IPEM 218, tras la furia del fuego
3- Los bomberos lucharon denodadamente durante más de dos horas para apagar el fuego
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