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El arquero Olguín se queda con la pelota. Alumni terminó |
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Para los villamarienses que pagan la entrada y otorgan sus sueños en 90 minutos cuando Alumni juega de local, Plaza Ocampo se volvió un calvario.
Anoche, el equipo perdió de nuevo en casa, 2 a 1, y algunos de esos seguidores incansables tuvieron que descargar bronca con el mal árbitro que tuvo el partido ante Deportivo Maipú, Facundo Díaz, como para buscar también alguna explicación a lo sucedido en la cancha, donde el conjunto dirigido por Víctor Riggio cayó en la trampa de un rival que no hizo demasiado como para llevarse los tres puntos, pero aprovechó esta racha nefasta que Alumni lleva como una carga pesada.
Así como sucedió en otras oportunidades, ni el momento dulce que atraviesa el goleador Carlos Herrera sirvió para torcer esta curiosa realidad del “fortinero”, que dilapida en la “Placita” lo que aprovecha en otros escenarios.
Entonces Maipú, un rival directo en la lucha por zafar de la categoría, le ganó por primera vez en la temporada y se llevó a Mendoza tres puntos fundamentales en la cuarta fecha de la Fase Reválida.
Con una propuesta que muchos consideran como “mezquina”, el “Cruzado” tuvo el mérito de capitalizar los problemas de Alumni en defensa y luego se atrincheró con orden, juntando gente para tapar todos los huecos y sacrificarse por el resultado.
La idea del visitante, esta vez, surtió efecto porque el local no supo tomar el protagonismo esperado, sobre todo en el primer tiempo.
Luciano De Bruno y Sergio Zanabria, en la mitad de la cancha, siempre encontraron marcaciones pegajosas que no les permitieron elaborar juego; Juan Aimar fue absorbido por la presión defensiva del oponente, mientras Román Strada y Renato Riggio no pudieron progresar con la profundidad necesaria y el equipo careció entonces de la agresividad en ofensiva de otros partidos.
Encima, apenas recuperó la pelota, Maipú fue simplista: buscó mediante pelotazos frontales hacia la corrida de sus delanteros y eso complicó al fondo villamariense, que lejos estuvo de ser seguro.
En uno de esos tantos bochazos, Nicolás Aguirre (el más veloz del ataque mendocino) metió el primer gol, a los 19 minutos, cuando la corrió por derecha y definió con clase, desde afuera del área y de emoquillada tras la salida de Carlos Ronco.
Alumni trató de reaccionar, pero sin profundidad, salvo por un toque de De Bruno hacia Zanabria, quien no pudo acomodarse en el área para definir. En lo demás, hasta los 30 minutos de la etapa inicial, Maipú estuvo cerca de marcar, siempre mediante un contragolpe o en jugadas con pelota detenida.
Un remate de Sebastián Coria que pasó cerca del palo, otro de Rodrigo Zapata que se perdió cruzado y otro de Héctor Arrigo que atrapó Ronco, reflejaban cierta inteligencia para inquietar el arco rival, aún sin tener un marcado dominio en el partido.
Luego despertó un poco Alumni, llevado por la movilidad de Herrera y la compañía que éste encontró en el “Tanito” Riggio.
A los 34’ avisó “Falucho” con un tiro que dio en el palo y, en la misma acción, hubo una mano en el área de Benítez que el árbitro consideró como casual y no cobró penal.
Pero Herrera tuvo revancha y, tras guapear una pelota que también peleó Federico Depetris, el goleador finalmente encontró su momento y la mandó a guardar para empatar antes del entretiempo.
El karma
Cuando parecía que el “fortinero” podía tener un mayor protagonismo para la otra mitad del partido, Maipú le aplicó un cachetazo por una vía conocida: la jugada con pelota parada.
A los 4’, un tiro de esquina bien ejecutado por Coria fue frenado por el viento (que tuvo influencia en muchos pasajes) y sobre el primer palo la peinó al gol Diego Dalpoggetto, el mismo que había anotado el 2-2 decisivo del partido anterior.
Entonces Alumni debió salir a quemar las naves, tomando riesgos que Maipú no pudo aprovechar del todo, ya que Aguirre se perdió un claro mano a mano con Ronco, en la jugada más clara para aumentar el marcador.
El “Tano” Riggio metió cambios para ganar la pulseada en la mitad de la cancha, donde se hacía fuerte la presencia de Enzo Imbesi, a la hora de morder y morder en la zona de gestación rival.
De Bruno, tres veces, se perdió el empate pisando el área. También “Falucho” tuvo su chance con un cabezazo que se fue desviado; tampoco pudo Depetris y, sobre el final, el arquero Oscar Olguín fue determinante, al manotear y desviar al córner una pelota envenenada que envió Strada, en la puerta del área.
A esa altura, Alumni merecía algo más porque tenía en monopolio del partido, pero Maipú, abroquelado, aguantó hasta que se quedó con la victoria.
Un supuesto penal sobre Strada terminó por decretar el fastidio del público, que se quedó insultando al árbitro. Ya era tarde. Alumni había dejado escapar otra posibilidad en casa.
El árbitro
Facundo Díaz se cargó de errores porque, en realidad, parece falto de una mejor formación. Cobró infracciones en ataque que no existieron y no tuvo la colaboración de sus asistentes. Quedaron dudas en dos penales que no cobró en favor de Alumni, cuyos hinchas explotaron con el juez.
La figura
El arquero Oscar Olguín fue decisivo cuando sacó un balinazo de Strada, sobre el cierre del partido. Pero el más regular fue el mediocampista Enzo Imbesi, un motorcito de la recuperación visitante. También se destacó Nicolás Aguirre, en el primer tiempo.
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