Lucas Destéfanis es un hacedor de arte. Un joven que ha incursionado por las disciplinas más diversas pero complementarias; es músico, bailarín, actor, clown… “me gusta de todo”, según sus palabras.
Reconoce sus inicios en la escuela secundaria, luego vendría un período de calle, viajes a Buenos Aires en donde mamó las enseñanzas de dos viejos profesionales del reconocido Circo Rodas, realizó diversos talleres, aprovechó las diferentes convenciones a las que asistió y siempre dedicó mucho tiempo al aprendizaje de manera autodidacta.
¿Quién no recuerda las noches de color y risas bajo inmensas carpas multicolores? Ahora, el circo sigue estando en las carpas, pero también fuera de ellas, en la calle, en la tele, en las fiestas, en la Villa.
Lucas acaba de iniciar las clases de su nueva escuela de circo, un emprendimiento inédito en la ciudad; un singular espacio de aprendizaje para que nos acerquemos a una de las artes que han cautivado a grandes y chicos a través de los tiempos. Y cuando hablamos de circo, no sólo hablamos de malabar, es una de las primeras cosas que nuestro entrevistado nos aclara; la estructura de escuela posibilita que se enseñen variadas técnicas, en zancos, de acrobacia, entre otras, siempre acompañado por la técnica del clown (payaso), que complementa y nutre las demás actividades.
Por Darío Falconi
eldiariocultura@gmail.com
Cómodamente sentados en los sillones del club de arte “El Globo Rojo”, hablamos con Lucas sobre los detalles de esta nueva propuesta cultural y artística. “Lo quise empezar como taller, pero pensé por qué no todo. El circo está tomando otra vuelta, no sólo es el circo tradicional, al que sigue siendo bueno apostarle, pero están surgiendo artistas en la calle, como también en las fiestas... Hay una nueva estética”.
Básicamente, son dos clases semanales de una hora y media en el que los alumnos inscriptos, y los que quieran sumarse, aprenderán de manera progresiva las diversas técnicas que un artista de estas características implica. Por el momento la escuela se apoya en dos años de cursado; en el primero de ellos se hace rolo, malabares, zancos, entre otros; mientras que en el segundo acrobacia en altura, monociclo, cuerda floja; “la idea es la estructura de circo clásico, pero si alguien quiere apuntar a otro tipo como el Circo del Sol, o con otra estética no tan estructurada también lo podemos hacer. Queremos avanzar con un grupo, tener el año que viene segundo, y arrancar simultáneamente de nuevo con primero.”
El crecimiento en una escuela de este tipo es individual, algunos traen ciertos conocimientos, se le corrigen formas y se los trata de nivelar, para seguir juntos y llegar al objetivo final que es ser un “artista de circo” íntegro, que puedan hacer muchas cosas o especializarse en alguna de ellas.
VILLA MARIA
Lucas se sorprende que el crecimiento de esta actividad en su ciudad sea notable. Recuerda que hasta no hace mucho era poco el público que los seguía, “la gente de Villa María, responde muy bien. Me sorprende, antes juntábamos pocas personas, ahora la gente se acerca más y se queda. Era muy cerrada la ciudad, pero ahora está siendo otra cosa. La generación que viene ahora es distinta.”
En relación con el público, Lucas nos comenta que en esta ciudad la gente no está acostumbrada a pagar, el público acepta las distintas propuestas, pero no lo valoriza; sin embargo “hay gente que responde muy bien, no quiero usar la plata como parámetro de medición, pero hay quienes ponen en la gorra veinte pesos, que es mucho para una gorra, pero la gente sabe que está entreteniendo a sus cuatro hijos”.
Si hablamos de los espacios físicos para practicar este arte, las dificultades no son menores, ya que antes si alguien quería incursionar no encontraba otro lugar que la calle misma. Lucas, recuerda haber aprendido a andar en monociclo en las inmediaciones del Anfiteatro o practicar zancos en el polideportivo… ciertos lugares públicos en los que se puede encontrar algunas condiciones mínimas para llevar adelante la práctica de estas artes no tan convencionales. Por eso Lucas está contento, de haber encontrado un lugar con las condiciones necesarias como lo es “El Globo Rojo”, para poder desarrollarse; ya que nadie presta lugares y ni es posible alquilarlos para desarrollarse. Dice el entrevistado, “ahora es más común ver alguien malabarear, y la escuela también va a ayudar, está bueno para que se generen nuevas ramas”.
EL APRENDIZAJE
Como toda actividad que exige coordinación física y psíquica, la clave es la práctica; “hay que dedicarle mucho o el tiempo que lo dedicás es hacerlo bien. Hay que estar preparado para hacerlo, concentrado, tomarse su tiempo. Cuando yo inicié, al principio estaba todos los días; les comenté que deben hacer sus elementos y practicarlos en su casa”.
El frontman de Belosanta, está proponiendo desarrollar un nuevo género en boga, el circo teatro; cuya esencia es poner elementos de circo en otros ambientes alejados de la tradicional carpa y contar historias con malabares y demás elementos.
El aprendizaje “como todas las actividades, hasta los 12 años la captación de cosas es fortísima, hasta los 25 es otra cosa y pasando esa edad cuesta un poco más. No quita que no lo puedan hacer, al contrario, los grandes le suelen poner más pila para aprender y eso es bueno”.
Para aquellos que se pregunten el ámbito de acción de un artista circense; las posibilidades son muchas y cada día se abren nuevos espacios, como las fiestas. Villa María se caracteriza por tener muchos lugares de eventos sociales, lo que genera buenas posibilidades de insertar las distintas variantes del arte en esos festejos. Lucas no se detiene, sigue capitalizando conocimientos y prácticas, ahora está incursionando con performances en arnés; “hay que estar atentos y proponer siempre cosas nuevas”, concluye.
Otras notas de la seccion El Diario Cultura
La literatura cordobesa está de luto
Viaje al país de la percepción
Casa de tolerancia, "pupilas" y etiquetamiento
Un siglo de cultura en la misma esquina
Surgimiento del municipio local
|