“Los almacenes en Argentina son como microorganismos capaces de matar un elefante”, con esta analogía Diego Solá Prats, responsable de supervisar la adquisición de Disco por parte de Cencosud y actualmente CEO de las tiendas Easy, ejemplificó hace pocos meses frente a un grupo de empresarios, su parecer sobre los pequeños y medianos negocios que hacen su terreno de desarrollo en los barrios de todo el territorio argentino.
En Villa María, las despensas gozan de buena salud y a pesar de los anuncios oficiales que indican un crecimiento de venta de hasta el 28,5% en las grandes superficies comerciales, no dejan de explotar su lado más atractivo: la cercanía con la gente.
Es que el combo atención, cercanía, crédito (en algunos) y posibilidad de satisfacer necesidades al instante de los clientes, parece primar entre la elección popular que apuntala y sostiene la existencia de los clásicos almacenes de las barriadas villamarienses.
La necesidad de una relación cara a cara con el comerciante, que incluye la posibilidad de cambiar sin mucha vuelta un producto que no satisface o tener mayores garantías respecto a los vencimientos de los productos frescos, también nutre el atractivo de los negocios locales.
A la hora del crédito, las palabras fiado, libreta y cuenta que antes integraban el lenguaje cotidiano entre clientes y comerciantes no dejan de escucharse porque en los negocios de barrio, cuando promedia el mes hay quienes hacen la "gauchada" de anotar en una cuenta lo que los vecinos llevan y esperan unos días para cobrar.
“Existe informalidad, y no cabe duda de que ello es una competencia desleal para nosotros (los representantes de las grandes cadenas), pero también está claro que los almaceneros y verduleros están vivos. Tienen buenos precios y para ellos triunfar no es una misión, como sí lo es para nosotros, sino una causa y su propia vida”, completó el concepto Solá Prats en otra parte de su alocución.
La apertura en la jornada de hoy de un hipermercado y la posibilidad del establecimiento de otro, dentro de algunos meses, parece no hacer mella en la voluntad de los almaceneros locales que, luego de haber transitado y sobrevivido a los vaivenes de la economía nacional, se plantean el nuevo y competitivo escenario como un nuevo desafío.
¿Hará impacto el emplazamiento de los espacios nutridos con megaofertas sobre las pequeñas góndolas de nuestro almacén de confianza? Todo está por verse... veremos.

@ Sin miedo en Parque Norte

"Creí que se me terminaba todo, mi negocio es muy chiquito y estando tan cerca del híper pensé que toda la clientela se iría para allá", dice Mirta, dueña de una despensa en barrio Parque Norte, sector lindante al nuevo paseo de compras.
"Después de pensar mucho me tranquilicé. Creo que la gente no se me va a ir, cuando necesiten cosas chicas van a venir a comprarme a mí, en definitiva yo estoy más cerca", agregó ante los micrófonos de EL DIARIO.
"Entiendo que hay gente que se camina toda la ciudad por veinte centavos, pero irse hasta la salida de la ciudad para ahorrar no sé si lo van a hacer.
"Los precios no me preocupan, los negocios chicos tenemos buenas ofertas y estamos más a mano y encima hasta a algunos le anotamos. Va ser duro pero vamos a dar pelea", concluyó la señora.

@ Cuenta corriente en Las Acacias

El negocio atrae por su cartel que ofrece la apertura de cuentas en el almacén. La estrategia parece surtir efecto y los clientes esperan su turno en la pequeña despensa de barrio Las Acacias.
Natalia es empleada del lugar y entre venta y venta, desgrana algunos comentarios sobre el porvenir del rubro en la ciudad.
"Creo que mucha gente no va a poder ir diariamente hasta el hipermercado, la situación económica y la distancia son condicionantes", expresa la joven.
"Me parece que las cosas van a cambiar poco por acá. La gente del barrio es la que compra y nos sostiene", remarca la consultada.
"Compramos acá por tiene surtido de cosas. Al híper vamos a ir, pero a pasear", sostiene entre risas una mujer que se lleva unas varillas de pan del negocio.

@ "La despensa del barrio"

En pleno barrio Vista Verde, el almacén de Norma se erige como la opción obligada para los vecinos que quieren proveerse de productos alimenticios.
Desde allí, la comerciante aseguró que el establecimiento de grandes supermercados "no la modifican en nada".
"Al contrario, es un progreso para la ciudad", destacó.
"Acá no pretendemos que nos hagan un pedido de 200 ó 300 pesos sino que nos compren las cosas que se consumen diariamente. Yo no trabajo como un súper", destaca la reporteada.
"El híper es para el que compra en grande. Seguro que en Vista Verde hay muchos que irán hasta allá y comprarán pero en la diaria, los que necesitan cosas vienen acá", cerró diciendo.

@ Doble trabajo

Hijo de un Pedro Cessarini, almacenero de toda la vida, Osvaldo es un interlocutor más que válido si la temática tiene que ver con el rubro almacenero.
En su autoservicio de barrio Centro sur, la voz consultada consideró que "vamos a tener que trabajar el doble para ofrecer mejor calidad y precios".
"Todos teníamos miedo cuando hace un par de años abrió el Disco Shop, pero no pasó nada, los negocios siguen estando y hasta algunos han crecido", dijo Cessarini.
"Si a los clientes se les ofrece precio, variedad, higiene y merchandising, se consideran respetados y siempre vuelven. Esta es nuestra apuesta diaria", señala Osvaldo que apelando a la cautela concluye: "Dos bocas de gran venta de alguna forma nos van a afectar, dentro del poco espacio que tenemos hay que hacer lo mejor posible".
Libretas: ¿opción?

Una de las opciones utilizadas en otras provincias, a la hora de seducir clientes, es reflotar viejos recursos. El caso de Misiones, tal vez sirva como ejemplo de una realidad que podría concretarse en cualquier momento por la Villa.
El tradicional sistema de compra con libreta en almacenes y despensas, volvió a instalarse en comercios minoristas de varios barrios de Posadas. Sólo en la capital misionera son más de 800 almaceneros los que implementaron el viejo sistema, basado en la confianza en el cliente, y se estima que en poco tiempo se duplicará esa cantidad. “La venta al fiado estimula el consumo y la reposición de mercadería”, aseguró uno de los comerciantes entrevistados, quien comentó que desde que retiró de su mostrador un cartelito que rezaba “Hoy no se fía, mañana sí”, sus ventas crecieron más del 50%.
El empresario explicó que cada comprador tiene en su poder una libreta y la copia de la misma queda en el almacén “y cada vez que se realiza una compra se asienta la operación en los dos ejemplares para evitar malos entendidos a fin de mes”.