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Luis Calvinho disertó en Villa María, ante productores y veterinarios de la región |
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La mastitis es una de las enfermedades que más preocupa a los productores lecheros del país.
Por esa razón, la empresa Intervet convocó al médico veterinario del INTA Rafaela, Luis Calvinho, para disertar en Villa María sobre la incidencia económica de esa infección.
“Hay muy pocos estudios. Hay algunos que datan de los años ‘70, pero en la actualidad, desde el INTA Rafaela se hizo una investigación tomando como parámetro las bonificaciones que hacen las empresas lácteas a la leche que tiene menos células somáticas (que se refieren a la mastitis) y menos bacterias mesófilas (que dan cuenta de la falta de higiene de la leche) y el resultado fue que apenas el 30% de los productores cobran la máxima bonificación”, dijo Calvinho a EL DIARIO.
Esto da cuenta de la incidencia de la enfermedad que hasta mediados del año 2000 iba controlándose pero “que de esa época a esta parte, hay un estancamiento en la prevención y una tendencia a agravarse el problema”, dijo.
El profesional que disertó ante un auditorio de productores y veterinarios de la región, dijo que las células somáticas aumentan en el período estival “lo que es lógico porque en el verano es más difícil controlar la enfermedad”, pero lo que observan con preocupación es que la cantidad de células no bajan en invierno a la cifra del año anterior.
“Estamos por un lado ante una cuestión de manejo”, señaló, indicando que la manera en que se propaga la mastitis es cuando falta higiene de la ubre.
Esto es particularmente difícil de hacerlo de manera óptima en tiempos de lluvia, porque no se pueden realizar las tareas habituales de limpieza, dejando al animal en contacto con la mezcla de barro y excremento vacuno, que es el principal caldo de cultivo de la bacteria que provoca la infección en la ubre.
“Hay estudios, también del INTA Rafaela, que dan cuenta de que una de las causas del aumento de la incidencia de la enfermedad tiene que ver con el confinamiento. Es más difícil mantener las ubres limpias cuando hay más vacas en menos espacio”, aseguró el profesional.
A la hora de aportar ideas para resolver el problema, señaló que si bien es complicado “especialmente en verano”, es importante “manejar bien el ambiente para evitar la propagación de la enfermedad, por ejemplo, pasando el rabasto dos veces a la semana y no cada 15 días”.
Por otra parte, recomendó intensificar las tareas de higiene preordeñe, para que el ganado ingrese con la ubre limpia al tambo. “Esto es importante, pero igual no garantiza que no se infecte en el período interordeñe”, destacó.
“Aun con todas las complicaciones, tendremos que aprender a manejar los potreros o los corrales, según el caso, lo que implica más mano de obra y maquinaria”, concluyó.
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