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La obesidad en la infancia predispone a padecerla en la |
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Cuando hablamos de obesidad nos estamos refiriendo a un incremento en el tejido adiposo (graso) corporal, frecuentemente acompañado de un aumento de peso, cuya magnitud y distribución condicionan la salud del individuo.
La obesidad es una enfermedad multicausal, en cuya etiología se reconocen factores, hereditarios, sociales, culturales, psicológicos, entre otros. A nivel mundial se observa una modificación de la dieta con predominio de alimentos hipercalóricos, ricos en grasa y carbohidratos refinados con escaso contenido vitamínico y mineral, constituyéndose esto, junto con el sedentarismo, en una de las principales causas del aumento de la prevalencia de obesidad.
La mal nutrición por exceso es un serio problema de Salud Pública que afecta tanto a países desarrollados como subdesarrollados, condicionando la calidad de vida de los individuos afectados. La epidemia de la obesidad en el mundo no es exclusiva de los adultos, en la población pediátrica se observa también un aumento alarmante en los últimos años.
La preocupación por las dimensiones que la obesidad está adquiriendo a nivel mundial se debe a su asociación con las principales enfermedades crónicas actuales, como dislipemia, diabetes tipo II e hipertensión arterial. A mayor obesidad, mayores cifras de morbilidad y mortalidad por estas patologías.
La obesidad en la infancia predispone a padecerla en la vida adulta y presenta consecuencias físicas y psicológicas que disminuyen la calidad de vida de los niños afectados. Pese a esto la magnitud del problema ha sido subestimada, por ser considerada un problema estético y debido a que un alto porcentaje del impacto sobre la mortalidad lo ejerce de manera indirecta. En la infancia y la adolescencia la obesidad es de muy difícil manejo, por lo tanto se debería evitar que el niño o adolescente llegue a ser obeso.
Los programas de prevención deben implementarse en los primeros años de vida, momento en el que se establecen los hábitos y conductas alimentarias y del estilo de vida. Los mayores esfuerzos deberían estar orientados a la educación, que estimule hábitos alimentarios saludables y que estimule la utilización del tiempo libre con actividades recreativas que impliquen movimiento físico.
Resulta necesario considerar a la obesidad en la infancia como un problema de salud. El abordaje de este problema requiere de un equipo de salud interdisciplinario, siendo fundamental la participación de la familia en el proceso.
Deben implementarse medidas tendientes a tratar la enfermedad en los niños obesos y a prevenirla en la población infantil en general. La mejor manera de hacerlo es promoviendo hábitos de vida y alimentarios saludables desde todos los sectores, público y privado, industria, sociedad civil, y los medios de comunicación, en forma conjunta y con un objetivo en común: “la salud”.
Lic. Natalia Tumas
M.P 2667
Nutrición
Policonsultorios AMEL
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