José Daniel Valencia nació en San Salvador de Jujuy, el 3 de octubre de 1955 y llegó a Córdoba a los 20 años.
Hasta los 16, el “Rana” jugaba en los campitos de tierra de la provincia norteña y no tenía pensado siquiera triunfar a nivel mundial, aunque el fútbol era una pasión que abrazó prácticamente desde el nacimiento porque su familia vivía en el predio donde se encontraba la cancha de la Liga Jujeña de fútbol, donde su papá cortaba el césped.
Surgió de Gimnasia de la misma provincia, exhibiendo por entonces un talento destacado, con una forma muy particular de sacarse de encima a los rivales y entregar la pelota al pie de sus compañeros o al lugar más exacto.
Sólo un partido en cuarta división le bastó para saltar inmediatamente a primera. “Yo no hice inferiores, jugaba en los potreros del barrio”, recuerda.
Ese flaquito desgarbado, que daba espectáculos en Jujuy, fue visto a tiempo por Menotti y su grupo de trabajo, por lo que no tardó en llegar tímidamente una tarde a la sede de la AFA, temeroso, para incorporarse a un plantel de juveniles que viajaba para jugar en el Torneo Esperanzas de Toulon, en Francia, junto a Daniel Passarella, Américo Rubén Gallego y otros tantos “nenes” más reconocidos por entonces.
En la competencia, la prensa argentina y extranjera comenzaba a ver quién era realmente Valencia, un tremendo crack.
Es por ello que cuando debutó en Talleres, a los 20 años, hubo récord de público en La Boutique.
“Nunca se vio nada igual en Córdoba. La gente hizo más de tres cuadras de cola para conseguir los bonos de entrada que costaban diez, veinte y cincuenta mil pesos”, recordó una vez Amadeo Nuccitelli, el histórico dirigente que logró traerlo a la provincia.
De ahí en adelante, sólo había que disfrutarlo. Valencia se convirtió en una formidable figura, jugó en la selección argentina, fue campeón del mundo en el ‘78 y participó del Mundial de España ‘82. En el ‘86 se fue a Ecuador (Liga Deportiva de Quito), luego volvió a Talleres y, años más tarde, vistió las camisetas de Rosario Central y Guaraní Antonio Franco de Misiones, antes de pasar a Bolivia, donde actuó para Jorge Wilstermann y San José. Aquí se retiró, en 1993, a los 37 años.
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