Un vecino de la zona rural de James Craik encontró ayer la muerte en un desafortunado accidente, en momentos que reparaba el chasis de un viejo camión volcador en el campo donde vivía con su esposa.
Se trata de Héctor Caffaratti, de 49 años de edad, quien murió en contados minutos al ser aplastado por el pesado volquete de su Bedford, al parecer por una falla en el sistema hidráulico que lo mantenía levantado.
El lamentable episodio se produjo en horas de la siesta, aunque la hora exacta del accidente no se pudo determinar ya que Caffaratti permaneció un largo rato aprisionado por el volquete.
Según trascendió, Caffaratti se dispuso a reparar el camión poco después del almuerzo y su esposa lo encontró poco después de las 16.30, luego de levantarse de la siesta y advertir que el motor del Bedford aún estaba en marcha, a unos 40 metros de la vivienda.
Extrañada porque su marido no había ingresado a la finca, la mujer se acercó al vehículo y se topó con la escena trágica. De inmediato avisó a unos familiares, quienes a su vez se comunicaron con la Subcomisaría y los Bomberos Voluntarios de James Craik.
Efectivos de ambas dependencias debieron recorrer los cinco kilómetros que separan la localidad con el campo de Caffaratti, que está ubicado a la altura del kilómetro 589 de la ruta nacional 9, de camino a Tío Pujio.
La Policía dio intervención a la Fiscalía de Instrucción de Oliva, que está a cargo del fiscal villamariense Félix Martínez, con la asistencia de una funcionaria judicial de aquella ciudad.
En tanto, siete bomberos craikenses, al mando del jefe del Cuerpo Activo, comisario Gustavo Ponce de León, arribaron al predio rural a las 17.30 en dos unidades y concluyeron su tarea un par de horas después, luego de retirar el cuerpo de Caffaratti.
Los restos del malogrado productor fueron trasladados a la ciudad de Córdoba a los efectos de realizarse la autopsia correspondiente, mientras se tramitan las actuaciones judiciales de rigor.
Según indicaron fuentes de James Craik, Héctor Caffaratti era padre de tres hijos y se lo conocía en dicha localidad porque vendía botellones de leche cruda, que él mismo ordeñaba en un pequeño tambo que explotaba en su campo.