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Jorge Santilli lo pensará dos veces antes de jubilarse, porque le reduciría sensiblemente el ingreso |
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Jorge Santilli tiene 64 años y lleva 39 trabajando en la Fábrica Militar de Pólvoras y Explosivos de Villa María.
Entró al lugar como operario en enero del ‘72 y recuerda cuando el polvorín tenía 1.200 empleados. Hoy alcanzan casi los 400, aunque pasó peores épocas con menos de 200.
“Lo peor fue durante la década del ‘90, cuando querían cerrarla directamente e ibas a trabajar con esa preocupación, que no sabías si al día siguiente tenías empleo”, recordó.
Reconoce que la lucha de ATE, el gremio que los nuclea, paró esa privatización o el cierre, defendiendo lo más que pudo las fuentes de trabajo. “Ojalá que no vuelva el ‘síganme, que no los voy a defraudar’”, dijo, en clara alusión al ex presidente Carlos Menem.
Al hablar de su actividad, Santilli no duda en afirmar que la Fábrica “es su segundo hogar, donde pasamos horas muy buenas, buenas, regulares y malas”.
Todos los sueños y proyectos de familia -comenzó a trabajar poco antes de casarse- los formó como trabajador de la Fábrica.
Santilli se desempeña en el laboratorio de calidad, donde analizan todo lo que entra, es decir, lo que compra la industria castrense y lo que vende, es decir, lo que produce.
Desde hace 39 años que se levanta a las 4.30 para tomar el colectivo que lo lleva a su trabajo. “Ya tenés un reloj biológico, que hace que, aunque estés de vacaciones, te haga levantarte temprano. La ventaja es que cuando estás de vacaciones, seguís durmiendo”, dijo.
Como ventaja de su empleo, destaca la relativa estabilidad.
Considera que los trabajadores, además de poner sus brazos al servicio de la producción de bienes y servicios, tienen que poner inteligencia “para saber elegir bien a los representantes, tanto del Gobierno como de los gremios. Porque en los ‘90, hubo pocos gremios que defendían de verdad a los trabajadores y se ocupaban más de los negocios quedándose con las ART, las AFJP y todas las cosas que inventaba el menemismo”.
En teoría, le falta un año para jubilarse, algo que no lo deja muy tranquilo. “Si me jubilo ahora, con el porcentaje del sueldo en negro que tenemos, no cobraría nada. No sé cómo haríamos con mi familia para sobrevivir con la poca jubilación que me correspondería. Es una vergüenza que el mismo Estado pague en negro los salarios”, dijo.
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