Un salón de Usos Múltiples colmado fue el contexto del acto aniversario por la primera década del IPEM 322, la primera escuela secundaria de la faz pública que tuvo Villa Nueva.
Brilló Quijotada con su puesta en escena, que fue muy aplaudida, hubo entrega de subsidios del Gobierno local y del legislador provincial Marcelo Frossasco para la institución, el descubrimiento de una placa, presentes a los abanderados de estos diez años, entre otros reconocimientos.
Se observó, además, la presencia de los directivos de establecimientos públicos de Nivel Medio de Villa María, como los del ex Nacional, el Abraham Juárez y la ex Escuela del Trabajo.
La docente Paula Perazolo brindó palabras “para compartir con mis compañeras” y despertó mucha emoción.
“Aquí dejamos nuestros ideales, las convicciones que nos sostienen, los miedos a lo nuevo, las formas personales, los gestos, todo lo que nos constituye como trabajadores de la educación”, indicó. “Juntos levantamos día a día el valor del tiempo y de la palabra. Porque estamos convencidos de que debemos dar la palabra a nuestros alumnos, para que no les dé lo mismo cualquier palabra, en cualquier lugar y de cualquier modo”, sentenció.
“Qué bueno mirarnos y decir que somos decisivos a la hora de modelar modos de ser, de pensar y de sentir, porque no nos olvidamos que además de estar dedicados a enseñar, estamos ocupados, fundamentalmente, en el aprendizaje y que los valores no son declaraciones grandilocuentes sino prácticas permanentes”, sostuvo la profesora.
“Los valores se enseñan y se aprenden, pero sobre todo se practican”, dijo en otro tramo de su alocución. “Es tanto lo que ya construimos pero mucho nos falta aún. El reto es enorme; las posibilidades, modestas, pero con una precisa combinación de entrega, astucia y delicadeza lo lograremos, porque nos sostiene el deseo interior”, resaltó.
Por su lado, la directora Susana Ballarino subrayó en su discurso que “los docentes somos responsables de hacer que esta escuela sea cada vez más grande y plena; por ello nuestra tarea es integrar pensamiento, lenguaje y práctica para que el adolescente inicie su camino personal de aprendizaje y que comprenda que solamente a través de la experiencia en la lectura, en la escritura, en la resolución de problemas, con el asombro, el interés y el esfuerzo puede obtenerse un significado del ‘hacer’ en la escuela”. También afirmó que “no hay práctica más antipedagógica que la indiferencia”. Luego, abrazó a su hermana, la inspectora Silvia Ballarino.