Los tribunos José Naselli y Gustavo Maristany volviendo a la carga rechazando nuevas órdenes de pago relacionadas con el Eninder y la obra del techado del Anfiteatro municipal.
El nudo de la historia comenzó hace más de un año cuando el Ejecutivo municipal resolvió adelantarle al ente dos millones de pesos para la obra financiada por el Gobierno nacional.
Hoy, parte de ese dinero remitido desde la Nación vuelve al erario público en órdenes que suman 1.126.814,26 pesos y que fueron observadas y rechazadas por los vocales del Tribunal.
En la Resolución 74, Naselli y Maristany ponen énfasis en sus actuaciones anteriores en contra de las mecánicas de dichas transferencias que “priva al Tribunal de Cuentas la posibilidad de operar como un verdadero mecanismo de control de la inversión de los caudales públicos”.
Recordando que bajo “diversos pretextos” el intendente no rinde las cuentas solicitadas, los tribunos agregan más cuestionamientos en su disposición con fecha 6 de mayo de 2011.
“En el tratamiento de estas transferencias, surge un elemento nuevo: la ‘amortización’ (decidida en forma arbitraria y caprichosa) del préstamo (disfrazado bajo el eufemismo de entrega a cuenta) realizado por la comuna al Eninder.
El Eninder ha disfrutado durante más de un año de este dinero, sin pagar un solo centavo de interés, y que ahora amortiza parcialmente, sin reparar el perjuicio irreparable que Eduardo Accastello ha ocasionado al erario municipal, al disponer a su capricho y voluntad de un dinero completamente desvalorizado, aniquilado por una inflación imposible de disimular, operatoria funesta, deplorable, que se enmarca en su política de disponer de los dineros públicos a su antojo, sin trabas éticas ni legales de ninguna naturaleza”, precisó el artículo segundo de la resolución firmada por el tribuno de la Democracia Cristiana José Naselli y el radical Gustavo Maristany.
Finalmente, en los fundamentos del rechazo a las órdenes de pagos, los vocales del Tribunal apuntan a que “quizás esta deleznable práctica administrativa sea el embrión, el anticipo, del plan publicitado pomposamente como Banco Regional, (por ahora en ‘agua de borrajas’), de utilizar la caja municipal como mecanismo ajeno al interés del ciudadano que alimenta esa caja con sus impuestos”.