Julián Domínguez, el hombre del Gobierno al que le tocó pilotear la relación con el campo después del conflicto de 2008, estuvo en Villa María.
En su discurso en el Campus de la Universidad Nacional de Villa María (UNVM) reivindicó lo que él llamó “el debate que ha habido en la Argentina, porque puso la cuestión federal en la agenda pública”, en clara referencia al pasado conflicto.
Agregó que no hay que desconocer “que el campo es constitutivo del ser nacional” e hizo un repaso histórico recordando que en los festejos del Centenario el país tenía buena producción “sin productores, lo que parió el Grito de Alcorta”, rebelión que fue el inicio de la Federación Agraria.
Se definió como federado “y filosóficamente cooperativista” y recordó que cuando la presidenta lo llamó a ocupar el cargo le pidió que convocara “a todos los sectores, que trabajara especialmente para los pequeños productores y que el Ministerio “no podía ser parte del problema, sino que tenía que aportar soluciones”.
Con ese objetivo se propuso “terminar con la agenda del desencuentro” y se mostró orgulloso por lo realizado.
Expresó que la filosofía del Gobierno es “la de dejar que el mercado se las arregle donde puede arreglárselas e intervenir subsidiando donde el mercado no puede”.
Remarcó que “no se tienen que enojar porque cuidamos el consumo interno. Lo vamos a seguir haciendo”.
Está convencido de que “el productor argentino es el más eficiente del mundo” y por eso espera que el país, junto al resto de América Latina asuma un rol importante en la producción de alimentos para el futuro “que es hoy”.
Al final, tuvo un párrafo específicamente político refiriéndose a las elecciones de octubre. “Yo no sé por quién va a votar el campo, pero siento que va a apoyar un modelo que defiende al productor”.