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Juan Aimar trata de escapar de Andrés Aimar. Alumni fue al ataque sin ideas y nunca supo cómo quebrar al equipo riocuartense |
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Escribe: Juan Manuel Gorno
Entre tantas derrotas que Alumni sufrió en Plaza Ocampo a lo largo de todo el campeonato, la de ayer, sin dudas, fue la más dolorosa.
Lo que debía convertirse en un clásico de fiesta como para acomodarse en la tabla de posiciones y dejar más hundido a su rival de siempre, terminó en el silencio sepulcral de los simpatizantes villamarienses que nuevamente fueron testigos directos de una tarde-noche nefasta del equipo.
Esta vez no hubo quejas generalizadas por el arbitraje ni cuestiones relacionadas a la suerte.
Estudiantes de Río Cuarto, que llegaba con la soga al cuello, ganó 3 a 1 sin cuestionamientos y afiló la daga peligrosa del descenso y la promoción que amenaza al conjunto fortinero, más que nunca.
"¿Es justo que nos pase esto ahora?", se preguntaban algunos hinchas en las tribunas, soportando la fría noche con la calentura lógica del resultado en contra. Y la respuesta no la tiene la justicia, sino el mal funcionamiento de un equipo fortinero que jugó mal, pésimo, horrible. Fue desordenado para defender, predecible para atacar y escaso de corazón para levantarse.
Supo el rival, antes del partido, que Alumni buscaba al grandote Leonardo Abálsamo mediante pelotazos; entonces el técnico Jorge Grassi lo contrarrestó con otro grandote (Juan Palandri) para empezar ganando una pulseada importante. Encima, Víctor Riggio dejó de arranque en el banco a Diego Manicero, ubicando a Luciano De Bruno como extremo por la izquierda, buscando algo que no salió nunca.
Sin tener peso arriba y repitiéndose en pelotazos sin destino, el local tardó en encontrar otra fórmula para jugar y dejó crecer a un rival que no parecía tener demasiado compromiso para tomar protagonismo.
Así, el primer tiempo fue un bodrio, aunque Estudiantes dejó desde el inicio un llamado de atención con la movilidad y potencia de Nicolás Gatto, quien al final resultó ser la figura del partido.
A los 3 minutos, el ex Atenas guapeó en el área y definió por debajo del arquero Jonathan Scalzo que no pudo cortar, pero el santiagueño Hugo Yocca salvó sobre la línea la caída de su valla.
A pesar que De Bruno no desbordó por la izquierda (porque no es lo suyo) y que extrañó en demasía a los carrileros suspendidos (Renato Riggio y Román Strada), el elenco fortinero mejoró sobre los últimos instantes de la etapa inicial y también tuvo una chance clara cuando Leonardo López, en una de sus pocas apariciones rutilantes, llegó al fondo y tocó atrás para el remate final de Juan Aimar, pero la pelota no entró porque fue desviada entre Abálsamo (en offside) y el arquero José Mancinelli.
Tres mazazos
El clásico debió postergar sus emociones para el complemento, cuando Alumni pareció salir con mayor ambición, pero no supo reflejarla en los últimos metros. De hecho, Abálsamo encontró una pelota en el área chica que alcanzó a desviar con lo justo Palandri, jugándose la humanidad ante el remate.
Todo lo contrario hizo el "León del Imperio", que abrió el marcador rápido por la calidad de Andrés Aimar, quizás uno de los pocos que intentó jugar siempre en el partido.
En un tiro libre casi sobre un ángulo de la puerta del área grande, el hermano del "Payaso" dio alegrías al circo celeste. Sacó un disparo perfecto, esquinado y colocó la pelota al lado de un palo.
Ese gol terminó por desnudar las falencias de Alumni, que salió desesperado en búsqueda del empate, mientras el "Tano" movía la estructura con el esperado ingreso de Manicero.
Aferrado al buen trabajo de sus centrales y aprovechando el adelantamiento sin ideas de Alumni, Estudiantes se abroqueló bien y aplicó el segundo "mazazo" de contragolpe, con un centro que Gatto recibió solo, en el área, para definir de cabeza por arriba de un arquero que quedó a mitad de camino.
Corrían 21 minutos y la desazón era un peso que Alumni no alcanzaba a borrar. Por eso el visitante cerca estuvo de golear temprano, pero Tambussi y luego Gatto dilapidaron situaciones frente a Scalzo, quien tapó los dos remates.
Lo curioso que, aún jugando mal, hubo una luz de esperanza para el equipo fortinero cuando Guillermo Puñet, tratando de cubrir ante la corrida de Herrera, se hizo un gol en contra, a los 40 minutos. Sin embargo, ahí nomás se fue expulsado "Falucho", por doble amarilla. Y más tarde, la roja fue para De Bruno, por un error del árbitro.
Gatto, héroe de la noche, colocó el tercero a los 48', después de otra desatención del fondo villamariense y otra vez definiendo por encima del arquero. Después no existió más que la fiesta ajena, mientras el local retomaba la senda más triste, aquella que sigue marcándole un destino de sufrimientos.
La figura
Nicolás Gatto fue una pesadilla para el fondo de Alumni y lo certificó al final, con dos buenas definiciones. También se destacó Andrés Aimar, el conductor del visitante, autor de un golazo de tiro libre.
El árbitro
El casildense Carlos Boxler dirigía bien hasta que se equivocó en la última expulsión, la de Luciano De Bruno, quien fue a buscar una pelota sobre el arquero y, aunque llegó a golpearlo, no tuvo intención. Una amarilla hubiese sido suficiente.
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