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“Nuestra experiencia nos indica que las mujeres no quieren estar en el ámbito de la prostitución”, resaltó |
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“Nosotros creemos que la prostitución no es un trabajo. No juzgamos a las personas, pensamos que cuando se ingresa en ese ámbito es muy difícil que no se caiga en las redes de la mafia.”
Alejandro López es uno de los integrantes de la organización local Vínculos en Red (que lucha contra la trata de personas) y esa es unas de las frases que pronunció cuando se le comentó sobre la postura de AMMAR, la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina, filial Córdoba, desde la que señalaron que se sobredimensionó la problemática de la trata y que se las victimiza.
Días atrás, EL DIARIO publicó las expresiones de Eugenia Aravena, presidenta de la AMMAR, quien aseguró que la mitad de las afiliadas (cerca de 700) eligió la prostitución como manera de ganarse la vida y que no ocurrió que no tuvieran otra opción. También resaltó que la actividad sexual es un trabajo.
López participó ayer a la mañana de una conferencia de prensa en la Universidad Nacional de Villa María (ver página 10) y fue abordado por este matutino sobre la posición del sindicato de trabajadoras sexuales.
“Si fuera un trabajo, enseñaríamos prostitución en las universidades y sería una opción. No creemos, además, que se elija este tipo de vida”, declaró.
López dijo que Alicia Peressutti y su equipo de Vínculos ha tenido aproximadamente 700 entrevistas con mujeres que “dicen que ‘no queremos más estar en esto’”.
“No estamos hablando desde una cuestión religiosa”, aclaró luego y afirmó: “La prostitución es la violación reiterada de una persona a cambio de dinero, no creemos que sea una opción de vida”.
También sostuvo que “es imposible legislar” sobre la actividad, como plantean desde AMMAR. “Si se llega a legislar, inmediatamente dejaremos las puertas abiertas a un montón de organizaciones que van a poder accionar legalmente”, advirtió.
Además, cuestionó que “ellos quieren los beneficios y no las obligaciones cuando hablan de legislar”. “Si yo voy a un restaurante, observaré que hay inspecciones bromatológicas y un montón de aspectos que deben cumplirse para garantizar que la comida no haya estado mezclada con cucarachas”, ejemplificó. “En este caso, tiene que haber libreta sanitaria, control del cliente, etcétera, y ellos no quieren. Hay que garantizarle al usuario que el cuerpo es de buena calidad”, ilustró con desazón.
López indicó que con su esposa comenzaron en esta lucha hace cuatro años y desde entonces conocieron muchísimas circunstancias que los entristecieron y alarmaron. “He visto a chicas de 30 con pañales, por los daños del sexo anal y vaginal. Atienden a 30 tipos por noche...”, indicó emocionado.
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