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1- El ingeniero Roberto Bergero con los estudiantes Román Mangini y Larisa Zárate, autores de la iniciativa. 2- La malla de polímero se fabrica en Canadá. En Argentina, nunca se usó para las industrias lácteas |
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La Unidad de Vinculación Tecnológica (UVT) de la Universidad Nacional Tecnológica, Regional Villa María, busca dar respuestas a los problemas que se presentan en la producción de la zona.
Uno de los problemas que vienen afrontando las usinas lácteas de la provincia, especialmente las más chicas, es la limitación para cumplir con las exigencias de las disposiciones legales (Decreto 415) para el adecuado tratamiento de efluentes.
Por esa razón, el ingeniero Roberto Bergero junto a los estudiantes Román Mangini y Larisa Zárate, de la Tecnológica, desarrollaron un proyecto que tendrá el financiamiento del Ministerio de Ciencia y Tecnología, que aportará los recursos para que se ponga en funcionamiento en una planta láctea “El Destino”, ubicada sobre la ruta 9, a la altura del kilómetro 523, de Morrison.
La tecnología que aplicarán es en base a un filtro o una malla de polímero, cuyo entramado permite dejar pasar los líquidos ya tratados y contener a los sólidos.
“Para que los sólidos queden dentro de la malla, es necesario hacer un tratamiento previo”, explicaron los especialistas.
Ese proceso consiste en un primer paso que es la coagulación “que es un proceso químico que técnicamente se denomina desestabilización electrostática, es decir, que se agrega carga para que no se repelan las partículas de los sólidos de los efluentes”.
El segundo paso se denomina “floculación”, que es un mecanismo físico que incorpora una paleta de movimiento lento. Con este proceso, logran hacer los sólidos “más gruesos” para que puedan tratarse mejor.
“Para entender la importancia de este proceso hay que señalar que los efluentes de las industrias lácteas están compuestos de líquidos y sólidos. Los sólidos pueden ser gruesos, con los que no hay problemas porque se separan con facilidad o coloides, que son partículas más chicas que las primeras y que hay que agruparlas para poder tratarlas”, indicaron.
Actualmente, la mayoría de las plantas lácteas chicas utiliza un proceso biológico de tratamiento de efluentes.
Esto consiste en una laguna a la que se incorporan bacterias, donde se desechan esos efluentes esperando que las bacterias den cuenta de ellos.
“Sin embargo, esto no funciona siempre, porque el método biológico anda bien en climas cálidos, donde las bacterias se reproducen. Aquí no siempre es eficiente si al menos no se trata previamente”, indicaron.
Disposición final
Con el tratamiento propuesto por los especialistas de la Universidad Tecnológica, se utiliza un tanque donde se hace el proceso de coagulación y floculación para que luego pasen los efluentes por un tubo hecho con la malla de polímero y de allí, los líquidos pasan a la laguna con las bacterias que tienen “menos trabajo” al tener que abocarse sólo a una parte de los efluentes.
Con los sólidos que quedan en la malla se forma un elemento conocido como “land farming” que mezclado con el suelo actúa como fertilizante “dado que aporta materia orgánica y otros elementos que enriquecen la tierra”, explicaron.
En cuatro o cinco meses -contando a partir de que llegue el dinero- estaría en funcionamiento la novedosa planta, que tiene la ventaja de ser más accesible para las Pymes y, esperan, más eficiente.
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