Cuántas, cuántas historias comenzarán a rodar (tantos tendremos que expresarnos para exorcizar este dolor). Quizá no sea sorprendente (porque ya sabíamos que eras así), que tu mano siempre iba más allá. Que no dudabas en poner el cuerpo y el alma para todas las causas nobles.
¿Cuántos hijos tuviste en verdad?... (Perdón Vale, pero somos muchos).
Tu razón de ser fue dar/darse, por eso ahora nos sentimos desamparados, confundidos, terriblemente desconcertados y tristes.
Gracias querida amiga, por acompañarme en la primera ecografía de Lucio, por estar ahí expectante cuando salimos de la sala de partos, por llevarme a Pasco, por hacerme la mudanza, por tu ayuda en el Placard de los Angeles, por alojarme en tu casa en momentos muy difíciles de mi vida, por llorar a mi lado cuando murió mi perro Milton. Por tu pasión, por tu fuerza, porque jamás podremos olvidarte compañera, amiga del alma.

Verónica González
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