Escribe: Jesús Chirino
En la primera plaza de Villa María se erige un monumento en honor a Bernardino Rivadavia, político argentino que por el lapso de 17 meses ejerció la Presidencia de las Provincias Unidas del Río de la Plata. Pocos recuerdan los nombres de los artistas que realizaron la escultura que se alza en el centro de la única plaza que figuró en el plano que en 1867 mandó a realizar el dueño de estas tierras cuando decidió convertir parte de su campo en una población.
Homenaje a Rivadavia
El 22 de abril de 1928, en la plaza que desde hace años lleva el nombre “Independencia”, se desarrolló un acto organizado por la administración del Estado municipal, que por entonces estaba a cargo de Eugenio Parajón Ortiz (finalizaría el período de su primer Gobierno el 1 de mayo).
El encuentro tenía como objeto brindar homenaje a la controvertida figura de Bernardino Rivadavia, político porteño de ideas liberales. En aquella oportunidad se inauguró el monumento que aún se conserva en el centro de ese paseo de la ciudad.
Desde la visión del intendente, aquel hombre era merecedor de homenajes superiores, llegó a pensar en cambiarle el nombre a la ciudad. En lugar de Villa María el intendente Parajón Ortiz intentó que esta localidad se denominara “Ciudad Rivadavia”.
El 16 de julio de 1927 el Concejo Deliberante de la ciudad aprobó el proyecto remitido por el intendente mediante el cual se autorizaba la construcción “de un monumento a la memoria de don Bernardino Rivadavia, en la plaza Independencia de esta ciudad”. El proyecto llegó al legislativo local acompañado por una conceptuosa nota firmada por Parajón Ortiz y su secretario Ramón Campagna. Al pie de la ordenanza se plasmaron las firmas de Porfirio Seppey (padre), entonces presidente del Concejo y el secretario Juan S. Arregui.
Firmas en bronce
La escultura en bronce de Bernardino Rivadavia que corona el monumento es obra de dos artistas que no muchos recuerdan en la ciudad. En la parte frontal del pie de la escultura, el metal aún muestra los nombres de Pablo Tosto y Antonio Gargiulo. Se trata de figuras del ambiente artístico-cultural de aquellos años que contaron con el reconocimiento de sus pares y del público en general. Muchas de sus obras aún pueblan paseos públicos como esta plaza que referimos en nuestra Villa María.
Si bien estos dos profesores de la Academia de Bellas Artes de Buenos Aires fueron los responsables del aspecto artístico y la realización concreta del monumento, también se conformó un comité que trabajo para el éxito de proyecto. Esa comisión estuvo conformada por José María Lara, Juan B. Vieira, Gregorio P. Parra, Félix A. Sanmartino, Antonio Barbiera, Miguel Villafañe Tapia, Antonio Sobral, Roberto Libedinsky, Alberto Durrieu, Ramiro L. Suárez, Constante Sobral, Carlos Freson, Carlos Alvarez, Emilio Seydell y Alberto Bérgami.
Artista de renombre
Gargiulo fue un escultor argentino, nacido en 1897 y fallecido en el año 1968, que desarrolló una más que interesante carrera artística. Entre sus antecedentes no puede dejarse de lado que colaboró con Rogelio Yrurtia en la realización de la obra cumbre de éste denominada “Canto al trabajo”, imponente grupo escultórico ubicado frente a la Facultad de Ingeniería de la Universidad de Buenos Aires.
La consagración de Gargiulo llegó en 1925 con la obra Hierro viejo y, en 1924, la presentación de otra titulada Humanidad que contó con grandes elogios de los críticos de la época. Otra de sus más celebradas creaciones es Plenitud de la vida, inaugurada en abril de 1937, ubicada en la plaza “Ciudad de Banff” del barrio de Versalles de Buenos Aires. Más obras de este hombre que supo lograr premios en el Salón Nacional y el Premio Municipal de Buenos Aires, pueden verse en el museo de La Boca junto a las de su esposa, la destacada escultora Elena F. Guarnacha Altamira. También en el norte argentino encontramos obras de Gargiulo. Por ejemplo en la localidad de Humahuaca, más precisamente en el cabildo del lugar, se encuentra una estatua de bronce cincelado y patinado que representa a San Francisco Solano, con articulación en ambos brazos y cabeza que hace sonar el reloj público. Otro dato para rescatar de este escultor es que ideó un método para enseñarle a esculpir a los ciegos.
Lo de Tosto
Por su parte el otro firmante de la escultura que homenajea a Bernardino Rivadavia en Villa María, Pablo Tosto, también fue un artista fructífero. Entre sus obras podemos mencionar el monumento a Justo José de Urquiza, el que se encuentra en la plaza Echeverría de Villa Urquiza.
Tosto nació en Sicilia, en 1897, se radicó en Argentina cuando corría el año 1900. De su actividad creativa supo expresar “no soy escultor porque esta profesión sea lucrativa o expectable; mi vocación la mantengo como a un hijo díscolo y costoso; he trabajado en toda clase de tareas para el sustento de los míos y de mi escultura”. Todos estos conceptos, y otros, están en el libro de su autoría publicado en el año 1968 “Antografía escultórica – Pablo Tosto 1914-1964” . En esa obra se encuentra referenciado el monumento ubicado en la plaza Independencia de Villa María. Según se dice allí, Rivadavia está representado en el momento en que profirió la frase “Dios y la historia me juzgarán”. Oración que puede leerse, escrita en grandes letras metálicas, en la parte posterior del basamento (falta una “A” en la última palabra). La escultura de Rivadavia tiene su mano izquierda apoyada en una representación de tablas de leyes en la que se enuncian algunas de sus principales acciones de Gobierno: “Ley de enfiteusis, Reforma religiosa, Ley del olvido, UBA, S. de beneficencia”.
Deteriorado
En su libro, Tosto también especifica que el bronce posee 3,50 metros de alto, en tanto que el basamento sería de 6,50 metros. Se dice que este último fue realizado en mampostería por el municipio según el proyecto del autor. Observándolo actualmente hay que decir que necesitaría una restauración pues el paso del tiempo ha hecho lo suyo.
En otra leyenda, también en letras metálicas, en el frente del monumento que da hacia calle Sobral, puede leerse “A Bernardino Rivadavia. El pueblo de Villa María - MCMXXVIII”. También se observa una placa de bronce con la inscripción: “La municipalidad y el pueblo de Villa María al más grande de los civiles argentinos Don Bernardino Rivadavia. Homenaje del intendente municipal Dr. Eugenio Parajón Ortiz 22- 4-1928”. También se encuentran más placas, una de 1978, también del municipio, otra en el costado que da a la calle Entre Ríos señala: “Un sincero homenaje de la sociedad israelita a los patricios argentinos en el sesquicentenario de la Revolución de Mayo. Villa María 1960”.
Una placa ubicada en el costado del monumento que da hacia calle Mendoza reza “El pueblo de Villa María al primer presidente argentino Don Bernardino Rivadavia. En el centenario de su muerte. 1845-2 de setiembre-1945”, tiempos del comisionado municipal Félix Grissoni.
Que esta nota sirva para rescatar del olvido los nombres de autores de esta importante obra artística.
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